con la cantidad de jugadores de odiosa personalidad que pueblan el panorama baloncestístico actual, la mala suerte ha ido a ametrallar a uno de los que menos se lo merece. Y es que resulta imposible encontrar a una persona que hable mal de alguien como José Manuel Calderón. No habrá compañero, entrenador, periodista o aficionado que haya sufrido una mala contestación, un desaire o una de esas negativas con mirada de superioridad incluida tan de moda en algunos jugadores por parte del base extremeño. Ahora, otra vez, se verá obligado a acompañar a la selección española a una nueva cita internacional, pero no podrá saltar al parqué para contribuir con su excelsa visión de juego al asalto por la reválida de la medalla de oro.
En el pasado Europeo, el jugador de los Toronto Raptors cambió su profesión por la de comentarista de televisión. Una problemática lesión en la pierna derecha le empujó fuera de las canchas de Polonia, pero su contribución en la dinámica de la selección española durante aquellos días fue uno de esos intangibles que siempre salen a colación en el mundo del baloncesto. Cuando regresó al Buesa Arena en plenas fiestas de La Blanca para disputar el torneo junto a Estonia y Eslovenia, su rostro reflejaba la alegría de volver -aunque sólo fuera por un breve periodo de tiempo- al que fue su hogar. "Espero que la gente de Vitoria no me haya olvidado", confió. Su público no le decepcionó.
Pero su infortunio en algunas de las citas clave del baloncesto empezó antes de perderse el último Eurobasket. Durante los Juegos Olímpicos de Pekín, una rotura muscular cuyas consecuencias acarreó durante mucho tiempo evitó que el timonel pacense luchara por la medalla de oro en aquella mítica final olímpica contra Estados Unidos.
un sueño roto Ahora, una nueva lesión deja por el camino al hombre que probablemente más ansiaba disputar el Mundial de toda la selección española. Una rotura en el bíceps femoral izquierdo es la culpable de que José Manuel Calderón tenga de nuevo que ejercer de improvisado comentarista televisivo en Turquía en lugar de líder de la nave española en la cancha, siempre y cuando su ánimo y su periodo de recuperación no le impidan acudir a la cita mundialista. Tras un verano en el que su frustrado traspaso a los Charlotte Bobcats le sacudió para restar unos grados su ánimo, esta desafortunada lesión de última hora se convierte en una desagradable guinda para un pastel nada agradable al paladar del jugador nacido en Villanueva de la Serena.