vitoria. "Ha sido una carrera un poco loca". De este modo resumía Jaime Alguersuari la galopada del Gran Premio de China, cuarta prueba del curso. Pero lo de Shanghai fue más que una cita "un poco loca", fue una auténtica locura, donde reinó el caos y las estrategias tuvieron que ir siendo readaptadas antes las circunstancias cambiantes de la prueba. Y dentro de todo este desorden, fue Jenson Button, de nuevo, pues ya ganó quince días antes en Australia en condiciones desconcertantes, quien se alzó con el triunfo y le valió para colocarse como nuevo líder del Mundial. Quién lo hubiera dicho en enero. Pero, al fin y al cabo, salirse del guión es sinónimo de incertidumbre, y es dicha incógnita la que sienta a la gente ante los televisores. Parece ser que el espectáculo añorado llama de nuevo a las puertas del público. Aunque es cierto que sí se cumplió la tradición en China, donde desde que fuera incorporado como uno de los escenarios para el Campeonato en 2004, siempre ha habido un ganador distinto. Hasta siete se han sucedido contando al inglés de McLaren, quien posibilitó junto a Lewis Hamilton conceder a la escudería británica un doblete tres temporadas después.

Para comenzar, las previsiones eran de lo más variopintas en los boxes. Todos auguraban lluvias durante la carrera, pero pocos o ninguno atinó el horario exacto. Transcurrida una vuelta, la mayoría decidió pasar a calzar neumáticos para el agua. Ya se veían los primeros síntomas de una prueba loca, pues Hamilton atajó hacia el pit lane por grava y césped después de pasarse el carril de entrada al mismo. Y es que sería el campeón del mundo de 2008 uno de los más activos de la parrilla y paradigma de lo caótico. El mano a mano que protagonizó junto a Sebastian Vettel en el pasillo de los garajes, donde ninguno quiso ceder y rodaron en paralelo, fue de lo más sorprendente e, incluso, motivó a la organización a llamarles la atención. Ellos se libraron de sanciones. Una acción que también llevó a cabo el propio Fernando Alonso con Felipe Massa. Éstos en la entrada de boxes. Seguro que la relación entre ambos se verá, al menos, un poco dañada. La maniobra del asturiano fue legal, pues no se sancionó, pero pudo costar la carrera a ambos. Vamos, que respeto el justo y necesario.

Fue Alonso precisamente quien se puso al frente de la horda de motores. Eso sí, beneficiado por una salida que luego le supondría una sanción de paso por el pit lane. El bicampeón se adelantó al apagón del semáforo rojo. Y lo pagó.

primera curva, incidente Mientras, un accidente entre Liuzzi, Kobayashi y Buemi en los primeros suspiros obligó al coche de seguridad a entrar en pista, momento que aprovechó la mayoría para cambiar de gomas a mixtas. Entonces, Rosberg, Button y Kubica, confiando en que escampara la lluvia, se quedaron en cabeza con los neumáticos de inicio. Vettel, que largaba como poleman, caía al 14º lugar. Reinaba el desorden, la confusión, el desconcierto, para bien del respetable. Se sucedían las salidas de pista, los trompos, constantes durante las casi dos horas de carrera. Nadie se libró del patinaje.

Una vez impuesta cierta tranquilidad, cuando se destensó la hilera, empezaron los adelantamientos, impresionantes duelos, muchos de los cuales llevaron el nombre de Hamilton, quien se batió corajudo con Schumacher y Vettel. El inglés y Alonso fueron de los mayores atractivos, por sus remontadas.

Entre tanto, lideraba Rosberg, que sería víctima de su estrategia. Resistió todo lo que pudo con neumáticos lisos y terminó en el margen del trazado, viéndose superado por Button, aunque con la fortuna de poder continuar la prueba.

Pero pronto regresó el caos en forma de agua. Prolegómeno de la segunda entrada del safety car en pista, en la vuelta 22, por la rotura del alerón delantero de Alguersuari. Lo que benefició tremendamente a un Alonso que perdía más de 70 segundos con la cabeza de carrera y retomó la prueba en décimo lugar, pero con opciones de aspirar a más, a pesar de visitar hasta en cinco ocasiones, el que más, el garaje. Mientras, Red Bull, a pesar del gran papel en los entrenamientos con su doblete, se veía sumido en el mogollón. En cabeza, todo estaba sentenciado. Button, rey del caos, viajaba decidido a reivindicar su figura con su novena victoria, así como la de McLaren. Cada quince días brota nueva competencia. Lo de perseguir el espectáculo no parece cuento chino, se ha demostrado precisamente en China.

Button y Hamilton se abrazan a su jefe de mecánicos. Foto: efe

Button se benefició del desorden que impuso la lluvia y sustituye a Massa como nuevo líder del Campeonato

Alonso fue penalizado por adelantarse al apagón del semáforo en una salida que le dejó líder de la carrera