PARÍS. "Los comentarios de los internautas son los que desencadenaron mi paso al acto. No soporté que me trataran de tramposo cuando no lo soy", explicó el joven rodador belga en una entrevista publicada hoy por el diario "L'Équipe".
Breyne, seis veces campeón de Bélgica entre pista y ruta, recibió la noticia de su positivo por clembuterol el pasado 18 de diciembre, por un control realizado el 5 de noviembre tras la Vuelta al Lago Taihu, en China.
La Unión Ciclista Internacional (UCI) le informó de que tenía 0,20 nanogramos por milímetro, mucho más que el célebre positivo del español Alberto Contador. La sanción es de dos años.
Al día siguiente se atiborró de somníferos y avisó a su madre de que había decidido quitarse la vida. Esta llegó a socorrerle, le llevó al hospital y le hicieron un lavado de estómago. Se ha recuperado físicamente, pero no ha vuelto a subirse a una bicicleta.
"Me arrepiento profundamente de haberlo hecho, por mi familia, mis amigos y todos los que me apoyan. Pero las reacciones que leí en los fotos (de Internet) siguen en mi cabeza, es difícil pasar página", comenta.
Breyne, la gran promesa del ciclismo belga, atribuye su positivo a una contaminación alimentaria, posiblemente tras consumir carne con esa substancia pues China es uno de los pocos países que permite esa hormona en la cría de ganado.
"En el libro de ruta está escrito que la comida de los hoteles está libre de clembuterol, pero nos daban platos con comida después de cada etapa y no sé lo que tenía la carne", dice el ciclista, que desde el pasado 31 de diciembre no tiene equipo y que en China quería llamar la atención de otras formaciones.
Ahora deberá reembolsar un año de salario como exige el Movimiento por un Ciclismo Creíble, en la que participa su exequipo, el Crelam Euphony.
El joven ciclista, que ganaba entre 1.500 y 2.000 euros mensuales, dice que no tiene dinero, pues ha invertido todo lo que tenía en una casa.
"Me darán parte de algunas primas por victorias e intentaré vivir del paro: 1.200 los tres primeros meses del año, después 900 euros. Mis padres me han dicho que me ayudarán a pagar el salario de mi abogado, un especialista del clembuterol. Me ha dicho que cree al 100 % en mi inocencia", comenta.
"Tengo miedo de lo que pueda pasar. Tengo que pensar en mi futuro. Tengo una formación de pintor decorador, se poner azulejos... Se trabajar con las manos, pero prefiero ganarme la vida con las piernas", concluye Breyne.