Bilbao? Locura, revolución, boom, fiebre... son algunos de los de los términos que tratan de describir el considerable crecimiento del mercado de las bicicletas y sus aledaños (textil, calzado, componentes...) en los últimos años, un movimiento sectorial que en Euskadi ha logrado recuperar la feria de la bicicleta, encarnada en BIBE, un evento que durante este fin de semana recoge el testigo con 170 marcas en 90 estands para mostrar las novedades del próximo año, el hilo argumental de la mítica Cycle. “BIBENace con el espíritu de consolidarse como una gran feria”, expone José Bonilla, director general del certamen. BIBE es la desembocadura de la pasión por las bicis, un combustible que ha ganado octanaje en los últimos tiempos, según desvela Roberto López, product manager del fabricante de bicicletas BH. “Los datos apuntan a que existe un importante repunte en el mercado. Las ventas de bicicletas son buenas, se puede decir que existe una fiebre por la bicicleta”.

Si para Roberto se trata de una fiebre, para José Bonilla el pespunte del mercado es “una revolución” que se asienta en la movilidad sostenible; la bicicleta vista “como un medio de transporte y en el pelotazo de las bicicletas eléctricas que facilitan mucho las posibilidades para ser empleadas sin tanto esfuerzo por lo que el mercado se abre mucho”. Nestor Arana, responsable de comunicación de Etxeondo, la firma textil para ciclismo, le quita un poco de levadura al suflé. Descarta referirse al crecimiento del mercado ciclista como “un boom o una locura” porque según su experiencia es “algo más progresivo”, si bien reconoce que es evidente que hay un mayor uso de la bicicleta en los últimos años. “Antes no se veían tantos cicloturistas como ahora”, apuntan desde Etxeondo, que ha fortalecido la exportación y produce como nunca.

nuevo paradigma Durante décadas la bicicleta pasaba de ser un elemento para corretear por la infancia y pedalear por la adolescencia a una máquina para ser ciclista, cosida, casi irremediablemente al deporte y a la competición. Esa soldadura, aunque perdura, ha cambiado, no es única. El uso de la bicicleta como vehículo para desplazarse por la ciudad, con monturas urbanas, o por carreteras secundarias, una bici tipo treking, es otro de los puntos fuertes para entender el ascenso de ventas y la pujanza del sector, más si cabe si las bicicletas incorporan pequeños motores eléctricos que estiran el público. “En nuestro caso hemos vendido el doble de bicicletas eléctricas de las que habíamos pensado”, apunta Roberto López desde BH. “La bicicleta eléctrica está destinada a ser el smartphone de las bicicletas”, enmarca José Bonilla. “La bici eléctrica consigue que el uso de la bicicleta como medio de transporte se abra paso con fuerza porque puede ser utilizada por todo el mundo independientemente de su estado de forma”. Ese planteamiento de vehículo sostenible, absolutamente limpio, y alcance de la mayoría, llevó al EVE, (Ente Vasco de la Energía), a contribuir a su financiación con ayudas que llegaban hasta los 500 euros. Ese modelo es el que estudia el Gobierno español, que pretende implantar “una especie de Plan Pive para la compra de bicicletas eléctricas”, anuncia Roberto López. En Francia, las bicicletas que son empleadas para acudir al trabajo también están siendo subvencionadas por las autoridades.

más bicis que balones El uso de la bicicleta parece ser una cuestión de Estado y si no lo es se lo parece. Basta con atender a las cifras de ventas. “Según el cálculo realizado por el sindicato de fabricantes hay más bicicletas que balones en las familias”, indica Roberto López, convencido de que en el sector continuará la bonanza porque la sociedad y sus prioridades, también en transporte, están mutando. “Aunque resulte paradójico, la crisis está ayudando a vender más”, determinan desde BH. En el Estado español se adquieren un millón de bicicletas al año. De esa cifra total, Euskadi absorbe entre 250.00 y 300.000 bicicletas al año. Junto con Catalunya y Levante es el mercado con mayores ventas. “Aquí siempre ha habido mucha tradición”, constata Nestor Arana, de Etxeondo, una firma que vistió entre otros a escuadras como Reynolds, Kas, Once o Euskaltel-Euskadi. “Además de la cifra de ventas, hay que reseñar que el mayor gasto medio por bicicleta se produce en Euskadi”, apunta Roberto López, que sitúa el precio medio “cerca” de los 900 euros. Eso también ocurre cuando se gira la vista hacia el textil, que arropa la venta de bicicletas. “Catalunya y Euskadi son mercados muy potentes. Además, si tenemos en cuenta que muchos de los cicloturistas son gente más o menos acomodada en lo económico, pues gastan dinero”, certifican desde Etxeondo.

En una época donde no sobra el dinero la industria del ciclismo se muestra fuerte, con el suficiente poder de convocatoria y con el horizonte despejado. En esa tesitura debe circunscribirse el nacimiento de BIBE, que espera recibir la visita de entre 15.000 y 20.000 personas, “compradores potenciales” desde el punto de vista del sector. “Creo que hubiésemos ocupado 3.000 metros cuadrados más sin problemas”, dice José Bonilla, consciente de que se debe pulir el evento para las próximas ediciones. “Si bien la respuesta de las marcas ha sido muy buena, también es verdad que algunas de ellas decidieron no colocar stand porque nos faltaba tradición e historia. Sin embargo, hay varias marcas potentes que han visitado la feria para ver cómo funciona y me han trasladado la idea de que les interesaría estar en la próxima edición”. A la espera del resultado final y del balance de la feria, que quiere recuperar el esplendor de antaño, las personas consultadas reconocen que “se trata de una gran noticia para las gentes del sector”. Los locos por las bicis. l