PASE lo que pase ante Suecia, que juega en casa, acabemos terceros o cuartos, no hay duda de que lo que ha hecho el equipo español es un éxito. Sólo cuatro equipos han llegado a semifinales, y grandes selecciones han quedado fuera, como Alemania, que será 11ª, y Polonia, 8ª.

El partido de ayer no fue brillante. Ya avisó Valero de que el planteamiento era ir a ataques seguros, jugar largo para evitar el contraataque de los daneses, que estaban en casa, con un 98% de espectadores animándoles.

La primera parte cambió con el 10-6, ya que la entrada de Sterbik produjo un efecto reactivo que permitió llegar al descanso empatados y con la posibilidad de haber terminado por delante. En el segundo tiempo los daneses seleccionaron muy bien los lanzamientos. La portería de España no funcionaba, ni con Sterbik ni con Hombrados. El 24% de paradas está muy lejos del 44% de Suecia, estadística muy significativa.

El equipo español iba a rachas y no lograba buena selección de lanzamientos. Pese a ello fue capaz de empatar a a 23, aunque ahí aparecieron lamentablemente los árbitros, con las exclusiones de Parrondo y Morros y la rigurosidad con los pasos, que hay que señalarlos, pero si los pitas para un equipo, tienes que pitarlos también para el otro.

Al final se juntó todo. Como decían los jugadores, no fue un partido perfecto. Dinamarca tiene un jugadorazo, Hansen, que hizo un roto a España, y su defensa 6-0, con la permisividad arbitral, cerró el candado. Había dificultades para los extremos, el lanzamiento exterior no funcionó, Alberto Entrerríos no tuvo su día, Chema estaba aceleradísimo... El 5-1 funcionó mejor y con él estuvimos ahí tratando de amargar la fiesta danesa. Ahora hay que pensar en el bronce. Que no es poco.