estambul. El Dream Team busca una nueva víctima. Parece que será Angola, el rival más débil de los que han alcanzado los octavos de final, el nuevo bulto que el equipo de Mike Krzyzewski dejará en la cuneta. Las estrellas que conforman el principal favorito al oro en este Mundial están ansiosos por competir. Hasta ahora, de hecho, apenas han podido hacerlo. Salvando el duelo frente a Brasil, y en parte el que disputaron frente a Eslovenia, los americanos van a plantarse en cuartos de final sin que nadie les oponga una mínima resistencia.

La mayor amenaza que se cierne sobre el combinado estadounidense puede ser precisamente el hecho de que decaiga su competitividad ante la ausencia de contrincantes de nivel. Y esto puede resultar peligroso para unos jugadores habituados a jugar muchos partidos y pasar pocas jornadas como las que han soportado desde el viernes, en el que sólo palpan el cuero de los balones en los entrenamientos. "Estamos tremendamente ansiosos por jugar", reconocía ayer Danny Granger, una de las figuras del equipo yankee, que sin embargo está asumiendo un rol secundario en las rotaciones de Coach K. "Los dos últimos partidos -frente a Irán y Túnez- no resultaron demasiado atractivos, porque no eran rivales potentes y nosotros no jugamos demasiado bien. Por eso estamos ansiosos por disputar partidos con algo de dificultad", añadía Granger.

El de esta tarde, frente a Angola, no será seguramente uno de esos duelos de dificultad que reclama el alero de los Pacers. Más bien al contrario, Angola aparece en el horizonte como un nuevo obstáculo de poca dificultad. Y en esa misma línea podría encuadrarse el choque que, provisiblemente, disputará el equipo americano en unos hipotéticos cuartos frente al vencedor del Rusia-Nueva Zelanda, el otro encuentro de octavos de final que se disputa en la jornada de hoy. Así las cosas, es probable que hasta semifinales, donde los pronosticadores auguran un cruce ante Lituania o Argentina, el Dream Team no deba exhibir su verdadero potencial.

la exigencia de coach k Krzyzewski, pese a todo, trabaja para que sus pupilos mantengan el nivel competitivo. El veterano entrenador eleva incluso el nivel de exigencia de un equipo que, como reconoce, no está ofreciendo su mejor nivel en este torneo. "Trataremos de demostrar cómo queremos jugar cada partido. Tenemos que hacerlo de la misma manera que lo hicimos el primer día", advertía ayer.

En el otro duelo de la jornada, Nueva Zelanda, la más grata sorpresa del torneo, tratará de prolongar su sueño ante un equipo ruso que, seguramente por las artimañas de Grecia, tiene todo de cara para colarse en cuartos. Los Cameron, Abercrombie y compañía le meterán intensidad al partido para contrarrestar la superioridad técnica del combinado ruso.