SOMOS conscientes de que en la vida hay momentos felices que son inolvidables y uno de ellos, en el ámbito del fútbol alavesista, pasa por el antiguo estadio de La Victoria de Jaén, lugar donde se produjo el ascenso a Segunda en la temporada 94-95. Dieciocho años después la historia se repite, puesto que el ascenso nuevamente pasa por el hoy flamante estadio jienense de La Victoria construido en 2001. El destino, que es muy caprichoso, ha decidido poner en el camino albiazul al mismo rival en un remake del pasado. A priori, los andaluces eran con diferencia el equipo con menos potencial de los tres que había en liza y era, por tanto, el rival deseado por todos los equipos. Así que, sin echar a rodar el balón, habíamos ganado la previa.
Desde el mismo momento en que se conoce el rival en esta primera eliminatoria, el Alavés volvió a gestionar mal el cómo vender las entradas para Jaén. Las primeras reacciones no se hicieron esperar y comenzaron las protestas que culminaron en las mismas taquillas de Mendizorroza para provocar que se revisara la manera de adjudicarlas. Esa falta de información (tantas para las empresas, tantas para las peñas, tantas para los abonados en general), es la que genera grandes dudas sobre cómo funciona el club. Si ya anteriormente no se hizo debidamente, esta semana continuaron cometiendo errores. Si, como dicen, no sacan beneficio con la venta de entrada más autobús, qué más les da que la afición vaya en su propio vehículo, en autobús oficial o andando. La cuestión estriba en que todos se junten en el estadio andaluz para animar al equipo. En esto también se repite la historia.
El Deportivo Alavés de Natxo González ha entrado con buen pie en lo que correctamente se considera la parte crucial de la gran temporada que lleva hasta ahora: pudo con un rival que hizo más que los albiazules en el primer tiempo pero sin grandes alardes. Y es que los albiazules ofrecieron ante el Jaén su mala versión de sí mismos en este periodo pero nada diferente de lo que habíamos observado hasta ahora en la temporada. Si el objetivo de los pupilos de Natxo en su choque ante el Jaén era lograr un resultado positivo para afrontar el partido de vuelta con todas las garantías lo lograron de penalti, que no injusto, en los minutos de descuento.
En esa búsqueda del ascenso, la empresa del conjunto albiazul pasaba por lograr al menos un tanto que pudiera allanar y facilitar el camino. No era fácil marcar para ninguno porque se medían las dos mejores defensas de la Segunda División B y el gol se iba a pagar muy caro en un partido en el que quien consiguiera marcar primero habría dado un gran paso. Y casi se produce. El ritual impone que el primer encuentro sirva para mostrar las posibilidades del supuesto favorito. Y las posibilidades van parejas en ambos conjuntos: un tiempo para cada uno pero demostrando ambos muy poco ofensivamente. Por tanto, el factor cancha debe ser determinante. Y Mendizorroza debe ser el de las grandes ocasiones.