vitoria. Ni en Polonia ni en Lituania existían dudas. Puede decirse que incluso en 2007, un año después de que conquistara el oro en el Mundial de Japón y ejerciendo como anfitriona, el patinazo de España en la final ante la Rusia de Kirilenko dinamitó todos los pronósticos. Pero en Eslovenia va a ser diferente. Por primera vez en los últimos años no existe un favorito claro al oro. España está en la terna, por supuesto, pero las bajas reducen su potencial e invitan a contemplar como mucho más abierto el campeonato que arranca el miércoles en Eslovenia. Junto al combinado que en esta ocasión dirigirá Juan Antonio Orenga, un técnico debutante y con escasa experiencia, se abre un abanico de candidatos, casi todos históricos, que tratarán de tumbar al vigente campeón en un torneo marcado por las numerosas ausencias.
Selecciones como Lituania, Grecia o Francia, actual subcampeona, parecen las más cualificadas para discutir el lugar de privilegio del podio al combinado español. Y eso que también estos equipos, como España, acusan el rosario de bajas y deserciones que deslucirán en cierta medida el Eurobasket. Los lituanos, bronce en el Mundial de 2010, echarán en falta a veteranos de la talla de Jasikevicius, Jasaitis o Jankunas, pero disponen de un bloque muy compacto, que combina el talento juvenil de hombres como Valanciunas y Motiejunas con la experiencia de habituales como los hermanos Lavrinovic o Javtokas. Todo ello con un Linas Kleiza, pletórico, que parece haber asumido su papel de líder.
Los griegos llegan sin Koufos, Schortsanitis, Calathes o Vasileiadis, pero tampoco andan faltos de talento. Con Spanoulis como punta de lanza, el combinado dirigido por Andrea Trinchieri mantiene la base de los últimos años. Los ahora madridista Ioannis Bourousis y barcelonista Kostas Papanikolau, los curtidos Zisis y Perperoglou y el inclasificable Giorgios Printzesis aportan mucha solidez a un combinado en el que, salvando a Spanoulis, el bloque estará por encima de las individualidades.
En Francia no sucederá lo mismo. El equipo galo, sobrado de físico, bailará al son que marque Tony Parker. Jornaleros como Ajinca, Petro y Pietrus pondrán su músculo al servicio del timonel de los Spurs mientras otras piezas de calidad como Batum, De Colo, el elegante y heterodoxo Boris Diaw y el baskonista Thomas Heurtel aportan en ataque. Aun con las bajas de jugadores del nivel de Joakim Noah, Mahinmi, Turiaf Fournier o Kevin Seraphin, el galo se presenta como uno de los combinados más solventes que acude a Eslovenia.
Al margen de estos tres firmes candidatos, queda por ver el nivel real de Rusia, capitaneado por Alex Shved ante las numerosas bajas (Kirilenko, Mozgov, Khryapa), Serbia, siempre capaz de lo mejor pero también de lo peor y pendiente del estado físico de Milos Teodosic y la también imprevisible Turquía del genial Hedo Turkoglu.