Vitoria - En la Patagonia (Argentina) le han obligado, entre otra clase de pruebas inhumanas, a comer cerdo crudo o incluso insectos. Sin embargo, Diana se siente una superviviente capaz de superar los obstáculos más insalvables. En esta entrevista, hace un repaso de lo que ha sido su paso por un concurso que ha puesto a prueba su capacidad de resistencia en las condiciones más adversas de frío y hambre.

Hace karate, remo... No se meten con usted por la calle, ¿no?

-No soy de meterme en líos. No es porque haga esos deportes, sino porque soy una chica muy tranquila. Cuando se meten conmigo, me doy la vuelta y ya está. Soy bastante pacífica.

La mujer deportista no suele escoger estas modalidades. ¿Por qué usted sí?

-Soy consciente de ello. Soy una chica que siempre ha necesitado hacer deporte. Tengo algo dentro del cuerpo que necesito sacar, sobre todo mi mala leche. Yo animo a la gente a que haga cualquier deporte. Te relaja. Estoy seguro de que, si lo hicieran, se lo pasarían bien porque es súper divertido.

Seguro que ha ganado grandes combates. ¿Hay algún rival a la que le gustaría medirse y darle una buena patada?

-Posiblemente el Rey, que me está aburriendo últimamente tanto tiempo en la televisión con su abdicación (risas). Algún político también, pero tampoco estoy muy puesta en ese tema. Paso un poco de todo en general. Me parece estar oyendo todo el rato la misma canción, así que pelearía con cualquiera.

Bildu ha quitado muchas subvenciones a los deporte de élite en su Donosti natal. ¿Le parece una buena medida?

-Creo que lo que les quitan a ellos, nos los tendrían que haber dado a todos los que no cobramos nada. Yo me tengo que sufragar mis viajes cuando compito fuera, así que algo ya nos podía caer a nosotros. No me importa hacerlo porque el karate me ha dado la vida. Sobre todo, me quedo con los amigos y la gente que he conocido gracias a él.

Regenta junto a su madre un bar en el centro de San Sebastián. Hoy en día, hay que ganarse la vida como sea, ¿verdad?

-Sí, llevamos un par de años al pie del cañón. Al final, si quiero ir a los sitios a competir en cualquier evento, necesito el dinero.

¿Es una manitas a la hora de cocinar?

-No, he de reconocer que la mejor cocinera es mi madre. Yo la animo y la miro mientras ella prepara las cosas. Pero paso más tiempo en la barra. En casa, cocino lo justo y lo necesario. Me gusta, pero me queda poco tiempo para aprender con todo lo que entreno.

Lleva casi seis años viniendo a entrenar al Yin-Yang. ¿Es una patatera más o le sigue tirando su hogar natal?

-Si soy sincera, me sigo considerando una guiputxi. Cuando veo en los periódicos que ponen que soy alavesa, me sulfuro un poco. No es que me siente mal porque a Vitoria vengo encantada, pero mis amigos luego me vienen extrañados a pedirme explicaciones. En el fondo, no me quejo porque para un periódico que me saca... Es tan poco conocido el karate en Donosti que no salimos nada. No me da rabia que no nos sigan mucho, sino que no valoren nuestros éxitos nacionales e internacionales.

Hizo prácticas en una agencia de viajes, pero luego no tuvo suerte a la hora de encontrar trabajo. ¿Muy decepcionada o es lo que hay con esta maldita crisis?

-Estuve haciendo prácticas con más gente y de mi promoción nadie ha encontrado curro. Con eso te lo digo todo. Ya sabemos lo que hay. Hoy en día, la cosa está mal en todos los lados. Con Internet, es una profesión que está muerta.

Tras su doble experiencia en 'El Conquistador', ¿ha dejado de ser alguien anónima?

-Sí. No me esperaba que me fueran a reconocer tanto por la calle. Es una pasada.

Cuénteme, ¿por qué se animó a participar en el reality?

-Si te cuento la verdad, no sabía ni lo que era el programa. Mi entrenador de karate, Pablo Estensoro, me preguntó si quería ir a El Conquistour, que es lo que se hace en verano con los bomberos de Intxaurrondo. Necesitaban una chica, me presenté y me engancharon.

En la primera edición, fue finalista y el público la escogió como la mejor participante. ¿Tiene que ser a la fuerza una mujer de hierro?

-El sufrimiento para la consecución de un objetivo en la vida es algo que me apasiona. De esa manera, me demuestro a mí misma y a la gente que siempre puedo más. Esa filosofía la tengo muy marcada.

Hay mucha gente que opina que a estos programas únicamente van frikies... ¿Los aburridos son ellos?

-A ver... Es cierto que cada vez están yendo más frikies y que el programa ha ido perdiendo su gracia por muchas cosas en los últimos tiempos. El año que viene quieren meter otra vez al Tigre de Barakaldo. En vez de meter a una persona que sea un superdotado físico para superar las pruebas, prefieren a alguien que va a enseñar el culo. El que piense eso, últimamente sí tiene un poco de razón.

A lo mejor también es porque en 'Supervivientes' va lo peor de cada casa, ¿no?

-Hombre, creo que no tiene nada que ver un programa con el otro. Al de Telecinco van más famosos, gente de Mujeres y Hombres y Viceversa que tela marinera.

¿Ha pasado tanta hambre como se intuye por televisión o hay gato encerrado?

-Sí, pero lo llevaba bien. Los cinco primeros días sí fueron realmente duros. Luego, simplemente lo que sientes es debilidad. Comparado con los demás concursantes, yo perdí muchísimo menos peso. Igual es que tuve suerte por mi metabolismo.

Entre el cerdo curdo, las cucarachas... ¿qué es lo que más recomienda?

-El cerdo recién matado sabía parecido al cerdo normal.... En este programa, lo que he conseguido básicamente es crecer como persona y aprender cosas de una misma que no sabía. Eso es lo más importante.

Una curiosidad malvada. ¿Hubo mucho 'edredoning' en las ediciones donde participó?

-Que yo sepa, no. A lo mejor es que me lo he perdido. No lo sé, la verdad. Siempre oyes cosas de que hay algo, pero no lo puedo decir (risas). Sinceramente, no he visto nada.

Usted tenía la fama de que era poco problemática y no se metía en ningún lío. ¿Le molestaba que le achacaron eso?

-Hombre, tengo capacidad de aguante como todo el mundo hasta que exploto cuando me tocan las narices. Recibí buenos consejos antes de ir allí para no quedar en evidencia. He de reconocer que soy impulsiva, pero una siempre debe saber controlarse.

Los días que pasó en el purgatorio, ¿cómo los recuerda?

-Buff... Fue un pequeño infierno. Lo malo era no sólo el frío sino también el agobio de no saber cuánto tiempo ibas a estar allí. Recuerdo que no dejó de llover durante más de 24 horas, la temperatura era bajo cero, estaba la niebla enfrente... No teníamos nada de comer y la ropa estaba mojada. No nos apoyamos entre nosotros y entonces el agujero se hizo más grande. Allí mandaría a todos los políticos para que supieran lo que vale un peine.

¿Qué me dice de Patxi Alonso?

-Me lo paso bien con él. Siempre que he estado con él o he coincidido con él fuera tomando unos tragos, me ha parecido un tío muy majo y simpático. Además, es del Athletic como yo.

Eso dígalo en voz baja.

-¡Qué va! El Athletic es el mejor equipo del mundo. Mis amigos de Donosti no llevan muy bien que tenga estos colores, pero deben asumirlo.

Del programa, ¿con quién ha hecho mejores migas y con quién no se tomaría ya ni un café?

-Del primer año, me quedo con Karen. Del segundo, al principio estaba decepcionada y pensaba que no había sacado ninguna amistad, pero ahora conservo el trato con 4 ó 5 personas. De los que me llevo mal, no lo digo. Más que desagradables, son frikies. Alguno cuanto más lejos mejor. Han metido a demasiada gente que no iba a lo que es El Conquistador en sí, sino a hacer el tonto y luego ir al plató a que les paguen un dinero. Aunque sea poco, no tienen nada mejor que hacer con su vida.

¿Se va a animar a repetir en el futuro?

-El Conquistador ya es una etapa pasada de mi vida. Me gustaría ir a Pekín Express. He estado hablando con bastante gente y mis amigos tienen muchas ganas de ir. Si lo hacen, nos presentaremos todos al casting.

Por último, entre las 'sayonaras' tras la competición, las fiestas de 'El Conquistador' o las del Yin-Yang, ¿cuáles son más salvajes?

-Creo que las del karate. Todos los que entrenan conmigo son muy brutos. En todas, eso sí, me lo paso genial.