vitoria. El fantasma del cierre patronal de la NBA se convirtió en realidad en la medianoche del jueves en Estados Unidos. El comisionado de la liga, David Stern, confirmó el fracaso de la última reunión entre los propietarios y los representantes de los jugadores. En un tono solemne y serio, Stern inauguró un periodo de incertidumbre para la mejor liga de baloncesto del mundo. "Lleno de tristeza, no queda más opción que recomendar al comité de relaciones laborales que se imponga el cierre patronal ante la falta de acuerdo entre ambas partes", declaró el comisionado.
El lock out trae consigo una serie de consecuencias inminentes que trastocarán el normal desarrollo del periodo estival de la NBA. A corto plazo, queda neutralizada la agencia libre, que debía haberse abierto ayer. La liga de verano de Las Vegas, la de mayor prestigio, ha quedado también cancelada. Con vistas a un futuro cercano, la competición podría ver reducido su calendario como ya ocurriera en la temporada 98-99. Aquel año se cancelaron 32 de los 82 partidos programados. En aquella ocasión el lock out se extendió hasta el 20 de enero y el All-Star no se celebró.
El último intento de solucionar una situación avocada al fracaso ha sido el resumen de una serie de desencuentros que no han acercado lo suficiente a patronal y jugadores. Las tres horas de reunión del jueves en Nueva York no sirvieron para lograr ningún tipo de avance porque las diferencias son grandes y además en asuntos claves para ambas partes.
En un negocio multinacional como es la NBA, las disputas se entienden en clave económica. Los propietarios quieren reducir gastos pero los jugadores no están dispuestos a bajar sus fichas. Al menos, no tanto como quieren los dueños de las franquicias. Los jugadores ofrecieron reducir sus salarios en 500 millones durante cinco años en la última propuesta presentada. La patronal, por su parte, arroja las cuentas del pasado ejercicio, en el que los clubes tuvieron pérdidas superiores a 300 millones de dólares. Su plan de ajuste se centra en la parte del pastel que corresponde a los jugadores. Los jefes abogan por reducir la garantía del 57% de los ingresos generados por la competición que corresponde a los jugadores.
Ni los excelentes datos de audiencia de las últimas finales de la NBA, ni el espejo de la NFL (Liga profesional de fútbol americano), cerrada desde marzo, han evitado el lock out.
Barac y gasol El cierre patronal de la NBA tiene una onda expansiva mundial en un baloncesto dominado por los designios del gigante americano de la canasta. Ricky Rubio precipitó su salida a los Minnesota Timberwolves ante el fantasma del ahora real cierre patronal. Ahora o quizás nunca para el base español. El baskonista Stanko Barac ha visto también condicionado su futuro inmediato por el cierre de la NBA. Los Indiana Pacers le querían pero el lock out ha parado todo.
Los jugadores de la liga norteamericana son desde ayer parados. Sin empleo ni sueldo. Si la situación se enquista, algunos abrirán su abanico de opciones por gusto; otros por necesidad. Entre los primeros se encuentra Pau Gasol. "En caso de cierre patronal de la NBA, jugar en España sería la primera opción, aunque no diría que la única. China es muy potente", declaró el pivot de los Lakers.