vitoria - La extremo izquierdo, natural de Amurrio y que hoy cumple 33 años, en una de las mejores jugadoras del mundo en su demarcación. Analiza una temporada histórica en la que su equipo ha conquistado la Liga, la Copa de la Reina y la Supercopa con una suficiencia aplastante. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce alrededor del Bera Bera, inmerso en la búsqueda de un patrocinador que suavice la grave crisis que azota hoy en día a un deporte minoritario como el balonmano femenino. Pese a que las celebraciones han sido por todo lo alto durante el fin de semana, a la alavesa todavía le queda algo de voz para repasar algo histórico.

¿Qué balance hace de la espectacular temporada?

-Estoy muy contenta. Al final, hemos podido repetir lo de la temporada pasada: un triplete. A pesar de que pueda haber parecido fácil, ha sido un año largo y duro. Hemos sufrido lesiones y la plantilla era corta y con pocos recursos. Además, estaba el peaje físico de la Liga de Campeones. Estoy satisfecha porque hemos cumplido todos los objetivos marcados.

Además se proclamaron campeonas de Liga a lo grande ganando por 14 goles al Alicante...

-La primera parte le dimos emoción al tema porque acabamos igualadas. Teníamos ese ansia de ganar y estaba claro que no íbamos a hacerlo en dos minutos, sino en sesenta. Tras el descanso, salimos más centradas y todo salió a pedir de boca.

Su club, el Bera Bera, se ha convertido en los dos últimos años en el tirano de la competición. ¿Tan superiores son al resto?

-Yo creo que sí. Ahora mismo, claramente es el referente y el líder de la División de Honor. Puede ser el ejemplo a seguir. En todos los equipos ha habido en general muchos recortes y problemas económicos. Por ello, mis compañeras de la selección se están marchando al extranjero. Las que nos hemos podido quedar aquí podemos ser unas referentes para esas chicas jóvenes que vienen pisando fuerte.

En cualquier caso, la asignatura pendiente del Bera Bera reside ahora en competir con más garantías en Europa. ¿Cree que podrán lograrlo?

-Hay que ser realistas. Es complicado, porque el club dispone de muy pocos recursos económicos. Al final, vivimos de las ayudas del Gobierno Vasco y de la Diputación. Carecemos de un patrocinador privado que quiera echarnos una mano. Entonces, va a resultar muy difícil, ya que estamos hablando de que competimos contra rivales que no solo nos triplican en presupuesto sino que no se pueden comparar en cuanto a estructura y organización. Mientras la situación siga así, no lo veo factible. Podemos aprender mucho y dar la talla, pero al final hace falta dinero para poder fichar jugadoras del nivel de Champions.

Son campeonas de todo y, sin embargo, no tienen una marca que manche la camiseta. Muy triste y decepcionante que tanto esfuerzo resulte baldío, ¿no?

-La salud del balonmano femenino es crítica. Si nosotras que hemos ganado todo estamos así, fíjate cómo lo estarán pasando los equipos de la parte baja de la clasificación. Al final, somos una privilegiadas porque en el Bera Bera tenemos nuestro contrato, cotizamos a la Seguridad Social y estamos al día en los pagos. Otras están mucho peor.

A nivel personal, ¿sigue pasando su futuro por Donosti?

-En principio, tengo contrato aquí un año más y me gustaría continuar porque me encuentro muy a gusto. Siempre he dicho que no descarto posibles ofertas que puedan llegar, pero debería ser algo muy apetecible para moverme e irme otra vez al extranjero. Ya viví mi experiencia europea en Dinamarca. Al final, se hace duro. Fue algo positivo en mi carrera, aprendí muchísimo y me salió un año muy bueno, pero siempre digo que como en casa no se está en ningún lado.

Usted es como los buenos vinos, que con el tiempo mejoran. ¿Se halla en su madurez profesional?

-Sí, cada año intento estar a un nivel más alto, pero también cuesta recuperar mucho más. Me voy haciendo mayor (risas).

¿No se le estará pasando por la cabeza la retirada?

-No la contemplo ni quiero pensar en ella en estos momentos. Mientras mi cuerpo me siga respondiendo, me gustaría seguir dando guerra mucho tiempo.