Sierra Nevada. Al principio pensó que no era verdad, sino otra triquiñuela del pequeño; muy abajo, cuando aún el aire era de fuego, 37º marcaban los termómetros de los pulsómetros de los ciclistas, recién pisada la cuesta que sube larga y tendida hasta Sierra Nevada, donde atiza el calor pero de la alta montaña baja un soplido como de aire acondicionado, Juanjo Oroz, el gregario alto, fuerte y entregado de Antón, se imaginó que el chico jugaba a cola de pelotón; se dijo, y se quiso creer, que hacía lo mismo que hace un año en Andorra, en la subida a Pal, donde fingió sufrir en la retaguardia para surgir después ágil, mágico y genial, remontar a todos y coronarse con la etapa y el maillot de líder. ¡Qué bribón!, o algo así, masculló.
Se convenció de que era eso, sí, sí, eso, no podía ser otra cosa, no podía ser que un puerto como el de Sierra Nevada, largo pero amable, sin pendiente, desnudara al escalador vizcaino, el tipo que sacó de rueda a Contador en el Zoncolan. No, no, no puede ser así, seguía la teoría del embuste de Oroz algún periodista al que le traicionaba la sonrisa floja, los nervios, la incredulidad, porque a 15 kilómetros de meta, Antón iba atrás, a rueda de otros cuarenta, con el pedaleo encasquillado en lugar de alegre, agitando la cabeza, con la cara roja, los papos llenos de aire, resoplando, escupiendo saliva, mal, ahogado, incómodo.
Pero no podía ser. "Así iba en Andorra". Lo que hace el no querer ver. Verdugo le subió del coche, que estaba pegado, algo de alimento que se guardó en el bolsillo del maillot y un botellín. Material de urgencia. Y luego Txurruka le volvió a reabastecer. Agua fresca para refrigerar el radiador, que echaba humo. A 9 kilómetros de meta, una herradura larga se empinaba un poco y Antón tuvo que esforzarse para no perder la huella del grupo. Txurruka y Verdugo revoloteaban a su lado. Nieve estaba arriba, con los buenos. Mala señal. Seguía haciendo calor. Alerta naranja. Poco más arriba Igor se partió. No fue un desplome antológico, la tumba, la debilidad absoluta e irreversible, un ciclista inanimado, sino un descolgar suave; leve como el descenso al suelo de la hoja de un árbol. Algo meditado, sensato y frío.
"He intentado regular, no cebarme", explicó Antón. "El día anterior las sensaciones tampoco habían sido buenas, así que, al ver que la cosa no había cambiado, supe ser frío, pensar y decidir que era mejor seguir a mi ritmo desde mitad de subida. Eso me lo ha dado la experiencia. Y es lo que me ha salvado. La serenidad, las ganas de agarrarme y el trabajo del equipo".
Capecchi levanta el pie Esas tres verdades palmarias, es cierto, salvaron de un batacazo mayor a Antón, quien en plena crisis repetía insistentemente por el pinganillo que Verdugo y Txurruka, ambos descomunales en la entrega, acoplaran el ritmo a su paso herido para que no le sacaran de punto. Pedaleaba en el alambre. Un esfuerzo de más le mandaba al abismo del carro de minutos. En poco tiempo había perdido medio. Eran los kilómetros de la regeneración. Cuando se pierde el ritmo, hace falta un momento para volver a respirar y reencontrar la marcha buena. Buena era la de Capecchi, el ciclista que le ganó a Antón la etapa de Arrate y la Euskal Bizikleta de 2008 de la manera más absurda. El italiano atrapó una buena etapa en el Giro y es en la Vuelta gregario de Nibali en la montaña. A Capecchi le contaron desde el coche que Antón se había quedado, y cuando pensaba que la consigna sería bajar un piñón y elevar el ritmo un puntito más para eliminar al peligroso escalador vizcaino, lo que escuchó fue lo contrario. Que aflojara, que levantara el pie. "¿Cómo?". Lo hizo así. Y seguido atacó Nibali, un acelerón extraño, un ensayo, quizás, porque se detuvo de inmediato. Sorensen y Kiserlovski no pensaron en parar cuando despegaron a siete de meta y obligaron a Capecchi, ante tanta mirada, tanta duda, tanto escaqueo, a retomar el mando. "El ciclismo es así y cuando un rival lo pasa mal no se puede parar para esperarle", dijo luego apenado por Antón. El vizcaino cae simpático en el pelotón, aunque no tanto como para perdonarle. A seis kilómetros perdía 34 segundos; a cinco, 37. Subsistía. Fue entonces cuando Dani Moreno se acercó a Purito Rodríguez a rogarle libertad. "Puedes arrancar", le dijo el catalán a su compañero, que tardó en decidirse. Le frenaba la duda del viento, "que siempre me gana"; le convencieron sus piernas, "que las sentía fuertes". En cuatro pedaladas cogió a Sorensen y Bonnafond, el nuevo compañero del danés tras el desplome de Kiserlovski. Y a un kilómetro se quedaron solos. En 2007 Dani Moreno perdió su gran oportunidad de ganar una etapa en la Vuelta. Se lo impidió Samuel Sánchez en un sprint fiero en la cima de Abantos. "Pero esta vez estaba seguro de que ganaba. Sabía que era más rápido", contó. Por si acaso, atacó a Sorensen antes, a 200 metros. Para asegurarse. El danés se derritió rápidamente. A once segundos llegó el grupo mullido con todos los favoritos. Salvo Antón, que lo hizo 1:27 después que sus rivales. "No es una salvajada", dijo; "pero la Vuelta y el podio se complican mucho". El sueño de la Vuelta, el maillot rojo en Bilbao… Todo aquello se aleja para Igor, que no se rinde. "Hay que confiar en que puedo darle la vuelta al cuerpo". En el grupo delantero solo llegaron dos vascos. Haimar Zubeldia, que está fino y mentalizado, y Mikel Nieve. Cuando al gregario de Antón le preguntaron si ahora que su líder ha perdido la rueda de la Vuelta él podía empezar a pensar en la general, rescató las mismas palabras que su amigo vizcaino repitió una y otra vez el año pasado: "No pienso en eso. Hay que ir día a día". El de ayer fue malo para Antón, pero fatal para, por ejemplo, David López, el baracaldés del conjunto Movistar que se dejó más de diez minutos. Beñat Intxausti llegó a Sierra Nevada, a 10 metros del garaje donde tres meses antes había asistido a la muerte de su compañero Tondo, 18 minutos después que Dani Moreno, agotado.
1º Dani Moreno (Katusha) 4h51:53
2º Chris Sorensen (Saxo Bank) a 3''
3º Daniel Martin (Garmin) a 11"
GENERAL
1º Sylvain Chavanel (Quick Step)13h19:09
2º Dani Moreno (Katusha)a 43''
3º Jakob Fuglsang (Leopard) a 49''
La etapa de hoy, 4ª: Baza-Sierra Nevada (170,2 kilómetros). Teledeporte (15.45 horas). Eurosport (16.30 horas).