vitoria - Hace cinco años, Larraitz Bergara puso rumbo a Madrid y ya solo realiza visitas relámpago a la capital alavesa. Las 24 horas del día se le quedan cortas a esta joven de 23 años que ha sido diez veces campeona de España en diferentes categorías.
Dicen que correr es de cobardes. ¿Está de acuerdo?
-Para nada. Más cobarde es el que se queda en su casa y no hace nada. El atletismo es una alegría. Salir a correr, superarte a ti misma, competir contra los demás e intentar mejorar tus marcas... En mi caso, todo eso es lo más importante y no lo cambio por nada.
Muchos desconocen lo sacrificado que es. Además, salvo que se sea una estrella, no permite ganarse la vida, ¿verdad?
-Así es. Los que somos atletas realmente sentimos pasión por este deporte. Es cierto que es muy duro porque requiere de muchas horas de entrenamiento todos los días, hay que descansar bien, comer bien... No siempre es posible cumplir con todas estas obligaciones, pero si uno se lo toma en serio lo puede conseguir perfectamente.
¿Le molesta que se hable más de ustedes por temas de dopaje que por sus marcas?
-Está claro que es un deporte minoritario que no tiene tanto auge como el fútbol o el baloncesto. Sí da pena que salgamos en la televisión cuando un atleta ha dado positivo, pero es algo que se encuentra a la orden del día y es una realidad muy triste.
Después de lo que ocurrió con Marta Domínguez, ¿es todo trigo limpio o hay mucho tramposo campando por las pistas?
-Sinceramente, creo que muchos endiosados hacen trampas. Estar en la elite es muy complicado y la gente que se encuentra en ella, evidentemente quiere seguir estándolo. No siempre se puede dar el máximo a base de entrenamientos. Por eso, la gente recurre a sustancias.
Los jamaicanos y estadounidenses parecen hechos en un laboratorio con esos músculos de acero esculpidos en el gimnasio. ¿Puede uno ponerse así comiendo pasta?
-Está claro que no. Existen muchos tipos de dopaje para cada prueba de atletismo. Un velocista se dopa de manera diferente a lo que lo hace un fondista mediante la eritropoyetina u otras sustancias como los esteroides que aumentan la masa muscular.
Hablamos de asuntos mucho más limpios. ¿Era la clásica abusona de pequeña en el patio del colegio?
-Siendo sincera, la verdad es que sí (risas). Siempre he estado por encima básicamente porque me he dedicado al deporte desde los 7 años. La diferencia se notaba con mis compañeros, ya que la mayoría no hacía nada. Recuerdo que sacaba sobresalientes en deporte y gimnasia, aunque no me gusta presumir.
Una pregunta con maldad. ¿Es de las coquetas que se retoca antes de salir a competir?
-Sí, la verdad es que me gusta arreglarme. Por las mañanas me gusta vestir bien cuando estoy en el hospital y seguir los blogs de moda. Siempre trato de ir bien arreglada y maquillada, aunque a la hora de entrenar debo tener algo de sentido común y no pasarme de la raya. Me pinto las uñas, me pongo el lápiz de ojos y el rímel, pero ya está. He de reconocer que me encanta leer los blogs para ver las últimas tendencias.
Y en una de sus muchas carreras, ¿le han soltado alguna vez algún piropo que le haya ruborizado?
-(Risas). Siempre hay alguno que te suelta alguna cosa, pero en general no. Normalmente, los espectadores que acuden a la competición son amantes del atletismo. Si van mis padres, sí noto el apoyo de la grada. La que más chilla es mi madre. Puede haber mucho murmullo y ruido alrededor de la pista, pero la escucho siempre. Destaca sobre el resto.
Su hermano pequeño juega a fútbol en el Abetxuko. ¿También es un velocista que desborda a sus rivales por la banda?
-De fútbol no entiendo mucho, pero algún consejo sí le doy para que mejore su físico. Le sugiero cosas con el fin de que corra mejor y más rápido. La única finalidad es que consiga velocidad y resistencia en los partidos.
De no haber sido atleta, ¿la hubiéramos visto sobre el hielo practicando otra de sus aficiones como el patinaje artístico?
-Me gusta mucho porque me parece una modalidad preciosa y súper complicada. Es muy estético y me encanta, pero lo que tengo claro es que, de no apostar por el atletismo, lo que realmente me hubiese gustado hacer es bailar.
Explíquese.
-Me encanta el baile en general. Hubiese sido otro tipo de persona, pero habría hecho danza moderna o algo parecido.
Además de correr, la medicina es su otra pasión. ¿Cómo le vino el interés?
-Todavía no lo sé. En mi familia, no hay médicos. Me atrajo desde que era pequeña. Tuve claro pronto que quería ser médico y hasta ahora que estoy a punto de terminar la carrera.
Encima quiere escoger una rama de cirugía. ¿No le echa para atrás eso de abrir cuerpos humanos?
-No, para nada. En la medicina, es difícil especializarte en algo concreto porque hay muchas posibilidades. Pero tengo claro que quiero elegir una especialidad quirúrgica. Cuando he hecho prácticas, me ha encantado. Al ser una persona tan activa, necesito estar ocupada y hacer cosas.
Si este Gobierno de Rajoy se ha cebado con los recortes en algún lado es precisamente en Sanidad. ¿Conserva intacta la misma ilusión o ha pensado en tirar la toalla viendo lo difícil que se está poniendo hoy en día encontrar trabajo?
-Es muy triste que una persona que lleva estudiando tanto tiempo, concretamente seis años, y se tenga que presentar a una súper oposición como el MIR, entre a trabajar como un negro y cobre muy poquito. Al fin y al cabo, lo que haces es currar muchas horas y salvar la vida de las personas, pero me parece que eso está muy poco valorado. Luego, cuando acabas de estudiar, hay muchos médicos que no consiguen trabajo porque no están saliendo nuevas plazas. En mi caso, me hubiese gustado haber estudiado en Estados Unidos, porque allí la cosa es muy diferente.
Entonces, ¿le metería a un banquero o a un político en un quirófano?
-Uff... Por supuesto que sí. El problema es que no daría abasto. No quedarían camas en el hospital para el post-operatorio después de intervenir a todos esos personajes.
Entre el tiempo que pasa en el hospital y la pista de atletismo, ¿le queda margen para hacer otras cosas a lo largo del día?
-La verdad es que echo de menos tener tiempo de ocio. Al final, por las mañanas estoy en el hospital y por las tardes me dedico a entrenar. No puedo estar con mis amigas todo el tiempo que me gustaría, pero siempre que tengo un hueco, intento quedar con ellas, salir de fiesta o, aunque sea, tomar unas cañitas. Tengo un amigo que es traumatólogo con el que me gusta estar en el quirófano las tardes que no entreno. Se llama David López Capapé, es un gran profesional y aprendo muchas cosas a su lado. Llevo desde tercero de carrera compaginando los exámenes y las clases con las prácticas.
Lleva al día la carrera y solo le quedan siete asignaturas para acabar la licenciatura. Si le llamo empollona, ¿se enfada?
-No, no... Reconozco que es complicado terminarla en seis años, pero soy una persona que se sabe organizar bien. Si realmente quieres algo y lo luchas, puedes conseguir lo que te propongas. Es mi sueño y voy a pelear al máximo para tratar de conseguirlo.
En materia de ligar, ¿también hace exhaustivos reconocimientos antes de dar el paso o se guía por el flechazo?
-Vaya pregunta. En realidad, no tengo ningún prototipo (risas).
Vive desde hace cinco años en una ciudad cosmopolita como Madrid, que tiene sus pros y sus contras. ¿Echa de menos su hogar natal?
-Cuando llegué allí, recuerdo que estaba un poco asustada. No tiene nada que ver con Vitoria, pero al final te vas acostumbrando a todo. Madrid es un lugar que me encanta, pero yo soy de Gasteiz y me gusta mucho más. Para vivir y formar una familia, siempre mejor un lugar pequeño como en el que nací.
¿Cuánto tiempo tardaron allí en pronunciar bien su nombre?
-Todavía sigue siendo un reto para mucha gente. A veces, me llaman por mi apellido, así que tengo pequeñas discusiones. Es cierto que a los madrileños les cuesta un poco.
El Baskonia también es uno de sus ojitos derechos. ¿Decepcionada por su trayectoria?
-Suelo intentar ver los partidos por televisión y por Internet. Me da pena su deriva de hoy en día. Hay muchos jugadores que salieron del TAU que ahora están en la NBA. Eso quiere decir que siempre hemos contado con grandes plantillas. Ahora es una lástima que no estemos al nivel de campañas anteriores.