Otra madrugada calurosa la que vivió el Azkena Rock Festival el viernes en la segunda edición de un certamen que cumplió con varios de los deberes que tenía pendientes por la pandemia y no solo. Eso sí, ni la temperatura ni el cansancio de dos jornadas intensas hizo mella en muchos porque bien pasadas las tres de la madrugada, con los conciertos ya terminados, todavía había bastante gente en el recinto con ganas de más. Se nota que estos tres años de espera se han hecho muy largos

Después de que Afghan Whigs y Delirium Tremens condujesen al personal hasta la bien entrada la noche y sin perder de vista el más que interesante concierto que La Perra Blanco dio en el Trashville, hicieron acto de presencia en el segundo escenario de Mendizabala los gasteiztarras Soziedad Alkoholika. “Se nos está pasando en arroz y ya era hora de estar en el Azkena” apuntó Juan en el arranque.

Soziedad Alkoholika en el Azkena Rock Festival 2022 Alex Larretxi

La banda tiene muy bien cogida la fórmula de su directo, es decir, temas bien conocidos, sonido potente, buena y sólida puesta en escena, unos efectos de fuego y esas cosas que siempre llaman la atención y energía de principio a fin. Son una garantía. Por supuesto, hubo quien ya sabía que lo de SA no iba con sus gustos, pero el numeroso público coreó, saltó y gritó, ikurriña itinerante incluida.

Así que primera deuda resarcida. La segunda llegó con Social Distortion. En este caso, la culpa fue del covid. En 2019, los de Mike Ness fueron los primeros –junto con Fu Manchu– en confirmar su presencia en el ARF de 2020. No pudo ser. Pero aunque fuera con dos años de retraso, el grupo y su gira del 40 aniversario estuvieron en un recinto entregado. A Ness se le vio muy cómodo en todo momento, tal vez recordando la lección que dio en 2005 en el mismo lugar.

Público en el concierto de Social Distortion en el Azkena Rock Festival 2022 Pilar Barco

Ninguna actuación que termine con su versión del Ring Of Fire de Johnny Cash puede acabar mal. El cantante y guitarrista repartió clase y calidad ante un público que, además, estaba muy por la labor y que se quedó con ganas de más. Como alguien comentó, “habría que traer a esta banda cada año”. Bueno, igual un poco excesivo pero todo es plantearlo.

Mientras los Klingonz hacían de las suyas en el Trashville, la recta final de la madrugada del viernes con dos propuestas bien diferentes entre sí. Por cierto, aquí vino otra deuda pendiente. Ni se sabe la de años que muchos azkeneros y azkeneras llevan repitiendo que Ilegales tenían que estar en Mendizabala. Pues puede que haya costado, pero por fin Jorge y los suyos –también celebrando su 40 aniversario– estuvieron en una de las actuaciones en el tercer escenario que, con toda probabilidad, más público ha concentrado en este espacio desde que se puso en marcha hace ya unos años. Había ganas. Los clásicos básicos no faltaron aunque como siempre se podrían haber hecho uno y mil repertorios diferentes.

Life of Agony en el Azkena Rock Festival 2022 Alex Larretxi

En paralelo, fueron Life of Agony los que también compartieron protagonismo en el adiós del viernes. Eso sí, a ellos les tocó contar con algo menos de público, lo que no fue impedimento para que Mina Caputo y su banda entregasen todo lo que tenían. Solo que, tal vez, a esas horas y tras una jornada muy larga, su sonido se le hizo un poco cuesta arriba a algunos. Aún así, sonaron mucho más compactos de lo esperado, dominando la escena y sabiendo leer que, más allá de las circunstancias, nunca hay que bajar la guardia.