vitoria. Las bodegas de Olite, testigos imperecederos, se acodan ante la llegada de los manistas de Aspe. Su cometido, recoger el premio del Desafío del Vino disputado en los torneos de San Fermín y San Mateo cedido por la Bodega Marco Real, 1.200 botellas de vino. Entre la plantilla de la promotora eibarresa, Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola destacan bajo el foco de las cámaras, bajo las miradas traviesas. Son los finalistas del Cuatro y Medio. Son los protagonistas.

"Estoy feliz de la vida con esta final. Es cierto que van más de diez, pero voy a ir a disputarla como si no hubiera jugado ninguna, con la misma ilusión y con las mismas ganas de ganar que la primera vez", afirmaba en la cita el delantero de Ibero, quien apostilló que "viendo la rivalidad que hay en el cuadro pelotazale, valoro muchísimo lo que he conseguido. Suelo decir que las finales están cada día más caras. Y ganarlas, más". Enfrente, Abel Barriola, en mitad de la celebración que el cuadro técnico y plantilla llevaron a cabo en la Bodega, donde compartieron mesa y mantel todos los compañeros, no se mostró ajeno a su nueva oportunidad de hacerse con una txapela en la jaula. "Cuando empezó el campeonato quería ir partido a partido y tener buenas sensaciones. Pero, cuando te metes en la liguilla de semifinales, llegar a la final se convierte en la meta. He cumplido mi objetivo, aunque ahora voy a preparar la final lo mejor posible", admite el zaguero de Leitza.

"Estoy en una época en la que me da igual quién sea el favorito para la gente. Antes, lo que aparecía en los medios de comunicación a veces me afectaba, pero voy cumpliendo años y voy pasando del tema. Aunque tengo muy claro que el dinero saldrá por Martínez de Irujo", remata Barriola, que ya fue campeón en 2001.