Vitoria. Sin el brillo de las aspirantes al título, el exotismo de las selecciones asiáticas y oceánicas ni la eterna promesa de explosión de los combinados africanos, Eslovenia se presentó en Sudáfrica con la etiqueta de convidado de piedra, de conjunto llamado a ejercer el papel de mero espectador ante la teórica superioridad de Inglaterra y Estados Unidos en el Grupo C. Pero ocurre que el empate entre estas dos selecciones y su victoria ante Argelia coloca al combinado de Matjaz Kek en una situación de privilegio en su sueño de alcanzar los octavos de final, algo que sería ya un hecho si hoy obliga a hincar la rodilla a Estados Unidos, que en caso de no sumar los tres puntos se complicaría mucho la existencia.
El triunfo ante los argelinos, merced en gran parte al garrafal error de Chaouchi, ha desatado la euforia en un combinado que, pese a ello, no cambiará hoy ni lo más mínimo su estilo de juego. Juntará sus líneas, esperará agazapada e intentará aprovechas los contraataques para tratar de pillar desprevenidos a los de Bob Bradley, cuyas urgencias por ganar pueden ser un arma de doble filo.
Estados Unidos también aprovechó un fallo del portero rival, en su caso del inglés Robert Green, para arrancar un punto en la jornada inaugural, pero hoy tendrá que poner sobre el césped una propuesta más ambiciosa si no quiere que su gran éxito del año pasado, su condición de finalista de la Copa Confederaciones, sea sólo flor de un día.