Vitoria. Si hace poco más de dos meses alguien le hubiese dicho a Chris McCormack que tal día como ayer iba a estar en Vitoria, el competidor australiano no habría estado para nada contento. A sus 39 años, el sueño de este triatleta, reconocido mundialmente por sus éxitos en las pruebas de larga distancia, era disputar los Juegos Olímpicos de Londres. La decisión de los seleccionadores de su país le dejó, tras duros entrenamientos, sin esa opción de estar presente en la mayor cita para un deportista, pero, a cambio, le dio la posibilidad de redondear su extenso palmarés con el único título que le faltaba, el de campeón del mundo de triatlón de larga distancia. Antes de poner rumbo a París para tomarse unos días de descanso, Macca metió en su maleta la medalla de oro que pronto añadirá a su vitrina, pero tan o más importante que la presea fue el reconocimiento y los aplausos que la ciudad de Vitoria, volcada con la prueba, le regaló a lo largo de todo el recorrido, honrando a McCormack como uno de los más grandes de la historia de este deporte de resistencia extrema. Y eso a pesar de que se impuso en la línea de meta al ídolo local, un Eneko Llanos al que solo la potencia del australiano hizo doblegar la rodilla en un día que difícilmente se le borrará de la memoria. El podio masculino lo completó el luxemburgués Dirk Bockel, mientras que en la prueba femenina la suiza Caroline Steffen se impuso con claridad por delante de la danesa Camilla Pedersen y de la británica Jodie Swallow.

Le hicieron sufrir a McCormack sus rivales para hacerse con su primer título de campeón mundial de larga distancia. Lo pasó muy mal el australiano en las aguas del embalse de Ullibarri, de las que salió en decimoquinta posición después de dejarse casi cuatro minutos con el danés Emil Dalgaard, quien se convirtió en el gran protagonista, junto al checo Martin Krnavek, de las dos primeras pruebas del triatlón. Las aguas del embalse y las carreteras de la Llanada Alavesa vieron a esta pareja dominar hasta pasado el ecuador, aunque por detrás sus perseguidores conseguían, metro a metro, ir recortando las diferencias con la cabeza de carrera.

Y es que, en el tramo en bicicleta, por detrás venía apretando los dientes un Eneko Llanos que comenzaba la remontada después de salir octavo de la natación. No tardó demasiado el vitoriano en dar caza a Sylvain Sudrie y Dirk Bockel para completar en trío casi la totalidad de los 120 kilómetros alrededor de la Llanada Alavesa, mientras que por detrás las diferencias se seguían ensanchando con la única salvedad de un McCormack que iniciaba su tremebunda remontada.

De esta manera, y ya con la prueba enfilando las calles del centro de Vitoria en busca de la transición hacia la parte decisiva del día, la carrera, Llanos había conseguido reducir a solo un minuto su desventaja inicial de tres con respecto a Dalgaard, mientras que McCormack ya estaba a menos de tres.

las calles, abarrotadas Enfilaba el Mundial sus 30 kilómetros decisivos y lo hacían con un Eneko Llanos desatado en la carrera a pie, empujado por el aliento de unos vecinos que se dejaron las manos y la voz animándole tanto a él como al resto de participantes, pero también con un McCormack que venía por detrás cual ciclón. Y es que, mientras que sus predecesores comenzaban a hundirse, tanto el vitoriano como el australiano se agigantaban. Así, en los kilómetros iniciales de la primera vuelta el vitoriano asumía el mando de la prueba, liderato del que se vería descabalgado por Macca durante la tercera vuelta para concluir en una brillante segunda posición.

Por su parte, la prueba femenina tuvo apenas tres protagonistas, las tres triatletas que se acabaron repartiendo las tres plazas del podio. La británica Judie Swallow fue la mejor en el agua, pero se fue desinflando con el transcurso de los kilómetros para ser bronce. La más regular de las tres competidoras fue la danesa Camilla Pedersen, plata al final. Eso sí, poco pudieron hacer ante el dominio abrumador en la bicicleta y a la carrera de la nueva campeona mundial, la suiza Caroline Steffen.