bilbao. La dentellada al luminoso de Oinatz Bengoetxea y David Merino fue al inicio, como dos liebres que se escapan sobre el tartán de una pista de atletismo, pero acabaron ahogados, a punto de pedir la cuenta de antemano, porque desde atrás el aliento de Mikel Idoate y Abel Barriola les calentaba la nunca. En una final de San Mateo que cumplió las expectativas por dura, brillante y peloteada, el delantero de Leitza y el zaguero de Villar de Torre se impulsaron en el 5-1 y el 10-3, conseguido a base de genialidad y buenas sensaciones, para abatir a sus rivales, duros de matar.
Oinatz estuvo muy bien en el remate y en la defensa, pero la labor de Merino II, otra vez un auténtico artificiero, fue fundamental a la hora de llegar al tanto 22. El riojano ha recuperado las manos y su zurda de quilates asoma ya de nuevo. Barriola lo sufrió, pese a ser un muro. Y David, por fin, disfrutó y gozó con las dos manos tan finas que tiene. Erró tres pelotas, pero la resurrección es palpable y qué mejor forma de refrendarlo que ganando en casa el último torneo del verano. El segundo consecutivo.
La sensación fue de dominio colorado al principio. Oinatz hizo daño a Idoate con el sotamano, aislándole delante, y a Abel, al que le hizo recorrer muchos kilómetros. El puntillero de Leitza y Merino desactivaron al txantrearra y se dedicaron a imponer su ley atrás para que, cuando Bengoetxea VI encontrara pelota delante, acabara. Y lo hizo con brillantez. Hasta el 10-3, a pesar del resultado, dibujaron una final de San Mateo dura e intrincada. Los colorados, más serenos, fueron más.
No obstante, obligado a ponerse el mono de trabajo, un par de regalos devolvieron a Idoate la fe, que metió una marcha más al partido. Barriola, abrasado al principio, reaccionó enchufándose. Aunque vio la espalda de Merino gran parte del envite, volvió a sacar su pose de zaguero espartano, de tendencia obrera, para salvaguardar al delantero. Los azules se activaron desde atrás, desde la trinchera, defendiendo. Oinatz, que hasta entonces estaba jugando a las mil maravillas, lo tuvo más difícil al no tener tanta pelota servida y el hacer el tanto empezó a costar muy caro. Y, claro, el peaje fue físico. El miedo se personificó con el 11-7. Una tacada puso otra vez tierra de por medio (17-10) con Bengoetxea inspirado delante.
El encuentro ya estaba encarrilado, pero no sentenciado. No, porque los arrestos de Idoate y Barriola supusieron comprimir el luminoso y exprimir a sus contrincantes. Oinatz, no obstante, siguió a lo suyo, a sumar, porque Merino II no quitó el pie del acelerador. Idoate hizo mucho daño con la volea, endiablada, y el cuero le salía de la mano con mucha velocidad. La historia se tornó tensa. Sabor a hierro en la boca y aguantar. En la resistencia, y por haber remado a favor de corriente desde el inicio, Oinatz y Merino volvieron a encontrar el triunfo y además el título de San Mateo, una feria que se coronó ayer con el mejor partido del torneo. Perdieron, aun así, con las botas puestas los azules. Idoate y Barriola sufrieron después de un inicio dubitativo y se ganaron un hueco en el aplauso riojano. Al final, título para los favoritos y el trofeo del mejor pelotari para Merino II, pero porque no se podía dividir. Pareja de oro.
Duración: 1h 15:25 minutos de juego; 32:57 minutos de juego real.
Saques: 3 de Bengoetxea VI (tantos 8, 15 y 19) y 1 de Idoate (tanto 5).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 695 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 12 de Bengoetxea VI, 1 de Merino II, 8 de Idoate y 2 de Barriola.
Errores: 3 de Bengoetxea VI, 3 de Merino II, 3 de Idoate y 2 de Barriola.
Marcador: 2-1, 3-1, 5-2, 6-2, 6-3, 7-3, 10-4, 11-6, 11-7, 12-7, 13-8, 14-8, 15-9, 16-10, 17-11, 18-14, 19-15, 20-16 y 22-17.
Incidencias: Final de la feria de San Mateo de parejas disputado en el Adarraga de Logroño. Lleno. Merino fue destacado como el pelotari más destacado del torneo.