orvieto. El holandés Pieter Weening, del Rabobank, dio un golpe doble en el Giro de Italia al imponerse en la quinta etapa disputada entre Piombino y Orvieto, de 191 kilómetros, la primera con tramos de tierra, en la que consiguió además la maglia rosa, mientras que los principales favoritos entraron juntos tras verse las caras.

Weening, de 30 años, atacó a 5 kilómetros de meta y resistió de manera heroica en un final con una subida muy complicada que no le impidió levantar los brazos en vencedor, haciendo inútil el esfuerzo de los perseguidores, que entraron en meta con los colombianos Fabio Duarte (Geox) y José Serpa (Androni) al frente, a 8 segundos.

Con el mismo tiempo entraron los favoritos de la carrera, que ya tuvieron la primera toma de contacto cara a cara. Nibali pasó delante de Contador, Scarponi, Purito Rodríguez, Kreuziger, Menchov y Arroyo. Perdió comba Sastre, que cruzó la meta a 28 segundos del ganador. La maglia rosa cambió de dueño. El británico Millar perdió 2:50 minutos, por lo que Pieter Weening se convirtió en nuevo líder.

Una jornada marcada por la niebla de las pistas de tierra, buenas para el espectáculo, temidas por los corredores. "No merece la pena arriesgarse a caídas graves", dijo Contador en meta. Pero marcó el primer enfrentamiento entre los favoritos, que ya están dentro de la zona caliente de la general.

El Giro recobró la normalidad después del homenaje a Wouter Weylandt y volvió la competición en la primera jornada con tramos de carreteras de tierra, el sterrato. El interés se concentraba últimos 40 kilómetros, que incluían los Altos de Saragiolo y la Croce di Fighine, puerto este último que empieza a descender por carreteras de tierra.

No hubo que esperar tanto para que se animara la etapa, pues el suizo Kohler, del BMC, protagonizó una escapada en solitario desde el kilómetro 12. El pelotón no reaccionó ante la aventura del joven de 25 años, de ahí que acumulara un retraso de 12 minutos en el kilómetro 60, el tramo llano de la etapa.

En ese momento el Garmin se propuso defender la maglia rosa de David Millar y aceleró el ritmo del gran grupo. La fuga se estabilizó en torno a los siete minutos, que era la ventaja que tenía Kohler en la cima del Saragiolo (km 120).

La presencia del sterrato despertó los nervios en el pelotón en el ascenso de la Croce di Fighine, un puerto pequeño pero matón, con rampas del 15%. Todo el mundo quería ir bien colocado y estar atento a posibles ataques. Lo intentó el ucraniano Popovych (Radioshck), pero enseguida fue alcanzado.

Kohler se mantenía en cabeza y cruzó la cima con 3.25. A continuación un grupo con Kreuziger, Nibali, Scarponi y Garzelli. Contador perdió comba respecto a sus rivales

Nibali se jugó el tipo en el descenso, desafiando a cualquier peligro. Entre la polvareda producida por las motos de carrera el siciliano aceleró a fondo. Algunos pasaron por apuros, como Scarponi, hasta el punto de tener que poner los pies en el suelo en algunas ocasiones.

El pelotón principal se reagrupó en el descenso, pero por delante se destacaron Cataldo (Quick Step) y Tankink (Rabobank), perseguidores de Kohler. Ambos fueron víctimas de la mala suerte, el italiano se cayó en un nuevo tramo de sterrato y al holandés se le salió la cadena.

A 10 kilómetros de meta Kohler fue alcanzado por el francés Gadret, que había atacado aprovechando sus habilidades en el ciclo cross y Weening. Poco antes hubo otro susto por una espectacular caída de Slagter (Rabobank) en un sector de tierra.

Pasada la niebla, los últimos kilómetros esperaban con sorpresa al final. Orvieto se alza sobre una inmensa roca y el acceso hasta el centro obliga a superar auténticas paredes. Weening se marchó solo a 5 kilómetros de meta y tuvo fuerzas suficientes para aguantar los empujones del grupo perseguidor, donde la jerarquía de la carrera empezaba a exhibirse.