“Lo que nos une es conocernos y reconocernos”. Sobre esa base, lo que Zas Kultur propone este jueves por la tarde a toda aquella persona que se quiera acercar hasta su sede en la plaza San Antón es un “experimento”, una “innovación”, un juego entre la música en directo, la poesía, el movimiento, la videoproyección, el audiovisual y las artes plásticas, una intervención colectiva realizada entre diferentes creadores e intérpretes que toma como punto de partida el concepto de la frontera. Bueno, en realidad, aquí se ha puesta por superarlas todas y a todos los niveles. La cita en la capital alavesa es a partir de las 19.30 horas. Sindisciplinar espera.

Se reúnen en esta propuesta, además, personas de distintas generaciones. Aquí tampoco hay límites. Todo lo contrario. Así se van a encontrar la escritora Ania Otaola –quien también se servirá del movimiento y del espacio–, los músicos Bingen Mendizabal –que tocará con un theremín– y Nika Bitchiashvili –que por primera vez en su larga trayectoria va a tocar un violín eléctrico–, el artista Ibón Sáenz de Olazagoitia –en su faz de video-jockey– y el realizador Mikel Sánchez, que va a ser el encargado de registrar toda la acción.

Ir más allá

“El término multidisciplinar aparece en muchos proyectos y discursos. Pero en la práctica es raro ver a poetas, músicos, actores o artistas visuales trabajando realmente juntos. Las disciplinas suelen organizarse en compartimentos estancos: suman, pero no se cruzan. Las colaboraciones profundas son poco frecuentes”, explican desde Zas Kultur. Por eso aquí se quiere ir más allá.

Bajo la coordinación de Iñaki Larrimbe, esta primera experiencia se ha venido a titular Aranceles. “En los últimos años, la palabra arancel ha regresado con fuerza al debate público, asociada a políticas de cierre, restricciones comerciales y fronteras cada vez más rígidas. Desde las medidas proteccionistas impulsadas por líderes como Donald Trump hasta las crecientes barreras a la movilidad humana, el término ha ampliado su alcance más allá de la economía”, describen desde la plaza San Antón. 

Los protagonistas de esta cita en el exterior de Zas, en la plaza San Antón. DNA

Aranceles nombra hoy un mundo que se fragmenta, que levanta muros visibles e invisibles. Frente a ese panorama, esta primera acción de Sindisciplinar propone lo contrario: cruzar, abrir, mezclar, trabajar sin permisos ni peajes, dejando que las prácticas artísticas hablen entre sí desde la libertad y la escucha”. Eso se va a hacer contando con una estructura mínima que se ha trabajado de manera previa pero, sobre todo, dejando que sea la improvisación la que domine el resultado.

Vitoria es una ciudad propicia para que pasen este tipo de encuentros y es necesario saber aprovecharlos”, apunta Larrimbe, una idea que comparten quienes están implicados en una apuesta a la que solo le falta un último paso, el del público, el de quienes quieran romper la última frontera y compartir. Por quienes asistan también van a ser parte de la acción. Aquí no habrá cuarta pared ni límites que separen a artistas y espectadores.