Samuel es paciente, sereno, tranquilo y calculador, pero al mediodía del domingo, ayer en el hotel El Castillo de Beasain, tenía prisa y era pura inquietud. "Quiero ver la salida de MotoGP, que va a ser espectacular". Samuel tiene ADN ciclista pero por sus venas corren gasolina y aceite de motor. "Cuando acabe todo esto quiero ir ahí". Señala la televisión, Jerez, las motos, la velocidad. Es su pasión. "Por esa recta he ido yo a doscientos...". En bici también es rápido. El sábado ganó el Gran Premio Indurain y desde hoy busca la txapela de la Vuelta al País Vasco, su carrera. Ha ganado cuatro etapas, ha subido al podio tres veces y ha sido líder unos días. "Solo me queda ganarla". A por eso va.

¿Hay que apostar por Samuel?

Soy un candidato más, pero hay muchos.

¿Su favorito es usted?

Sí, claro, pero las carreras no las corre uno solo. Influyen muchas cosas.

Ganó el Gran Premio Indurain. ¿Señal de que se encuentra bien?

Estoy bien. En País Vasco no suelo fallar. O hago podio o gano una etapa. Siempre ha sido así. Este año estoy como otros, bien, ahí, en disposición de estar en la pelea.

¿El desfallecimiento en la etapa de montaña del Criterium Internacional fue un accidente?

Fue eso, un desfallecimiento. Para nada estaba alarmado porque me lancé a por la victoria y ocurrió que pagué el esfuerzo de todo el día, el viaje, la alergia que en Córcega me ataca más porque soy alérgico a la paritaria, una planta que hay en el Mediterráneo.

Samuel siempre llega bien al objetivo que se marca. ¿Cómo lo hace?

Currando, naturalmente. Entreno y me conozco. Son 12 años de profesional y tengo muchos datos guardados. Así que ya sé lo que hay que hacer, los parámetros que tengo que seguir, para llegar bien a un sitio. Habrá un día que no salgan las cosas, pero de momento, no ha pasado.

¿Con los años le cuesta más?

Tardo más en arrancar. Mi mujer sabe lo que me cuesta. Este año en diciembre estaba en Alicante con ella y los críos. Entrenando. Con la edad te descuidas menos. Se acabó eso de coger cinco kilos en invierno, un mes y medio sin bici, alguna juerga... Ahora, una semanita sin bici y gracias. Chuflas, una o ninguna. No es que haya que cambiar nada, porque lo que te ha funcionado durante tanto tiempo no tiene que dejar de hacerlo. Hay que hacer lo mismo, pero mejor.

Guarda los datos y los compara, ¿qué le dicen ahora?

Que estoy bien. Como otros años. En disposición de poder pelear con los de arriba si la carrera va como tiene que ir. Pero ya te digo que entran más factores. ¿Por ejemplo?.... Hay equipos que tienen hasta dos líderes, con lo que jugarán sus bazas; hay gente que va mejor que yo contra el crono, con lo que correrá a la defensiva. Cada uno va sacando sus cuentas.

Igor González de Galdeano decía antes de París-Niza que usted estaba mejor que nunca.

No, no creo. Estoy como siempre. Mejor que nunca sería si estuviese como para ganar el Tour y, además, lo ganase.

¿Recuerda la primera etapa del año pasado?

Vaya si la recuerdo. Pero no quiero acordarme. Aquello ya pasó.

No es usted de los que se mortifican.

No, para nada. Miro al pasado muy de reojo porque es algo que está fuera de mi alcance. Lo que ha pasado está ahí y es inamovible. A lo que ha ocurrido hay que darle las vueltas justas. Soy así para todo en la vida. No existe la fórmula para volver y cambiar lo que ha ocurrido. Tampoco para viajar al futuro. Por eso pienso que hay que vivir el presente y el futuro cercano.

Mañana, por ejemplo.

Mañana es un día importante.

Primera etapa de la Vuelta. ¿No teme volver a quedar eliminado el primer día?

No creo que suceda eso.

¿La Vuelta al País Vasco es la carrera de Samuel?

Sí. Por todo. Porque deportivamente me he criado aquí; porque estoy muy enraizado en esta tierra; por el equipo en el que corro; y porque es la carrera, junto a la Vuelta a España, en la que más etapas y podios tengo. Me queda ganarla. Aquí, mi obligación moral es máxima. La motivación es mucho mayor que en cualquier otra prueba. Mayor que en Dauphiné, en París-Niza...

¿Y la presión es máxima?

No. La presión hay que saber gestionarla y se la mete uno mismo, no viene de fuera. Cada uno es dueño de sí mismo y de sus pensamientos. Hay que saber canalizar lo que a uno le dicen. Si dejas que las palabras te influyan, la presión te gana terreno. Hay que ser más frío.

Dicen que usted lo es: frío y calculador.

Hombre, las cosas me afectan, no soy de piedra, pero lo justo. Yo escucho siempre lo que me dicen, pero hay que ser tranquilo porque las cosas van a llegar por sí solas. Por mucha presión que te metan no vas a correr más.

¿De veras es usted tan tranquilo como aparenta?

Es que no se puede hacer otra cosa. Ahora, por ejemplo, llego aquí con el trabajo bien hecho, acabo de ganar el Gran Premio Indurain, mi salud es buena, no tengo catarros ni lesiones... Ya está. Lo que tenga que ser, será.

Eso, que usted no se mortifica.

Nada. ¿Para qué? ¿Sirve para algo? Lo único que quiero ahora es que llegue la salida de MotoGP, ver la carrera, comer, echar una siesta, ir al masaje y mañana ponerme el dorsal y venga, candela.

¿Puede borrar de la conciencia el peso de las derrotas? La del Tour ante Andy, la de París-Niza con Klöden...

Buahhh!!! Todo eso está olvidado. Creo que llevo casi cincuenta segundos puestos. Si por cada uno de ellos me pongo un rato a pensar, se me va la vida en ello. Sucede, pasas el mal trago, reflexionas sobre las razones, rescatas la lección y a otra cosa. Es que creo que estamos obsesionados con el éxito y, según están las cosas, hoy en día hay que saber mirar para abajo. A todos nos gusta ganar, ser multimillonarios, salir en la tele, tener una mujer impresionante y un Ferrari en el garaje. El mundo no es así. Tengo amigos que trabajan con el camión un porrón de horas, cobran 1.200 euros, tienen que pagar la hipoteca y tiemblan porque igual mañana no pueden arrancar el camión por falta de trabajo. Eso es lo que realmente es preocupante. No se puede dramatizar todo.

25 victorias en profesionales y aproximadamente una cincuentena de segundos puestos. ¿A Samuel le falta puntería?

Puntería o buena suerte. A veces, el destino es así. No gasto fuerzas en pensar en esas cosas porque si no no las tendría para salir a entrenar al día siguiente. Hay que pensar en el futuro cercano. En mañana. Así vivo. Así me ha hecho la vida.

¿Samuel se siente valorado?

Sí, por supuesto.

¿No le ha perjudicado coincidir con fenómenos como Contador, Valverde, Freire...?

Soy uno más de ellos. Yo he puesto mi granito de arena con algo que nadie había aportado: el oro olímpico. El problema es quién viene detrás.

¿A qué se refiere?

¿Quién hay aquí con 22, 23 o 24 años? Volviendo a lo de si me siento valorado, lo que realmente me duele es lo poco valorado que está mi deporte en este país. El ciclismo no merece esto. No está en el sitio que debe. Creo que desde el Gobierno se ha hecho una campaña que no procede. Lissavetzky dice que el ciclismo tiene un problema con el dopaje y creo que se equivoca.

¿Algún mensaje positivo a la afición?

Hay más cosas buenas que malas en el ciclismo. Hoy en día hay crisis, pero las tiendas de bicicletas florecen como margaritas. Es un sector que mueve miles de millones. Más que la automoción, más que el fútbol a la hora de vender material. El mundo de la bicicleta genera mucho dinero

Y, sin embargo, la imagen es pésima.

Estoy de acuerdo. En el ciclismo no ha habido ni hay buenos gestores de marketing. Es nuestra gran laguna. Hay que venderlo de otra manera.

La Vuelta al País Vasco acaba con una crono en Zalla por tercera vez en cinco años.

Y para mí eso es algo fenomenal.

¿Qué recuerdos tiene?

Malos y buenos.

¿El de 2006?

Malo, claro. Aquel día perdí una Vuelta al País Vasco. Pero no se me aparecen los fantasmas del pasado en esa crono.

¿Fue uno de los momentos más duros de su carrera?

Puede ser, pero porque era mucho más niño que ahora y cuando eres joven te lo tomas peor. La vida es así. Como siempre digo: muriendo y aprendiendo. Nada cae en saco roto.

¿Aquel día perdió su gran oportunidad de ganar la Vuelta al País Vasco?

No. La Vuelta que más cerca tuve fue la de 2007, cuando gané la crono de Oiartzun. El día antes agarré un pajarón impresionante. Fue la Vuelta que se me escapó.

¿La Vuelta se decide en Zalla?

Seguramente. Va a estar todo muy igualado. Si estuviese Alberto (Contador), la cosa cambiaría mucho. Él atacaría en Arrate. Alguien lo tendrá que hacer ahora, porque a Tony Martin no se le puede dejar llegar con vida a la crono.

¿Puede sobrevivir a una semana tan dura?

Puede. Pero esta carrera no tiene nada que ver con las demás. Todos los días hay algo, sobre todo puertos cortos y duros, carreteras estrechas que provocan nerviosismo. El mestizaje de ciclistas es importante porque están los que empiezan a caminar para el Giro, los que están preparando las clásicas, los que acaban el primer pico porque piensan en el Tour... Y todos juntos en un perfil de sierra, a veces bajo la lluvia; otras bajo un sol de primavera que desata las alergias.

¿Es su última oportunidad para ganar la Vuelta al País Vasco?

¿La última? No, para nada.

arranca hoy en zumarraga

LugarKmHora

Zumarraga 0 13.30

Gabiria (3ª)1113.47

Alto de Minas (3ª)1813.58

Zumarraga3614.26

Udana4514.42

Elosua (2ª)7515.29

Zumarraga9916.06

Aztiria (3ª)10816.21

Barbaris (3ª)120 6.39

Segura12716.51

Gabiria (3ª)13717.07

La Antigua (3ª)14617.21

Zumarraga (meta)149,517.2

Minas