A partir de las 22.00 horas de hoy, se empezará a desvelar uno de los secretos mejor guardados de los Juegos Olímpicos de Londres: la ceremonia de inauguración. El espectáculo que ha preparado Danny Boyle, director de la oscarizada película Slumdog Millionaire, ha sido protegido con todo tipos de medidas de seguridad para preservarlo de la curiosidad mundial y convertirlo en sorprendente.
Se decretó un pacto de silencio en torno a los detalles del evento, aunque los comentarios de quienes participaron en los ensayos hablan de algo "espectacular, cautivante, movilizante e inspirador" y "espléndidamente británico". La ceremonia, que será más contenida que la de Pekín y, por orden de la superioridad, más breve, costará 27 millones de libras (unos 32 millones de euros) y las primeras pistas indican que intervendrán 10.000 voluntarios, 70 ovejas, 12 caballos, 10 gallinas, tres vacas, dos cabras y varios perros y gansos para recrear el ambiente de la campiña inglesa. Se especula con que cantará Paul McCartney y no se descarta que aparezca James Bond en el Estadio Olímpico construido en el que era uno de los barrios más deprimidos de Londres.
Y después de varios días de mucho calor en la capital británica, se cuenta con que llueva. Al menos los pronósticos dan entre un 20 y un 40% de posibilidades de que la ceremonia se desarrolle bajo unas condiciones típicamente británicas, que pueden perjudicar a partir de hoy a algunas pruebas, pero beneficiar a otras.
También se ha guardado con celo la identidad de los últimos relevistas, aunque uno de ellos será, cómo no, David Beckham, ni tampoco se sabe quién será el encargado de encender el pebetero después de que la llama olímpica haya recorrido 12.000 kilómetros y pasado por las manos 8.000 relevistas desde que inició su viaje en Atenas hace más de dos meses. Las apuestas, que para esto también funcionan, apuntan a Steve Redgrave, quíntuple oro olímpico en remo, o al decatleta Daley Thompson, campeón en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984.
En cuanto el fuego sagrado alumbre el cielo de Londres, los 10.540 deportistas olímpicos, no todos los cuales desfilarán en la ceremonia de esta noche, podrán pensar en esa gloria que pasa cada cuatro años y que, si se atrapa, queda para toda la vida.
tres veces olímpica Serán la tercera vez en la historia que los Juegos se celebren en Londres y en una tierra donde se inventaron y se veneran varios de los deportes del programa olímpico. El Comité Organizador que preside Sebastian Coe ha querido fundir tradición y modernidad y por eso las pruebas tocarán escenarios ligados a los símbolos más puramente británicos y londinenses como Hyde Park, el Hampton Court Palace, la Horse Guards Parade o el centro de remo del elitista Eaton College.
Pero al mismo tiempo se han levantado instalaciones que serán desmontadas ultramodernas y de diseño futurista, algunas de las cuales serán posteriormente recicladas para otros usos. Y es que la preocupación por la ecología y la sostenibilidad ha sido uno de los principales ejes de la candidatura británica.
El colmo de la modernidad es la globalización que hace todo cercano y registrado y los Juegos quieren por ello ser también los de la transparencia. De la villa olímpica, pese a estar rodeada y protegida por 17 kilómetros de vallas electrificadas, saldrán las impresiones de los atletas gracias a las redes sociales. Desde los Juegos de Pekín 2008, el número de usuarios de Facebook creció de los 100 millones a los 900 millones y existen más de 500 millones de personas que tienen una cuenta de Twitter cuando hace cuatro años eran solo seis millones. El propio Comité Organizador ha invitado a los aficionados a relatar sus puntos de vista a través de estos medios, siempre con un cierto control de los contenidos, para que estos sean los primeros Juegos Olímpicos que puedan seguirse casi al segundo por todo tipo de soportes.
Solo quedó a salvo la ceremonia de inauguración. Ayer mismo se instó a la retirada de Youtube de varios vídeos que mostraban detalles de una ceremonia que pondrá a Londres en el centro del mundo, aunque suene raro afirmar eso de una de las ciudades más cosmopolitas y multiraciales del mundo. Pero los londinenses y sus miles de visitantes se imbuirán durante 17 días del espíritu olímpico que Danny Boyle tratará de resumir esta noche en un espectáculo que se cree que durará algo más de tres horas.