"Tranquila cariño. Nada de pataditas. Estate tranquilita durante una hora y 15 minutos, por favor". Cuando Nur Suryani Mohamed Taibi hizo acto de presencia ayer en los Barracones de la Artillería Real de Londres para participar en la competición de rifle 10 metros, tuvo que vigilar más elementos que sus rivales. Debió mantener su pulso firme, controlar los nervios propios de la alta competición, fijar su mirada en el objetivo de sus disparos obviando cualquier tipo de distracción y, además, esperar a que la criatura que crece en su interior tuviera un día tranquilo, no se moviera demasiado y que su cuerpo no se hubiera debilitado demasiado con las nauseas matutinas. Y es que la tiradora malaya, número 47 del ranking mundial, que finalizó ayer en la 34ª posición en una prueba en la que la china Yi Siling logró el primer oro de la cita olímpica, compitió en un avanzadísimo estado de gestación. No es, ni mucho menos, la primera deportista que participa encinta en unos Juegos, pero cuesta encontrar un precedente de un embarazo tan avanzado, pues Suryani, que sale de cuentas el 2 de septiembre, está actualmente embarazada de ocho meses. Ataviada con una chaqueta tamaño XXL, la tiradora malaya fue el gran foco de atención para fotógrafos y cámaras de televisión y consiguió un resultado notable atendiendo a las circunstancias. "El bebé estuvo tranquilo, no se ha hecho notar ni en el entrenamiento ni en la competición. Sólo sentí tres o cuatro patadas. Cuando daba alguna trataba de respirar y tranquilizarme", contó tras una prueba en la que tuvo que permanecer 75 minutos de pie para completar sus 40 disparos, con breves descansos en los que apoyó en el suelo la carabina de 5,5 kilos.
La vida de esta tiradora malaya de 29 años, ganadora de medallas de oro en los Juegos de la Commonwealth y en los del Sudeste Asiático, sufrió un cambio radical el pasado enero, mes en el que le notificaron que estaba embarazada y en el que consiguió el billete para los Juegos Olímpicos de Londres en las modalidades de 10 metros y 50 metros desde tres posiciones, prueba esta última a la que tuvo que renunciar como consecuencia de su embarazo. "Me da mucha pena, pero con este barrigón no puedo disparar tumbada sobre mi vientre", aseguraba entre risas hace un par de meses. Su presencia en Londres generó muchas dudas y debates en su país hasta convertirse prácticamente en una cuestión de estado. ¿Debía participar Nur Suryani en los Juegos Olímpicos embarazada de ocho meses? Pese a que el tiro olímpico no es una disciplina muy exigente físicamente, ¿debía exponerse ella misma y, por extensión, al feto a una situación de altísima exigencia sicológica? ¿Estaría en plenas condiciones para representar a su país? Las autoridades deportivas malayas llegaron a pedirle que cediera su puesto a otra tiradora, pero ella se negó en redondo. "El puesto es mío porque me lo he ganado. ¿Quién sabe si alguna vez volveré a tener la oportunidad de participar en unos Juegos? No voy a renunciar", aseguró tajante.
A la hora de tomar la decisión, Suryani contó con el apoyo de su familia y sus médicos, por lo que las autoridades malayas finalmente tuvieron que claudicar. "Quisieron mandarme con mucha antelación a Londres por los problemas que conlleva volar embarazada, pero me puse en contacto con las aerolíneas malayas y me dijeron que las restricciones para las embarazadas se aplican a partir de las 35 semanas de embarazo. En Londres estaré de 33 semanas y regresaré en el momento en el que termine la competición. No habrá problemas", señaló recientemente en el Daily Mail. Sobre el posible perjuicio de competir embarazada, ella siempre tuvo claro que no habría ningún problema. "Me lo pregunta todo el mundo, pero yo no veo ningún impedimento. Cuando tienes una nueva vida creciendo dentro de ti te sientes acompañada en todo momento. Mi embarazo no es ningún problema deportivo ni de salud. Además, mi marido me anima y me respalda en todo esto. Desde el principio me dijo que si me sentía con energías de acudir a Londres no debía dar marcha atrás, que probablemente sea el bebé el que me esté dando su fuerza. Los médicos son de la misma opinión y dicen que estoy en forma tanto para entrenar como para competir", señalaba antes de aterrizar en Londres.
Oficial de la Armada Sin embargo, Nur Suryani, que empezó a practicar el tiro a los 15 años animada por su padre y hoy en día es oficial de Lógística de la Armada de Malasia, ha tenido que escuchar críticas hasta los últimos entrenamientos oficiales previos a los Juegos, procedentes de aquellos que opinan que, en un deporte de precisión como el tiro olímpico, cualquier cambio en la respiración, en el equilibrio o en el pulso provocado por el feto puede suponer la distancia milimétrica entre el éxito al fracaso. Asumió las voces que no apoyaron su decisión e incluso reconoció que desde el inicio de su embarazo tiene más problemas a la hora de colocar bien su cuerpo ante la diana pero, en cambio, aseguró que gracias a su mayor peso ha ganado en estabilidad. "Además, ya he dicho en repetidas ocasiones que antes de la prueba voy a hablar con el bebé para pedirle que durante algo más de una hora se olvide de las pataditas", recalcaba la tiradora, que finalmente se ha ganado la admiración de su país gracias a su determinación, hasta el punto de que el propio primer ministro malayo, Najib Tun Razak, anunció recientemente que su Gobierno atendería mediante un dispositivo médico especial a su competidora durante su estancia en Londres. "Al final, no soy más que una tiradora más que intenta competir lo mejor posible. El oro lo veo muy lejos, aunque si lo consigo seguro que hay alguien que se queja porque había dos personas disparando por una", aseguró, orgullosa, la futura mamá en vísperas de la competición.