Vitoria. Sii en su primera etapa presidencial (2000-2006) Florentino Pérez dejó huella en la historia del club forjando el denominado Madrid galáctico, que ganó la Copa de Europa en el 2002, en su segunda (2009-?) colecciona de momento fracasos. Tan solo un título de Liga (2011-12) y una Copa, en la campaña 2010-11. Demasiado poco para la ingente inversión en fichajes estelares (Kaká, Cristiano Ronaldo, Gareth Bale...) y el abolengo de un club sobrepasado por el portentoso Barça de Guardiola y Messi y con el prestigio de la entidad seriamente dañado por su apoyo total a un entrenador tan polémico como José Mourinho.

A falta de títulos, Florentino Pérez sí espera al menos que se le recuerde como el presidente que acabó con los Ultras Sur, un sector de la afición de ideología fascista en gran parte de sus integrantes y que, con treinta años de impune trayectoria, colecciona una larga lista de conflictos.

Su antiguo colega en el Barça, Joan Laporta, ha pasado a la historia deportiva por apostar por Pep Guardiola como técnico, pero personalmente se jacta de haber extirpado a los violentos Boixos Nois del Camp Nou, decisión por la que necesitó llevar escolta y sufrió amenazas de muerte y no pocos insultos por parte del grupo radical azulgrana.

La expulsión de los ultras que ocupaban el fondo sur del Santiago Bernabéu entró en vigor el pasado lunes, coincidiendo con el Real Madrid-Celta. La intención de la directiva madridista es instalar allí una Grada Joven, como intentó, sin éxito, Laporta en el Barça, con capacidad para 853 personas. Madridistas animosos y entusiastas, pero vírgenes de ideología. Sin consignas ni cánticos ofensivos. Mirlos blancos dispuestos a animar con entusiasmo al Madrid. Y punto.

A tal fin, el club blanco primero inició la poda pertinente de los antiguos inquilinos a finales de noviembre. Dio de baja 200 abonos de los Ultras Sur carentes de titularidad e inició los trámites para cancelar otros 400, devolviéndoles la parte correspondiente de la cuota y terminando con todos sus privilegios. Luego abrió un plazo para inscribir a los nuevos ocupantes, principalmente entre peñas clásicas del club, como Primavera Blanca, La Clásica, Barajas o La Gran Familia, que concluye el próximo miércoles, 15 de enero.

Control exhaustivo Para que la depuración de ultras sea efectiva, el Real Madrid mirará con lupa a los integrantes de la Grada Joven. De momento no tendrán descuento económico, como hicieron en Valencia, donde sí ha cristalizado una iniciativa semejante, porque uno de los requisitos es tener el Eurobono vigente, que será personalizado e intransferible y que solo se podrá ceder al club.

Los aspirantes, además, deberán ser socios del Real Madrid o miembros de asociación legalmente constituida y reconocida por el club. La edad oscila entre 16 y 35 años, aunque puede haber excepciones, y firmarán un compromiso de asistencia, de tal forma que si no van al estadio regularmente se les retirará el abono. Deberán carecer de antecedentes policiales y tendrán que firmar un documento personalizado de adhesión y aceptación de las normas de funcionamiento de la Grada de Animación que, al efecto, elabore el club.

La génesis de esta iniciativa surgió a raíz de la guerra que se desencadenó en Ultras Sur entre los seguidores de la vieja guardia, patroneados por Ochaíta y Cadenas, y la facción más joven y radicalizada, que simpatiza abiertamente con el nazismo, liderados por Antonio El Niño.

Matonismo Pero los Ultras Sur, después de 30 años campando a sus anchas en el Bernabéu al amparo de los respectivos presidentes, sobre todo Ramón Mendoza y Ramón Calderón, que los utilizó para reventar una Asamblea Extraordinaria, no están dispuestos a pasar a la historia sin dar batalla, como demostraron en los prolegómenos del Real Madrid-Celta del pasado lunes, coincidiendo con el estreno de la Grada Joven, que apenas tuvo asistencia y colorido. Hay miedo.

Unos doscientos Ultras Sur se concentraron junto a la puerta 28 del Bernabéu que da acceso a la Grada Joven y antes ocupaban ellos, intentando amedrentar a los sustitutos, pese a que ocho furgonetas de la Policía Nacional vigilaron el tránsito.

El pasado jueves, coincidiendo con el partido de Copa ante Osasuna, se produjo el segundo episodio. Unos 400 Ultras Sur adquirieron entradas en el tercer anfiteatro del fondo norte aprovechando que no era partido de abono, y allí se agruparon con su parafernalia, escoltados por la Policía. Se hicieron notar, silbando los intentos de animación procedentes de la Grada Joven y respondiendo con los suyos, para demostrar que son ellos los que verdaderamente encienden el Bernabéu, y quienes de paso desean la muerte del rival o dan palizas, echando un pulso en toda regla a Florentino Pérez y su propósitos de liquidar a esa bestia amamantada en el club blanco bajo el pretexto de que apoyan al equipo.

Los Ultras Sur están fichados y proscritos pero, ¿desaparecerán?