tel aviv. El Real Madrid cayó derrotado ayer frente al Maccabi Electra de Tel Aviv (81-76) en el Nokia Arena, un tropiezo que a pesar de entrar dentro de lo probable daña la imagen de un equipo que no dio la sensación de tener argumentos suficientes para llevarse la victoria del siempre exigente territorio israelí.

Después de un comienzo esperanzador de partido, presidido por la eficacia de los visitantes y el desacierto de los anfitriones, el conjunto blanco perdió el control en el segundo cuarto y no pudo sobreponerse a una formación que caminó espoleada por la Mano de Elías. En el diálogo establecido entre equipo y afición, la entrega del uno aumentó la del otro y, conforme fue avanzando el duelo, el muro que tenían que escalar los madridistas se hizo cada vez más alto. Especial atención mereció Alan Anderson, que lideró con una actuación sobresaliente el sólido partido de sus compañeros.

El alero estadounidense hizo valer su innegable superioridad física en los dos lados del tablero, haciéndose fuerte en la pintura cuando tocaba defenser y castigando a sus rivales en ataque con un excelente primer paso, que no sólo le abrió el camino hacia la canasta sino que puso en serios problemas a todos sus pares.

En el otro duelo de la jornada, quedó patente que el grupo E, lejos de lo que se pensaba, es un grupo tan abierto como el que más. Después de la sorpresa del miércoles, con el triunfo del Partizan frente al todopoderoso Barça, otro de los tiranos del continente, el actual campeón Panathinaikos, sumó ayer en el derbi heleno ante el modesto Maroussi una derrota que lo sitúa en una posición muy comprometida, teniendo en cuenta que también cayó en la primera jornada, en el OAKA, frente al Partizan, que ahora mismo es líder.