VITORIA.

GELSENKIRCHEN calienta motores para la semifinal de Liga de Campeones ante el Manchester United y se apoya para su sueño en su héroe, Raúl, alias Señor para la afición del Schalke 04, club que aprovechará la jornada de mañana para conversar con el representante del delantero. No en vano, pese a que el madrileño acaba contrato en junio de 2012, la entidad minera estudia ya su renovación. El largo recorrido en Europa y la finalisima de Copa que aún le aguarda han sido suficientes argumentos como para vanagloriarse del trabajo del exsiete merengue. En una entrevista a la agencia Dpa, admite sentirse "como un niño. Necesitaba un cambio para seguir sintiéndome futbolista". Desde las entrañas del Veltins Arena dice "experimentar nuevas sensaciones, disfrutar con las pequeñas cosas, como en los primeros años del Real Madrid, donde el ciclo ya se había agotado".

La ciudad industrial de la cuenca del Ruhr, en el oeste de Alemania, respira fútbol estos días por todos los costados. Las calles están salpicadas de hinchas, banderas azules y fotos del equipo. Cada partido se discute hasta el hartazgo en la radio y los cafés. La afición le venera, como comprobó desde un lugar privilegiado cuando celebró en la grada el pase ante el Inter. "Era la primera vez que me pasaba. No sabía muy bien qué decir. Fue una decisión de Manu (Neuer), que me lanzó. Yo al principio no quería ir, pero me alegro de haber ido porque fue muy bonito". Parte del milagro reside en el sereno Oberkassel, elegante barrio de Düsseldorf donde Raúl se mudó con su mujer y sus cinco hijos a una mansión en el vecindario, por cuyas calles a orillas del río Rhin caminan artistas, diseñadores y personalidades del fútbol como Ballack, Magath o Völler. "Aquí puedo ir por la calle tranquilamente, hacer una vida más normal. Y eso es lo que me gusta. Me apasiona mi profesión, que es jugar al fútbol, pero también poder disfrutar de mi vida privada".

Mientras el jugador suma prestigio y goles -acumula 18 dianas en Liga, Copa y Champions-, sus retoños se integran "rápidamente. Van a cumpleaños, a casa de otros compañeros, los compañeros vienen a casa...", cuenta Raúl. Todos asisten al colegio internacional de Düsseldorf, donde reciben clases en inglés y una hora diaria de alemán. "Y lo aprenden rapidísimo. Entienden y hablan perfectamente". ¿Y el padre? "Ein Bisschen (Un poco)", ríe. Su profesor de alemán, Klaus, lo ve con menos modestia: "Es un gran alumno. Todo un profesional". No descarta quedarse en el país germano después de su retiro. "Es una decisión más personal. Creo que la vida hay que vivirla día a día y tomando pequeñas decisiones". ¿Renovar? "Eso depende del club. Yo estoy encantado", apunta sin ocultar su comodidad: "No voy a poner ningún obstáculo si ellos quieren que siga. Habrá poco que negociar".

Mientras tanto, se prepara para dar el zarpazo ante los de Ferguson. "Soñamos con vencer al Manchester. Ya veremos si somos un equipo mejor. O tal vez no: la lógica dice que lo serán ellos, aunque vamos a intentarlo. Tal vez incluso tengamos una ventaja allí. Si ellos se relajan un poco, ¿quién sabe? Estamos jugando bien. Tenemos a Farfán, que es un futbolista muy hábil y rápido. Jurado está creciendo y el portero Neuer -que ya ha anunciado que se irá, con toda probabilidad al Bayern- es muy, muy bueno". Y él, Raúl, se divierte como un crío.