chorges. Pasadas las 15.15 de la tarde se escucha el primer trueno en Chorges mientras las imágenes de televisión muestran cómo ese estruendo se ha hecho lluvia que empapa el asfalto de la primera parte del circuito. "Si llega a llover antes?", lamenta Jon Izagirre, a quien Tejay Van Garderen acaba de bajar de la nube. De nada han servido las plegarias, que llueva, que llueva?, ni el ruego a las nubes negras que cubren los Alpes para que se descarguen de todo ese agua que las engorda. "Con todo lo que ha llovido este año en casa y ahora que lo necesitaba?". Nada. Ni una gota hasta que llega Van Garderen y bate su gran tiempo en meta por 34 segundos. Luego sí, luego los truenos se responden unos a otros en un diálogo que acaba en lluvia. Es tarde ya y dura poco. La carretera está seca cuando van llegando los gallos. Aún así, Izagirre acaba decimocuarto.
A Izagirre, pese a la pena, le queda algo de satisfacción cuando Van Garderen le apea de la nube. Ha marcado el mejor tiempo de la crono del Tour durante prácticamente una hora. Así se da a conocer en la mejor carrera del mundo que descubre este año y le cautiva como decía Beloki que cautivaba la ronda francesa. "Me está gustando. Es diferente. Por la gente que hay todos los días, por lo grande que es todo".
Grande es, también, su contrarreloj -ya había ganado la de Asturias en 2012, su primera victoria profesional antes de conquistar una etapa del Giro de ese mismo año, y acabó cuarto el pasado Estatal de crono que se llevó Castroviejo-. "Igor -Galdeano- me ha sabido llevar. Sabía dónde apretarme y lo ha hecho. En las subidas era donde se sacaba tiempo". Allí apretó para mejorar los tiempos de De Gendt o Tony Martin, tipos con ascendente en el Tour. Con Van Garderen no pudo. "He disfrutado mientras ha durado".
Su horita de esperanza le alegró un poco un día que comenzó mal porque su hermano Gorka, al que le une un vínculo fortísimo, decidió abandonar el Tour después de tres días sufriendo enfermo y en vano. En el Tour no se recupera. La separación, la despedida, la siente Jon como una mutilación. "Me he quedado huérfano", dice. Antes de despedirse por la mañana Gorka le dijo a su hermano pequeño que sea fuerte, que apriete y que aproveche la buena forma en la que está para dejar su impronta en la crono, pero también en los tres días que quedan de Alpes, donde le puede quedar alguna oportunidad para buscar una etapa. "Pero igual más para ayudar a Nieve, que está fabuloso", matiza Jon. Él también está bien, aunque el día de Gap no pudiese entrar en la fuga, era lo planificado, porque se le bloquearon las piernas. "Me llevé un chasco". Ayer se recuperó. Fue el mejor tiempo hasta que llegó Van Garderen. Seguido, tronó sobre Chorges. Pero el cielo no se desplomó hasta las 19.00. Tarde.