San Lorenzo de El Escorial. ¿Cómo definir a Peter Sagan en una palabra? Fenómeno es la más acertada. También, la más usada. "Lo escucho, lo de fenómeno y lo de las comparaciones con los campeones del pasado, pero yo prefiero no pensar en eso", dice el eslovaco, 21 años y un carro de victorias en solo dos temporadas como profesional, la última, la de la Córdoba en esta Vuelta en la que quiere descubrir la agonía de las tres semanas y llegar a Madrid. Atiende a este medio en la mañana de Talavera de la Reina, en la cafetería del hotel. Habla poco y despacio. Y como con vergüenza. La cabeza gacha. Su mirada azul la clava en la mesa. La mano derecha no deja de jugar, nerviosa, con la cremallera de la mochila que tiene a sus pies.

¿De dónde viene Peter Sagan?

De Zilina, una ciudad grande de Eslovaquia -es la quinta con más población y el centro económico del norte del país con la industria química, el papel, la construcción y la automoción-. Yo era un chico de la calle que hacía lo que todos los demás chicos, jugar. No nos tomábamos nada en serio. Y no hacíamos ningún deporte.

¿Y la bicicleta?

Solo tuve que imitar a mi hermano Juraj -el tercero de los cuatro hermanos, de 22 años, que corre con él en el Liquigas-. Él fue el que empezó. Le metió mi madre, que encontró un equipo para él. A mi hermano le gustaba tanto andar en bicicleta y comenzó ganando las que corría que yo, al verle, al escucharle, no tuve más remedio que seguirle.

¿Ganaba desde el principio?

Siempre.

En las diferentes disciplinas, carretera, ciclocross, mountain bike?

Me volqué en el ciclocross porque era más fácil ser campeón del mundo o conseguir alguna medalla en el Mundial. Mi primera carrera y mi primera victoria fueron en ciclocross. Y fui plata en un Campeonato del Mundo junior y oro en un Europeo. En mountain bike acabé siendo campeón del mundo.

¿De quién ha heredado esa virtud para andar en bicicleta?

No lo sé. Nadie en mi familia, salvo mis hermanos y yo, hemos andado en bicicleta. Mis padres no eran deportistas. No tenían tiempo para eso. Eran trabajadores. Cuando yo era pequeño tenían un supermercado que luego cerraron para montar una pizzería, mi comida favorita. Ese negocio también tuvieron que cerrarlo hace diez años y lo que hicieron fue reconstruir una casa, dividirla en apartamentos y alquilarlos. De eso vivíamos.

¿En qué espejo se miraba cuando era pequeño?

En mi hermano, que fue por seguirle por lo que ahora soy ciclista. Del pelotón me fijaba en Ullrich, que era el mejor cuando yo empezaba a andar en bicicleta.

Su gran ídolo ahora no es ningún ciclista, sino Tony Cairoli, piloto de motocross.

Amo el motocross. ¿Cairoli? Sí, le admiro. Yo mismo tengo una moto de cross, pero está siempre guardada en el garaje. No la uso. Creo que acabaré vendiéndola.

No es normal que un ciclista de su edad, 21 años, gane tantas y tan buenas carreras nada más aterrizar en el pelotón, ¿es consciente de ello?

Sí, sí, y estoy contento porque he podido ganar carreras pronto, pero quiero estar tranquilo. No me apetece pensar mucho en lo que estoy consiguiendo y en lo que dicen de mí. ¿Hasta dónde voy a llegar? Me lo preguntan muchas veces y no puedo responder porque no lo sé. Solo sé que ahora estoy en la Vuelta y que quiero llegar a Madrid. Y que el próximo año puedo hacer el Tour? Pero a mí las que me gustan son las clásicas. Las del norte. Flandes, Roubaix?

¿Y la alta montaña? ¿Cree que se adaptará a los grandes puertos de los Alpes o los Pirineos?

Con el tiempo, quizás. Habrá que ver. Todavía soy joven y no sé quién soy ni cómo soy. Tampoco tengo tanta prisa. De momento, la montaña es un terreno difícil para mí. En esta Vuelta, por ejemplo, hay grandes puertos. Y yo solo espero que se hagan buenos grupettos (ríe).

¿Quién va a ganar la Vuelta?

Nibali, seguro.

¿Y usted algún día?

Ni lo sé ni pienso en ello.

¿Se considera usted un fenómeno?

Bueno, siempre pasa en el ciclismo que cuando aparece un joven que despunta la prensa le empieza a comparar con los grandes campeones del pasado. Merckx, Hinault, el otro y el otro? Vale, no pasa nada, esto funciona así y lo comprendo. No es que para mí suponga más presión o responsabilidad, pero prefiero no pensar si soy un fenómeno ni hablar de esas cosas para no crear expectativas.

A su edad, con tanto talento, tanto dinero también, es fácil perder la cabeza, ¿quién le ayuda a mantener los pies en el suelo?

He visto tantos ejemplos de buenos ciclistas jóvenes que luego se han perdido en el camino que yo ahora espero no ser así. ¿Cómo evitarlo? El equipo es un buen apoyo. Y, como he dicho, no hacer caso de lo que se dice de mí, lo del fenómeno y esas cosas. Creo que eso me ayuda. En el ciclismo no te puedes despistar. Si no? También es bueno no olvidar de dónde viene uno. Yo vivo la mayor parte del tiempo en Italia, adonde me tuve que ir para ser ciclista y donde tengo que estar para serlo. No es fácil ser inmigrante y estar lejos de la familia. Por eso, todos los años paso una temporada en casa, en Eslovaquia.

Tan joven y solo lejos de casa, ¿cómo se arregla?

Ahora vivo en Cimadolmo, cerca de Treviso, con mi hermano Juraj. Hacemos todo nosotros solos: lavamos, limpiamos, hacemos las compras, cocinamos? Y experimentamos. El primer risotto al funghi que hice creo que no se podía llamar así. Fue horrible. Pero el segundo tuvo la aprobación de Juraj.