Miles de personas se agruparon ayer en las calles y abarrotaron una iglesia de la ciudad italiana de Bérgamo con motivo del funeral del futbolista del Livorno Piermario Morosini, que se desplomó y murió sobre el terreno de juego en el duelo de la Serie B entre su equipo y el Pescara el pasado fin de semana. Flores, bufandas de clubes y pancartas colgaban en las rejas fuera de la iglesia del barrio donde creció Morosini, exinternacional sub-21 de Italia de tan sólo 25 años.