vitoria - Cualquier persona que siga mínimamente el atletismo, especialmente las pruebas de mediofondo y fondo, no habrá podido evitar preguntarse alguna vez el motivo por el cual los africanos copan inevitablemente las primeras posiciones de todas las carreras y resultan inalcanzables para el resto de competidores. Pues bien, la respuesta a este gran enigma puede llegar precisamente de la mano de un vitoriano. El exatleta Jordan Santos -con un brillante expediente sobre el tartán que le permitió ser internacional con la selección española, medallista nacional y ostentar varios récords provinciales- lidera desde hace más de un año un pionero proyecto de investigación de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, que trata de hallar las claves de la superioridad keniana en las pruebas de fondo. Los primeros resultados conseguidos, desmontan algunas de las teorías más extendidas al respecto. Pero, ¿cómo se hace el tránsito del tartán a los laboratorios más punteros del mundo con sólo 29 años? He aquí la historia de una carrera a la que todavía le quedan muchos kilómetros por delante.

Nacido en la localidad vizcaína de Zaldívar el 15-01-1985, su familia se trasladó cuando Jordan apenas tenía cuatro años a Vitoria y es aquí donde, un tiempo más tarde, arranca su relación con el atletismo. Sus cualidades no pasan desapercibidas y pronto comienza a destacar en las categorías inferiores, convirtiéndose en una de las más firmes promesas de este deporte. Pese a ello, no descuida su formación académica -"siempre he sido bastante empollón y no me costaban demasiado los estudios así que dedicaba todos mis esfuerzos a entrenar y correr", bromea-y comienza a estudiar Biología en la UPV. Precisamente al entrar en contacto con una de las asignaturas de la licenciatura, Fisiología Animal, descubre un mundo que le apasiona. De esta manera, una vez concluida la carrera y siempre compaginándolo todavía con la práctica activa del atletismo, no duda en dirigirse al departamento de Fisiología de la UPV para realizar su tesis.

Allí conoce al catedrático y también exatleta Jon Irazusta, que le recibe con los brazos abiertos y comienzan a diseñar el objeto de su estudio doctoral. "Inicialmente sólo íbamos a medir y comparar las respuestas fisiológicas a intensidades fijas de lactato en atletas de diferentes especialidades, pero surgió la posibilidad de incluir en el estudio a corredores magrebíes y nos decantamos por ese camino. Al final la conclusión más relevante fue que una concentración fija de lactato no representa la misma intensidad de ejercicio en atletas de diferente nivel -lo que tiene bastante utilidad a la hora de planificar los entrenamientos-y que los norteafricanos tienen una mayor predisposición al esfuerzo pero no cuentan con diferencias fisiológicas significativas. En parámetros de trabajo equivalentes, ellos reportan un esfuerzo relativo psicológico menor, su percepción del esfuerzo es diferente a la nuestra", recuerda Santos.

En este trabajo Jordan estudió a prácticamente todos los atletas destacados del entorno -"el hecho de conocerlos me ayudó mucho a que se prestaran a ello porque no es fácil encontrar voluntarios", reconoce- y, al mismo tiempo comenzó a pensar en el futuro. Así, el empeño de este culo inquieto por buscar nuevos horizontes le llevó a dar el siguiente paso. "Mientras hacía la tesis me llamó la atención que la mayoría de la bibliografía procedía de estudios hechos en la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica así que en el tercer año (el penúltimo) busqué el contacto en Internet y les escribí explicándoles mi trabajo y diciéndoles que me gustaría trabajar con ellos", explica. La respuesta no tardó en producirse y provocó una comprensible alegría en el alavés. "Tim Noakes, que es probablemente el mejor fisiólogo del mundo, me contestó que le gustaría que fuera a su laboratorio y en el año 2011 realicé una estancia de investigación con ellos de tres meses".

Pero ese encuentro inicial es sólo el comienzo de una colaboración que promete grandes resultados. "Les gustó cómo trabajaba y un tiempo después Tim me comentó que tenía un proyecto con atletas de élite kenianos para tratar de explicar las causas de su superioridad en las pruebas de fondo. Tenía la financiación pero le faltaba el científico y los atletas y me propuso a mí, que había trabajado ya con los magrebíes, liderar el proyecto haciendo allí un postdoctorado cuando presentase la tesis. Obviamente, no me lo pensé mucho y le dije que sí", rememora.

Los meses siguientes fueron de una actividad frenética para el vitoriano. "Al mismo tiempo que terminaba la tesis en 2012 hice otra estancia de dos meses para preparar todo lo necesario para poner en marcha el proceso. El 10 de enero de 2013 defendí la tesis en la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y el 15 (mi cumpleaños) cogí el avión para Ciudad del Cabo". Desde entonces, Jordan Santos -que con el cambio de residencia decidió poner punto final a su faceta como atleta de élite de manera prematura teniendo en cuenta su juventud- se ha dedicado en cuerpo y alma al desarrollo de un ambicioso proyecto que ya tiene "a punto de caramelo". Y las conclusiones no pueden ser más novedosas.

"El primer paso fue conseguir a los corredores para poder llevar a cabo el estudio, algo que no es nada sencillo porque gente de élite no suele estar dispuesta a venir a sufrir al laboratorio sin recibir compensación alguna. Gracias a mis contactos como atleta conseguí que el exsaltador de longitud Jesús Oliván -que es profesor en la Universidad Europea de Madrid y representante de corredores kenianos- me facilitara voluntarios y durante todo este tiempo hemos estado analizando a quince fondistas, que es una cifra importante comparada con estudios anteriores", detalla Jordan.

Una vez conseguido el material, llegaba el momento de profundizar en el trabajo y ahí es donde el científico alavés ha encontrado una cuestión desconocida hasta el momento. Son múltiples las teorías que tratan de explicar la supremacía keniata en las pruebas de fondo recurriendo a diferentes ámbitos (la genética, factores medioambientales, la altitud...) pero ninguna hasta ahora ha encontrado argumentos sólidos en los que apoyarse. Jordan Santos, sin embargo, está a punto de abrir una nueva vía.

"Cuando una persona se somete a un esfuerzo extenuante de manera prolongada, llega un momento en el que el nivel de oxigenación cerebral comienza a descender hasta que, en un momento dado, tiene que parar de hacer lo que está haciendo. Sin embargo, según nuestro estudio, en los atletas kenianos esto no sucede y su nivel de oxigenación cerebral se mantiene estable", desvela el vitoriano. Esta importante revelación -que abre la puerta a nuevas investigaciones para tratar de descubrir por qué se produce y demuestra que estaba equivocada la teoría que apuntaba a la oxigenación cerebral como principal parámetro limitante que influye en la extenuación- y otros resultados preliminares de su estudio serán presentados en el Congreso Europeo de Ciencias del Deporte que se celebrará en julio en Amsterdam. Será, no obstante, un primer paso porque el maratón de Jordan no ha hecho nada más que comenzar. "En principio tenemos datos para analizar durante varios años más y, como hemos medido todo lo medible, acabaremos encontrando la causa de la supremacía keniana", advierte.