Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza han llegado a tierra. Después de 32 días desplazándose sobre hielo en trineos arrastrados por cometas, los aventureros vascos llegaron el sábado a suelo firme. Son unos de los alpinistas de referencia en Euskal Herria por sus retos en la alta montaña, por su originalidad, riesgo y forma de acometerlos, -el último, sin ir más lejos al abrir la primera vía vasca en un ochomil, fue en el Broad Peak en julio del año pasado- y ahora, con este nuevo objetivo, tan dispar a sus anteriores expediciones, vuelven a sumar un nuevo capítulo a su impecable trayectoria.

Cuando el equipo que lidera Iñurrategi desveló sus futuros planes: recorrer de sur a norte Groenlandia en trineos, la idea desconcertó. Lo hizo porque se alejaba tanto de los proyectos anteriores que era muy sorprendente. Sin embargo, otros grandes como Messner o Hillary ya hicieron un paréntesis en el Himalaya para experimentar en el continente helado. Así que tras dar unas lecciones de manejo de cometas en Noruega, el pasado 8 de mayo pusieron rumbo a Groenlandia y el día 10 ya estaban en Narsak, donde empezaron a divisar la interminable llanura de hielo. Después, llegaron "32 días de dura travesía, muchísimo frío, muchas horas de cometa", como resume Alberto Iñurrategi cuando estaban el sábado a 725 metros de altura y les quedaban dos días para bajar todo el material hasta el nivel del mar y llegar a Thule, la aldea esquimal más al norte del planeta. A pesar de que el periplo ha sido durísimo, ha resultado más corto de lo previsto, pues habían programado 40 días. La experiencia ha sido mayúscula. "Es alpinismo en horizontal", proclamaba Mikel Zabalza en plena aventura. Y es que han atravesado la llanura helada de Groenlandia de sur a norte, 2.200 kilómetros en línea recta, en total autonomía, con esquís y cometas, tirando de trineos donde llevaban todo el material necesario. Han soportado temperaturas extremas por debajo de los 30 grados negativos, vuelcos de trineo, tormentas que no les permitían salir de la tienda en 24 horas, algunos días -principalmente al principio de la aventura- sin una brizna de viento que les obligó a arrastrar los trineos de 100 kilos a golpe de músculo y fuerza mental... "Es mucho más duro de lo que esperaba, con una primera semana muy exigente en la que tuvimos que tirar de riñón", coincidían.

Las últimas jornadas fueron las de mejores condiciones de viento. De hecho, el día antes de pisar tierra firme, llegaron a recorrer nada menos que 265 kilómetros en tan solo 11 horas, a una velocidad media de casi 25 kilómetros por hora. Nada que ver con los 10 kilómetros que lograban avanzar cada 12 horas en el inicio de este periplo. De ahí que el meteorólogo de la expedición, al ver el excelente ritmo de los últimos kilómetros, llegara a exclamar: "¡Increíble! Estáis volando".

Pero dominar las cometas, el instrumento vital que les transportaba, ha sido una ardua tarea. "Nos estamos dando unos palizones tremendos, y el manejo de las cometas está resultando bastante más complicado de lo esperado, porque a veces el viento las enreda o sufrimos caídas, vuelcos de los trineos… Al final, esto resulta como navegar con un velero: requiere horas de práctica", explicaba Zabalza en la primera semana del desafío.

Pero no solo las cometas han hecho que este viaje sea complicadísimo. El alpinismo en horizontal exprime al más fuerte. Puede parecer más liviano que las andanzas en ochomiles, pero el sacrificio es similar. "De Groenlandia sorprende su inmensidad, y cuando estás acostumbrado a las expediciones al Himalaya la mayor diferencia que te encuentras es que aquí nunca descansas, el esfuerzo durante la jornada es intenso, y cuando acaba no hay campo base al que llegar para relajarte y donde el cocinero te sirve el té", ilustraba el montañero navarro.

Y es que los aventureros vascos han completado 32 jornadas de diez y once larguísimas horas sin parar para demostrar que todavía hay aventura en los rincones más inhóspitos del planeta.

Tienen el vuelo de regreso el miércoles en Thule. Para llegar a tiempo, tendrán que bajar todo el material a la costa. Preveían hacerlo en dos días y salvar en trineos los 40 kilómetros hasta Thule.

queda el polo sur Pero con este objetivo cumplido en Groenlandia solo finaliza la primera parte del desafío. Y es que la expedición TransAntartika 2011 se completará en noviembre, aprovechando el verano austral, y en unas condiciones sensiblemente más duras. Iñurrategi, Vallejo y Zabalza se involucrarán en un plan similar a este para intentar alcanzar el Polo Sur y realizar alguna ascensión tanto en altura como en roca. Entonces, la aventura será más dura aún; temperaturas todavía más bajas: hasta los 40 bajo cero; todavía más kilómetros: 3.700 y, por lo tanto, todavía más días: unos 70.

En las primeras etapas, los expedicionarios atravesarán la región conocida como la Tierra de la Reina Maud, que acoge algunas de las formaciones rocosas más espectaculares de la Antártida.