Acaba de salir del hospital. Ante todo, ¿cómo se encuentra?
Creo que peor que antes. Es una situación en la que ya sabemos lo que hay. Entonces, hay que cambiar el chip porque ya no puedo hacer las cosas de antes cuando estaba al mismo tiempo en 20 sitios a la vez. Sufro una insufiencia respiratoria que está yendo a más.
A una determinada edad, ya hay que cuidarse. ¿Verdad?
Depende quién. Lo importante es tener fresca la mente. Depende de cómo esté, tienes luego el cuerpo. Eso está comprobado. Ya no puedo hacer excesos ni darme comilonas en navidades. Hace diez o quince años las cogía con más ímpetu.
Regentando una fotocopistería y estando al frente del Zuzenak, ¿no se le hacen eternos sus días?
Yo soy casi como los niños, que me voy a empadronar aquí. Voy de un sitio a otro y no paro, aunque casi todo el día me lo paso en la oficina.
En su caso, ¿cómo ha conseguido capear el temporal de la crisis?
Como le sucede a los demás, lo llevo muy mal. Es algo que nos ha salpicado a todos. La gente no tiene dinero, las tasas de paro son cada vez más preocupantes y al final nos influye. Nosotros trabajábamos muy bien con el tema de la burbuja inmobiliaria. Eso ha sido una puntilla. Ya no se hacen proyectos. Ahora lo que sí hacemos es mucha documentación de gente que para al paro, pero con eso tampoco vives. Nos mantenemos a duras penas, pero yo tengo el lema de que hay que resistir.
Encima le suben el IVA.
El problema no es que esté ahora al 21%, sino que nos lo subirán más todavía en el futuro. Prometieron que no iban a subir impuestos y tantas cosas, pero mira... Lo que es incongruente es que la ciudadanía acepte todo esto, la corrupción, los políticos que roban dinero... En los medios, siempre vemos los mismos.
¿No le salvan los niños de Marianitas que vienen a fotocopiarse las chuletas para los exámenes?
Estos vienen continuamente (risas). Cada vez vienen más porque, además, es una opción barata. Antes, las hacíamos en las manos y encima ni te hacían falta porque te lo terminabas aprendiendo.
En su lucha por el deporte adaptado, su pan nuestro de cada día es pedir dinero a las instituciones.
Es muy triste, pero es así. He tratado con un montón de políticos de todos los colores y lo que siempre les digo es que ellos tendrían que estar detrás mío, no yo detrás de ellos. La actividad nuestra es una acción social. Nosotros hacemos algo que corresponde a las instituciones. El problema es que, al final, lo llevan a un tema personal. Miran más por la poltrona y por el rédito de obtener el voto de la gente que por otra cosa como ayudar al ciudadano.
¿Cree que tienen prejuicios hacia el deporte adaptado?
Lo único que sé es que ha evolucionado mucho, aunque lógicamente todavía nos falta. Resta mucho camino por recorrer no sólo en el deporte, sino también a nivel social. Ellos no valoran lo suficiente el trabajo que hacemos y somos como una especie de patito feo.
Sobra decir que el mérito de todas esas personas es impresionante.
En efecto, pero también he de reconocer que dentro del deporte adaptado hay mucha gente aprovechada y mucho jeta que, como vive bien de esto, se aprovechan de los demás. Ahí está el caso de los falsos paralímpicos de baloncesto que ganaron el oro en Sidney. El problema es que nos meten a todos en el mismo saco. Cuando vas a pedir algo o reclamar algo de confianza a un patrocinador, noticias así hacen mucha mella. Nosotros -el Zuzenak- vamos últimos en la División de Honor y falta ese entendimiento con las instituciones para que podamos crecer. La gente no se da cuenta de todo lo que cuesta mover toda la infraestructura de la asociación.
¿Le darán envidia otros presidentes de la ciudad en ese sentido?
Querejeta y su séquito se ponen nerviosos cuando hablo de eso. Lo primero que digo es que no tengo nada en contra de él, soy baskonista de toda la vida y de los que estaba en Mendizorroza con la bocina a pie de cancha. En tiempos de bonanza, podía entender todas las ayudas al Baskonia y al Alavés, pero ahora hay una gente reducida que se está quedando con todo el dinero destinado al deporte de la provincia a costa del de los demás. No se tendrían que molestar cuando hablamos los pequeños. En nuestro caso, es muy difícil subsistir.
Ahora que Querejeta lleva las riendas del Baskonia con menos dinero que antes, ¿le daría algún consejo?
Todavía no hay comparación posible porque él no está acostumbrado a presidir un club con poquísimo dinero como yo. Le diría que se adapte a lo que tiene y que no pida más porque no hay. Le recomendaría que se pase por las oficinas del Zuzenak para que vea lo que vale un peine. En su día, estuve muchísimos años detrás de él porque me habría gustado que el Baskonia hubiese tenido una sección de baloncesto en silla de ruedas. Es una espina que se me ha quedado clavada.
¿Sería capaz de ocupar la poltrona del lazkaotarra?
Es un club muy profesional y presidirlo no tiene nada que ver con mi trabajo actual. Pero sí me vería como presidente. De eso y de mucho más (je, je...). Con una buena mentalidad, se puede con todo.
Una mínima parte del dinero invertido por el Gobierno Vasco para Hiriko le hubiese venido a usted de perlas para unas sillas, ¿verdad?
Lo de Hiriko, lo de Epsilon... Los ciudadanos no nos enteramos de muchas cosas en las que los políticos despilfarran el dinero. A nosotros nos recortan y nos recortan, mientras que a otros... No sé a dónde vamos a llegar. Me gustaria que viniesen a la asociación para que viesen cómo, de qué forma y con qué recursos realizamos nuestro trabajo diario. No me gusta pedir por pedir. Que no piensen, que alguno ya lo hace, que los recursos los destinamos a nuestro lucro personal (comprar un coche, casa...).
Es un gran alavesista. ¿Seguirá el equipo en Segunda?
Estoy convencido de que sí. No hubiese echado a Natxo y le hubiese dado un voto de confianza. Lo triste es que para motivar a los jugadores, el sacrificado tuviese que ser alguien que nos devolvió la ilusión.
Si finalmente se mantiene, ¿se afeitaría el bigote?
Ya lo veríamos. Eso son palabras mayores porque llevo desde los 15 años con él. Recuerdo que unos colegas me hicieron una putada una vez en Carnaval. Dijimos que nos los quitábamos todos y al final el único fui yo.
Otra pasión es la fotografía.
Yo lo llevo muy bien, igual otros del gremio peor. Hay fotógrafos profesionales a los que parece que incomodo un poquito. Yo no cobro por ello, simplemente tengo una página de internet en la que meto fotos. A la gente le gusta verse. Me he gastado mucho dinero de mi propio bolsillo, pero es uno de mis hobbies.
¿Qué foto le gustaría hacer?
Algún desnudo. A los políticos les pondría en un calendario para recaudar dinero, como hacen los bomberos. Les colocaría a todos juntitos para ver lo que sacábamos. Como recortan tanto las ayudas, hay que incentivar a la gente.