Otros años habría sonado como un sacrilegio, pero Rafa Nadal llega a Roland Garros, que comienza hoy en París, siendo un poco menos favorito. En la última década, el tenista de Manacor había sido para sus rivales en la temporada de torneos sobre tierra batida un muro casi infranqueable en lo físico y en lo mental. En 2014 se le han descubierto algunos resquicios por los que se colaron Ferrer en Montecarlo, Almagro en Barcelona y Djokovic en Roma. No solo esas tres derrotas, una cifra con la que nunca antes había pisado el Grand Slam parisino, han servido para cuestionar el dominio de Nadal en la superficie ocre, sino que el número 1 del mundo ha dado algunas muestras de debilidad y ha sufrido más de la habitual para manejar los partidos.
Sin embargo, el de Manacor ha explicado que se presenta en el recinto del Bois de Boulogne "con espíritu de lucha y con la energía renovada, sin la ansiedad que mostré en Montecarlo o en Barcelona. Jugar mucho en los últimos torneos me ha hecho mejorar". Los resultados no han sido los de otros años, ni su juego tan contundente, pero es evidente, como dice él, que no se puede estar siempre a tope, que los años no pasan en balde y la competencia aumenta en esa lucha permanente por entrar en la historia.
Rafa Nadal ha cedido muchos puntos en los torneos de tierra, de tal forma que puede perder el número 1 mundial a manos de Novak Djokovic si no gana el torneo. Pero otros datos obran a su favor a la hora de afrontar el Grand Slam parisino que puede conquistar por novena ocasión, quinta de forma consecutiva, algo que nadie ha logrado en Roland Garros. El tenista balear persigue también su decimocuarto torneo grande, con lo que rompería el desempate en la lista de siempre con Pete Sampras y alcanzaría una década ganando, al menos, un Grand Slam al año.
Los números avalan que, pese a todo, siga siendo el primero de los favoritos por ranking y por palmarés: Nadal ha jugado 60 partidos en la arcilla de París, que ha sido removida y renovada para esta edición, y solo ha perdido uno, ante el sueco Robin Soderling en los octavos de final de 2009. De todos los jugadores que arrancarán el torneo, solo él y Federer lo han ganado. "Nunca se siente rutina en Roland Garros. Siempre hay una gran emoción porque es un lugar muy importante para mi carrera", reconoce el de Manacor, que debutará ante el estadounidense Robby Ginepri, otrora peligroso y ahora el 277 del mundo, y que tiene por su lado del cuadro, precisamente, a Almagro y Ferrer, también a Dimitrov y Gasquet antes de una posible semifinal ante Murray o Wawrinka.
máxima confianza La rutina, desde luego, no es compañera de Novak Djokovic ya que Roland Garros es el único Grand Slam que le falta. El serbio, que el año pasado cedió en las semifinales ante Nadal en un duelo épico que se resolvió por un 9-7 en el quinto set tras más de cuatro horas y media, cree que cada vez está más cerca de triunfar en la tierra de París. Esa impresión está reforzada por los resultados recientes y por haber superado el susto provocado por una pequeña lesión en la muñeca izquierda.
"Ganar en Roma y hacerlo contra Nadal en tierra no es algo que ocurra todos los días", ha dicho el serbio, que llega con el depósito de la confianza a rebosar tras vencer en sus últimos cuatro enfrentamientos con el mallorquín y a distancia de poder hacerse con la primera plaza del ranking mundial. Para ello, le bastaría con que su rival no alcanzara las semifinales. Berdych, Nishikori, Raonic, Tsonga y Federer son los principales obstáculos de Djokovic, que abrirá el torneo ante el portugués Joao Sousa, en el camino hacia la final.
Pero convendría no reducir los pronósticos a un duelo entre Nadal y Djokovic. Esta vez aparece como tercero en discordia Stanislas Wawrinka. El suizo es al fin y al cabo es el ganador del primer Grand Slam de este año, el Abierto de Australia, y pese a una trayectoria posterior algo irregular por algún problema físico fue también capaz de cazar una pieza gorda como el Masters 1000 de Montecarlo. "Es posible que esté entre los favoritos, pero Nadal y Djokovic está aún muy lejos. He demostrado que puedo ganarles en estos torneos, pero ellos están en otro nivel", indica el jugador de Lausana, instalado en el tercer lugar del ranking y en el mejor momento de su carrera deportiva.
Entre ellos tres debe estar el ganador del torneo. El rendimiento de Andy Murray y Roger Federer, los otros miembros del Big Four que ha dominado el tenis en la última década, es una incógnita. Quizás para ello Wimbledon sea un objetivo más asequible.