En primer lugar quiero hacer dos menciones especiales a dos corredores que se lo merecen. La primera es para Gorka Izagirre, que lleva dos años muy buenos, a un gran nivel. Se merecía el premio del Tour. Ayer fue protagonista de la etapa con una escapada que se prolongó hasta el último momento. Muy bien en este sentido, porque estuvo listo escogiendo la fuga y porque es duro. Seguro que con su valentía y fortaleza aparecerá algún día más. Por otro lado, quiero también destacar el papel de Beñat Intxausti, que ayer cruzó la meta en el grupo de los favoritos. Esa es una buena señal, porque el repecho definitivo se hace duro y aguantó el empuje de los mejores. Su moral habrá crecido después de ayer.
Sobre la etapa, el favorito era Gilbert, el más fuerte fue Contador, pero Evans se llevó el gato al agua jugando desde lejos. El desenlace me recordó a la Lieja en la que David Etxebarria esprintó agarrando las manetas de arriba y que dejó polémica, al igual que hizo ayer Contador. Debo decir que el triunfo de Evans me alegró, pues, al fin y al cabo, es un tipo que con su trayectoria se merecía ganar una etapa de Tour.
A pesar de los 8 segundos que recortó Contador a Andy Schleck, pienso que no se pueden sacar conclusiones sobre lo acontecido ayer. Creo que las diferencias fueron mínimas como para que determinen algo en el futuro. Si bien, ahora se hablará de lo bien que se vio ayer el de Pinto, rápido y explosivo. Y es que materialmente hablando, los 8 segundos apenas son nada, pero conseguirlos como lo hizo el madrileño es una inyección de moral para él.