Bilbao. Satisfecho por tamaña exhibición en una final en la que se esperaba mayor resistencia de Juan Martínez de Irujo, Aimar Olaizola, dueño desde ayer de tres txapelas en el Manomanista, compareció tras el envite ante los medios de comunicación para desgranar una final en la que solo se vio acechado por la sombra de la derrota con el 5-7. Un marcador momentáneo, casi fugaz, que acabó sin tener peso en un choque en el que el de Goizueta reconoció haber hecho un encuentro casi perfecto: "Como siempre digo, en estos partidos lo más importante es conseguir la victoria, pero la verdad es que me he quedado muy a gusto porque me ha salido un partido casi perfecto, en el que he conseguido hacerlo casi todo bien. La verdad es que estoy muy feliz por el trabajo realizado, por haber podido sumar una nueva txapela y por conseguirlo encima en un Manomanista".

Así las cosas, cuestionado sobre si el brillante triunfo de ayer guarda relación directa con su hipotético mejor estado de forma desde que aterrizó en la pelota a mano profesional, el pequeño de los Olaizola, con el sabor de la victoria recorriendo aún su paladar, apuntó que "es complicado medir ese tipo de cuestiones, ya que cada partido es diferente y tiene su historia. Lo que sí puedo decir es que en esta final me he encontrado muy bien desde el principio hasta el final". Un último episodio por la txapela del Manomanista en el que Aimar logró abrazar la gloria haciendo de la pared izquierda y la pelota cruzada sus dos mejores aliados. Una táctica que desarboló y eliminó los intentos de Irujo por agarrarse a la final y que catapultó hacia la victoria al de Goizueta, quien no dudó a la hora de apuntar dicha estrategia como una de las claves de la final. "He podido hacer mucho daño así, cruzando tan bien la pelota a pared izquierda y aprovechando el saque. Estoy muy contento por esta txapela porque hubo un momento en el que me vi más fuera que dentro del campeonato".

Y es que, el recuerdo del edema en su brazo derecho, contratiempo que a punto estuvo de apartarle del Manomanista, continuaba ayer muy vivo en la memoria de Aimar, quien reconoció que como consecuencia de ello "ante Julen Retegi apenas pude jugar en cuartos de final y hubo un momento en el que sí es verdad que me vi fuera del campeonato". Aun así, el propio Olaizola II admitía acto seguido que esas tres o cuatro semanas en las que no tocó pelota "quizás me hayan venido bien a la larga para llegar más fresco a la final y tras el partido ante Oinatz Bengoetxea ya dije que no había notado ninguna molestia y que había conseguido recuperar la chispa para afrontar la final con total garantías". Una batalla por el cetro del mano a mano en la que el de Goizueta reconocía que "si me hubieran dicho antes del partido que iba a ganar 22-7 ni lo habría pensado, ya que Juan es un rival muy duro y hoy en día no es fácil jugar ante nadie, ya que se juega muy rápido, de aire y nunca es sencillo ganar". Además, sobre las quejas de Irujo acerca del descanso que uno de los jueces le señalaron muy a su pesar tras apoyar un pie en la silla cuando mejor se encontraba sobre la cancha, con el 5-7 a su favor, Aimar apuntó que "no creo que ese descanso que le han contado a Juan haya sido clave en el partido, ya que luego tanto uno como otro hemos pedido más descansos y hemos tenido tiempo suficiente para oxigenar".

irujo, contrariado Por su parte, Juan Martínez de Irujo, que volvió a reconocer tras la final que llegaba al partido "en buen estado físico y con buenas sensaciones", afirmó que ese descanso involuntario había tenido un peso importante en el resultado final del envite. Y es que, aunque añadió que "igual me habría ganado también, ya que me ha desbordado de principio a final", el iberotarra afirmó preso del enfado que, tras el tanto duro del 5-7, "Aimar ha ido a beber agua, yo he ido después, he apoyado el pie en la silla y el señorito de la mesa ha cogido y ha levantado la cartulina señalándome un descanso que no quería. Ha sido lo nunca visto, ya que me lo ha señalado solo por apoyar un pie en la silla cuando Aimar había ido hasta tres o cuatro veces a beber agua, otras tres veces a probar distintas pelotas para acabar sacando la misma y no ha pasado nada, pero a mí me lo han señalado solo por eso". Una polémica decisión del juez que, según señaló Irujo, "ha permitido en ese momento que él se sentara, se recuperara de maravilla y que al final me haya hecho 17 tantos seguidos, aunque ya digo que probablemente me hubiera ganado, pero no de esa manera, ya que el partido habría cambiado totalmente".

Declaraciones en contra de la decisión arbitral sufrida que el de Ibero completó señalando que los jueces que están en la silla "a veces no hacen nada más que el tonto". Aun así, y a pesar de tan contundentes palabras, Irujo no quiso restar mérito a la victoria de Aimar y reconoció que "estando yo bien, sin problemas, nunca me había visto tan superado como en esta final. A pesar de que he tenido un poco de mala suerte con un par de golpes que se me han ido arriba, la verdad es que él ha estado muy bien. De hecho, creo que nunca ha estado tan bien como está ahora". De este modo, apesadumbrado por la derrota, Irujo puso fin a su discurso afirmando que "ahora toca recomponerse y mirar al futuro".