'final four' de la ncaa la cita más genuina

De cenicientas y gigantes

El Reliant Stadium de Houston asiste a una lucha entre universidades modestas y clásicas potencias

roberto calvo

vitoria

EL baloncesto vive este fin de semana su torneo más genuino. Si la Final Four del baloncesto universitario, colofón de esa locura de partidos conocida como March Madness, no existiera, habría que inventarla. De hecho, es un formato que hace años se adoptó en Europa por lo que reúne de competición, pasión y atención mediática. La primera edición se disputó en 1939 y, 72 años después, el evento ha adquirido una dimensión enorme. El Reliant Stadium de Houston acogerá el sábado y el lunes a 71.500 espectadores, algunos de los cuales habrán pagado por sus localidades más de 5.000 dólares. Probablemente, más de 20 millones de personas seguirán la final por televisión, una audiencia solo superada por la Superbowl.

Por esa razón, la NCAA ha estrenado un nuevo contrato televisivo por el que la CBS y Time-Warner pagarán 11.000 millones de dólares por los próximos catorce años. No saldrán perdiendo ya que la Final Four permite a las televisiones obtener ganancias de un millón de dólares por medio minuto de publicidad. Y es que toda la nación se paraliza para seguir un acontecimiento en el que se involucra hasta Barack Obama, gran aficionado al baloncesto. Con todo el boato de los americanos, antes del comienzo del torneo se anuncia el Presidential Bracket, el pronóstico del presidente que este año no ha acertado ninguno de los cuatro equipos presentes en la Final Four. No es el único ya que de más de cinco millones de pronósticos que se han realizado en todo Estados Unidos, solo dos han hecho pleno.

No extraña, por tanto, que las apuestas sobre el torneo hayan movido unos 2.500 millones de dólares, según estimaciones del FBI. El torneo de la NCAA es imprevisible, de ahí su atractivo, y este año, por primera vez en la historia, no ha alcanzado la Final Four ningún primer o segundo cabeza de serie de cada una de las cuatro regiones en que se divide el cuadro final. Después de todo, en Houston se desarrollará un cuento de cenicientas que prolongan su sueño y de gigantes que renuevan la historia.

Abrirán la Final Four (00.00 horas, Canal+ Deportes) Butler y Virginia Commomwealth, las Cinderellas que quieren romper el orden tradicional con dos entrenadores treintañeros al mando. El finalista del año pasado, el que rescató el mito de los Hoosiers, vuelve a la gran cita, pese a haber perdido por el camino a su estrella Gordon Hayward. Pero Brad Stevens, el técnico que renovó hasta 2022, ha mantenido el espíritu competitivo de un equipo que representa a una universidad de apenas 4.000 estudiantes gracias a Shelvin Mack y Matt Howard y los Bulldogs están en la Final Four por segunda vez en su historia tras salvar varios partidos muy apretados.

Los Rams de VCU (Virginia Commomwealth) son más numerosos, por encima de 32.000, pero se estrenan en el baile final. Shaka Smart, en su segundo año, ha sacado petróleo de un programa sin tradición que se coló en el torneo de 2011 llegando desde la ronda previa y que ha derribado a clásicos como Georgetown o Kansas liderado por el base portorriqueño Joey Rodríguez y el ala-pívot Jamie Skeen.

La otra semifinal (3.00 horas) representa la tradición, el poderío de dos programas prestigiosos y también polémicos por obra y gracia de sus afamados entrenadores, John Calipari (Kentucky) y Jim Calhoun (Connecticut). Ambos cobran en torno a los cuatro millones de dólares anuales, pese a que en ocasiones se ha cuestionado y sancionado su política de reclutamiento, tan brillante como éticamente dudosa.

Calipari alcanza la Final Four con su tercer equipo. Antes, lo logró con Massachusetts y Memphis, aunque ambos logros le fueron retirados por trampear en la captación de jugadores. Calhoun, por su parte, no podrá empezar la próxima temporada por sanción por idéntico motivo. El año pasado, Connecticut se quedó fuera del torneo final y su figura estaba en entredicho tras 39 años de carrera y pese a llevar a los Huskies a sus dos únicos títulos y sumar más de 800 victorias. Pero por algo el veterano Calhoun, de 69 años, ya está incluido en el Hall of Fame.

Kentucky regresa a la Final Four trece años después de su última presencia y su última victoria. Algo extraño porque los Wildcats son el segundo equipo con más títulos universitarios (7), sólo por detrás de UCLA. John Wall o DeMarcus Cousins salieron rumbo a la NBA, pero Calipari ha conseguido mejores resultados sin sus estrellas y pese a no poder contar con el portentoso turco Enes Kanter por su pasado profesional en Europa. El base Brandon Knight es el nuevo líder de Kentucky, que ha hallado en Josh Harrellson a su necesaria referencia interior.

El duelo de bases se prevé magnífico ya que con Connecticut juega la que quizás es la estrella de la Final Four. Kemba Walker, nacido en el Bronx neoyorkino y que roza el 1,80 metros, apunta a la NBA después de haber promediado 23,9 puntos y 4,5 asistencias esta temporada y dominar el torneo final con su desbordante talento.

Por primera vez en la historia, ningún primer y segundo cabeza regional ha logrado clasificarse para la 'Final Four'

las cifras

l 71.500 espectadores verán los partidos este fin de semana en el Reliant Stadium de Houston.

l 11.000 millones de dolares cobrará la NCAA por el contrato de televisión durante los próximos catorce años.

l Más de 20 millones es la audiencia estimada que tendrá la final del lunes en la televisión.

l Un millón de dólares es el precio de medio minuto de anuncios durante la final universitaria, el mismo precio que se pide para la Superbowl.

l Cuatro millones de dólares anuales cobra John Calipari, el segundo entrenador mejor pagado del baloncesto estadounidense.