La cara más triste de la jornada les tocó vivirla a los aficionados de Real Unión, Cádiz y Murcia, tres de los nueve equipos que ayer todavía peleaban por certificar su permanencia en la categoría de plata del fútbol estatal. El equipo irundarra poco pudo hacer en su duelo ante el Hércules. A pesar del arreón que el equipo de Iñaki Alonso había realizado en las jornadas precedentes, todo el entorno del club guipuzcoano asumía durante la semana la dificultad que entrañaba el duelo ante un rival que se estaba jugando el ascenso. La incertidumbre sobre la identidad de los otros dos combinados que acompañarían a Real Unión y Castellón (descendido hace semanas) a Segunda B se prolongó hasta el último minuto de esta jornadas de transistores. Un penalti señalado por Teixeira Vitienes en el campo del Girona, donde los catalanes se lo jugaban a una carta ante el Murcia, modificó todo de un plumazo. Aunque Alberto, el meta del cuadro pimentonero, logró detener el lanzamiento de Kiko Ratón, al portero se le escapó la pelota y el ariete canario confirmó la permanencia de su equipo y el descenso de los murcianos. El Cádiz, pese a su victoria (4-2) frente al Numancia, lo tenía muy difícil.