durango. A Marino Lejarreta (Berriz, 1957) le dijo un día de invierno Rubén Gorospe, como quien habla del tiempo, que le iba a sacar la licencia de director para que guiase él, una leyenda -"Marino sigue siendo sinónimo de ciclismo en Euskadi", dice el de Mañaria-, a la trigésimo tercera camada de ciclistas del conjunto cafetero. Chavales de una generación desalmada, "sin pasión ni corazón, materialistas porque la sociedad les ha hecho así". Marino respondió calmo: "Pues vale". Quiere cambiarles. "Que deseen ser ciclistas por puro placer". Y en ello está, en una mezcla paradójica porque compartirá coche con el hermano de Julián Gorospe, el ciclista de media Euskadi en los 80, los gorospistas. La otra mitad eran marinistas.

Si aitite levantara la cabeza...

Marino Lejarreta: No pasaría nada porque Rubén y yo tenemos relación desde hace mucho tiempo.

Rubén Gorospe: El pique era con Julián, mi hermano.

M.L.: Con Julián he entrenado y he corrido, pero no he tenido una relación personal. Con Rubén, desde que era aficionado hemos ido de vacaciones juntos, hemos compartido mucho.

R.G.: Ese enfrentamiento entre Marino y Julián era en la carretera. Era un pique sano. De apostar un café, una comida, las copas... Ahora, quizás nos haría falta algo como aquella rivalidad.

M.L.: Cada época es única y aquella lo fue para nosotros. La gente añora lo pasado, lo que se fue. Aquellos 80 para muchos fueron años muy emotivos y, por eso, gloriosos. Ahora ha cambiado. El ciclismo es menos emotivo. Priman los resultados y nada tiene que ver con aquello, aquella emoción.

R.G.: Antes era un orgullo ser ciclista.

M.L.: Se veía el ciclismo desde otra perspectiva. La gente ponía más corazón. No solo los ciclistas, sino los seguidores. Antes a los aficionados les gustaba tanto el ciclismo que hacían verdaderos sacrificios por verlo.

R.G.: La evolución del ciclismo desde los años 80 la veo así: la época de Marino y Julián es la que encontró el huevo; la nuestra, los 90, lo frió, y la de Joseba Beloki, ya en el siglo XXI, fue la que se lo comió. Ahora, se pasa hambre.

M.L.: Lo que perdura en el ciclismo es la emoción. Los resultados se olvidan. Una época se recuerda por lo que uno se divirtió y disfrutó, independientemente de lo material. El ciclismo en los 80 se vivió con mucho cariño. Ahora el cariño lo ocupa la efectividad, el resultado. Pero eso no solo afecta al ciclismo. Hace cinco años Ronaldinho parecía inolvidable. Ahora son pocos los que le recuerdan. Por el contrario, ¿alguien duda de que Iribar es inolvidable?

¿Marino es también inolvidable?

R.G.: A Marino le reconoce la gente por la calle antes que a corredores actuales. Marino sigue siendo sinónimo de ciclismo en Euskadi.

M.L.: Quizás lo que ha pasado en el ciclismo vasco es que el romanticismo se ha acabado.

R.G.: A los chavales de hoy el ciclismo no les llama.

M.L.: Lo más doloroso es que el chaval que empieza a hacer deporte piensa en ser famoso y ganar dinero. A mí cuando me preguntaban por qué andaba en bici no sabía qué responder. "Pues porque me gusta, porque me divierto", solía decir. No entendía bien la pregunta. Lo de pensar en que iba a ser profesional no entraba en mi cabeza. Luego llegas y te sientes tan emocionado que piensas que estás en un sueño y lo vives así. Ese es el romanticismo que se ha perdido.

¿Qué ha pasado para que todo eso se pierda?

M.L.: El materialismo.

R.G.: En el ciclismo entró el dinero, el negocio y su esencia se perdió.

¿Solo eso? ¿El ciclismo no tiene culpa de su situación?

R.G.: También, sí. La autocrítica es tan necesaria como poco corriente en el ciclismo.

M.L.: Lo que al ciclismo le ha hecho mucho daño es la historia del dopaje. Eso está ahí, no hay duda, pero también se puede decir que en la lucha contra el dopaje hemos sido un deporte vanguardista. También un campo de experimentación. Eso tiene sus consecuencias. Malas, claro. Ya se ha visto.

R.G.: Luego está la desunión de este deporte, los acuerdos que nunca se han cumplido, la gente que ha cedido, el poco diálogo...

M.L.: El ciclismo es un deporte muy mediático, pero por dentro es débil, muy débil.

¿Tan mal está el asunto?

M.L.: Ha estado muy mal. Ahora quedan restos de aquellas historias que hemos tenido desde aquel Tour del 98, pero el ciclismo ha conseguido algo de estabilidad. Quiero decir que más bajo de lo que ha estado es complicado que esté. ¿Subir? Bueno, tampoco creo que sea fácil acercarse siquiera a lo que era antes.

R.G.: Para eso haría falta una especie de mesías, gente que atraiga al público como antes. Y, claro, no lo hay. O no tantos. Hoy en día está Igor Antón. Vale. ¿Alguno más?

¿El ciclismo ha aprendido de sus errores?

M.L.: Se ha ido acondicionando. Pero sigue habiendo injerencias. Sigue habiendo una lucha de poder que ahora está más o menos estable.

R.G.: Eso es en lo más alto. ¿Y abajo? No hay quien tire de la cantera.

M.L.: Es el tema del referente, de la figura. La clave del éxito en un deporte está en la élite. Si no hay atracción, un ídolo, un chaval no coge una pelota, un palo de golf, una raqueta o una bicicleta. Es así de simple. Ahora la referencia en Euskadi es el Euskaltel. Lo bueno que tiene el ciclismo es que es un deporte global y que un ciclista de fuera te puede enganchar. Contador, por ejemplo.

Usted, Marino, dirigió a Contador en el Liberty.

M.L.: Y es muy bueno, pero eso ya se ve.

¿Cuánto daño ha hecho el "caso Contador al ciclismo"?

M.L.: Menos que otros casos anteriores. Se le ha dado vueltas y ha tenido su repercusión porque se trata del mejor ciclista del momento, pero el ciclismo se ha acostumbrado a estas cosas. La cuestión es que esto no se acaba. Queda el recurso de la UCI o la AMA al TAS, que puede llegar en cualquier momento. Eso es lo más doloroso. Creo, de todas maneras, que Contador saldría ganando en el TAS. Lo digo sin ver ni una sola hoja de toda esa historia.

¿Por qué vuelve Marino a un ciclismo que no levanta cabeza?

R.G.: El ciclismo aficionado no exige tanto, y con un patrocinador como Baqué, menos aún. Quiero decir que el triunfo no es una obligación porque la gran recompensa que puede tener este equipo es que sus corredores suban a profesionales y hagan carrera. Es lo que le atrae a Marino.

M.L: A mí me vino un día Rubén y me dijo: "Te voy a hacer director".

R.G.: Y él me respondió: "Pues vale". Tener a Marino como director puede ayudar a los chavales a motivarse. Alguno estará, incluso, hasta nervioso. Todo vale para tratar de levantar el ciclismo.

M.L.: Yo vuelvo al ciclismo porque Rubén me lo pidió. No hay más. Pero me atrae porque es algo que no he hecho nunca y porque quizás toque ahora transferir a los chavales el romanticismo del que hablábamos antes. Me quedaría a gusto con que los chicos se sintiesen ciclistas y estuviesen orgullosos de serlo. Los resultados quedan para mí en un segundo plano.

¿El ciclismo no es ganar?

M.L.: No, es ser buen ciclista.

R.G.: Hay corredores que ganan y no son buenos ciclistas porque no son regulares. Esos no llegan nunca arriba. O si llegan, bajan de la nube enseguida. A Beloki, por ejemplo, le costaba ganar. Mira luego lo que ha sido.

M.L.: No se puede estar detrás de los chavales para entrenar. Y eso ocurre ahora en aficionados. Un ciclista joven, de 18 o 20 años, tiene que salir a entrenar porque disfruta de la bicicleta. ¿Que llueve? Que llueva. Eso no puede ser obstáculo para un joven.

R.G.: Este año tenemos quince corredores en el equipo. La primera pregunta que les hemos hecho ha sido si querían ser ciclistas. Están los que han dicho que sí.

¿Marino puede aportar pasión?

R.G.: Veremos lo que Marino tiene dentro. A los chavales les falta ilusión por el ciclismo y quizás Marino, con su experiencia, pueda dársela.

¿Qué consejo le da Marino a un chaval que quiere ser ciclista?

M.L.: Que no quiera serlo. O no, al menos, por dinero o fama, por rentabilidad, porque casi seguro que no lo va a conseguir. Un chaval tiene que pensar en divertirse y disfrutar. Andar en bici tiene que ser un gozo. Es la única manera que hay para sufrir sin sufrir.

¿Y a unos padres que no quieren que su hijo sea ciclista?

M.L.: Si es el deseo del hijo, que lo respeten. El ciclismo merece la pena, pese a todo lo que se diga. Formativamente es importante en aspectos como el autocontrol, el sacrificio...

R.G.: Conozco a poca gente que haya sido ciclista y se arrepienta.

M.L.: Yo, al menos, no.

¿No se arrepentirá ahora?

M.L.: No, para nada, no creo. Este es un equipo de formación y lo único que tengo que hacer es aportar mis conocimientos, que alguno tendré después de tantos años. No hay presión por ganar porque el único resultado que nos exige Baqué es la imagen y el trabajo. A saber ser equipo y saber comportarse es a lo que tienen que llegar los chavales.

R.G.: El fin es ganar, claro, pero no de cualquier manera. Es lo que dice Marino, que no se puede salir desde la primera carrera con la intención de ser profesional. El ciclista joven que no disfruta del ciclismo no puede hacer disfrutar.

M.L.: Esta es una fase, la primera, para dejarse ver, para que busques tus límites, si es que los tienes. No soporto a los ciclistas que van escondidos. Esos nunca conocerán cuál es su verdadero potencial.

Marino Lejarreta

carné de identidad

l Edad. 53 años, nació el 14 de mayo de 1957.

l Lugar de nacimiento. Berriz.

l Carrera profesional. Fue profesional desde 1979 a 1992 y logró 52 victorias, entre ellas etapas en el Tour, el Giro y la Vuelta.

cuestionario

l Una comida: Chipirones en su tinta.

l Una bebida: Agua.

l Un vehículo: Depende, la bici no, que no estamos para muchos trotes.

l Un deporte: Ciclismo.

l Un personaje: Eddy Merckx.

l Una película: Suelo ver, pero nunca me acuerdo de los nombres.

l Un libro: La trilogía Millennium o el Clan del Oso Cavernario.

l Un viaje: Australia.

l Un momento: El del día a día, después de comer, sentado en la butaca viendo el telediario y con un chupito de pacharán.

su frase

"Quizá lo que ha pasado en el ciclismo vasco es que el romanticismo se ha acabado"

aficionados la actualidad

Mañariarra y berriztarra guiarán, junto a Beloki, la trigésimo tercera camada de ciclistas del Cafés Baqué. Foto: david de Haro

Rubén Gorospe

carné de identidad

l Edad. 46 años, nació el 1 de junio de 1964.

l Lugar de nacimiento. Mañaria.

l Carrera profesional. Fue profesional del Reynolds, Banesto y Equipo Euskadi entre 1985 y 1994 y su única victoria es una etapa de la Vuelta a Asturias de 1989. Luego, fue director de Euskaltel-Euskadi y desde 2004 lleva las riendas del Cafés Baqué aficionado.

cuestionario

l Una comida: Paella.

l Una bebida: Cerveza.

l Un transporte: Cualquiera, el coche.

l Un deporte: Ciclismo.

l Un personaje: Miguel Indurain.

l Una película: No soy cinéfilo.

l Un libro: Soy muy inquieto, no tengo paciencia para sentarme a leer.

l Un viaje: Punta Cana.

l Un momento: De mi vida, el nacimiento de mis hijos.

su frase

"Conozco a poca gente que haya sido ciclista profesional y ahora diga que se arrepiente"