Agarra con las manos Pablo Berasaluze el horizonte como una sábana blanca al viento. "La recuperación está siendo muy dura", dice. Es normal, tres o cuatro horas diarias de trabajo más los kilómetros de distancia entre Durango y Gasteiz. Tralla. La primera pregunta es obligada: "¿Cómo estás?". "Bien, poco a poco vamos mejorando y haciendo algún ejercicio", contesta. Berasaluze II siempre ha sido un guerrero, ha peleado contra los elementos para llegar a erigir su figura entre los mejores manistas de la actualidad y, sin duda, es uno de los más queridos por su forma de afrontar el juego: entre lo travieso y lo divino. Hubo momentos buenos, momentos malos, llegó la final y después la lesión, el 28 de abril en la final del Parejas. El maldito tendón de Aquiles. "Fue un golpe durísimo. Hay pelotaris que no llegan nunca a una final y romperse en una es lo peor que te puede pasar", confirma el mago berriztarra, quien añade que "hay veces que se me pasa por la cabeza si llegaré al mismo estado de forma, a tener el mismo juego... Aun así, pasa". Por trabajo no será. Unido al doctor Mikel Sánchez y a la fisio Itsaso Sánchez, a quienes está tremendamente agradecido, Pablo va quemando etapas. Poco a poco. Ayer, de hecho, ya corrió bajo la piscina "con buenas sensaciones" y mañana le someterán a una ecografía para comprobar el estado de la lesión, su evolución y saber cómo afrontar las siguientes fases.
"Desde el minuto cero de mi lesión ya estaba pensando en cómo iba a trabajar para salir de ella, para volver al frontón", relata Berasaluze, que agrega que "las cosas van bien y los médicos me dicen que van bien, pero se hace duro. Hubo momentos al principio, una o dos semanas, que no sentí mejoría, pero voy a trabajar para darle la vuelta. Voy mejor".
El de Berriz, anudado a su imagen de estilista, además es un luchador, se tiene que amarrar a la esperanza. "Aunque sea un luchador es complicado aguantar después de que de la noche a la mañana te pase algo así. La gente de mi alrededor está conmigo, me ha ayudado mucho y les estoy muy agradecido", agrega. El día de Berasaluze II empieza a las ocho de la mañana, coge el coche y recorre los kilómetros que le separan de la clínica Quirón gasteiztarra. "Empiezo pronto la ruta a Gasteiz, ahora ya puedo ir solo con el coche, pero antes tenía que venir conmigo a llevarme. Yo voy haciendo todo lo que me dicen los médicos y entreno duro todos los días para arrancar y volver a la cancha lo antes posible", confirma. Después de la operación -el 2 de mayo- estuvo "trece días sin hacer nada". Entonces, anduvo con una bota ortopédica con calzos, que iban rebajando cada diez días -entre seis y siete semanas-; empezó el trabajo en piscina con un calzo en la zapatilla y ahora se encuentra en esas, con una sola muleta y una plantilla. "Estoy con ganas, pero da una envidia ver a todos los pelotaris disfrutando... Aun así, saber que Urruti está arriba me ilusiona también", analiza y explica que "la afición está volcada y se lo agradezco". En Mungia una pancarta rezaba: Ez Juan, Ez Aimar. Pablito txapeldun. "Fue un detallazo. Por las redes sociales se lo agradezco a la gente, pero quiero mandarles un saludo a todos", remata el gran delantero de Berriz.