Saber encontrarse, aprender unos de otros, apoyarse y compartir. Es la base una experiencia que ha hecho desaparecer la distancia entre las plazas Conde de Peñaflorida y Provincias Vascongadas. Esta clase ha sido muy distinta tanto para el Conservatorio de Danza José Uruñuela como para la Escuela de Artes y Oficios. Baile y dibujo se han puesto al servicio de una formación que va más allá de asimilar unas técnicas concretas

“Lo importante es el proceso, el regalo del encuentro”, apunta el artista y profesor Juan Arrosagaray. Tanto él como las 16 personas que cursan el taller de Dibujo Anatómico en Artes y Oficios han salido de su habitual punto de encuentro para adentrarse en las instalaciones del Uruñuela. En concreto, en la clase de danza contemporánea.

Un momento del encuentro Jorge Muñoz

Ahí les han recibido la intérprete, coreógrafa y profesora Arantzazu Susunaga y once bailarinas de 4º de Enseñanzas Profesionales. Ellas, de unos 15 años de edad, han realizado buena parte de su rutina habitual mientras sus invitados han ido fijándose en cada detalle para llevarlo al papel. La idea de ambas entidades es que esta actividad tenga continuidad en el futuro con cursos y asignaturas diferentes.

Una cita enriquecedora

El Uruñuela “está muy interesado en crear acciones de colaboración con otras instituciones culturales para generar vínculos y unión entre miembros de una misma comunidad. Para nuestro alumnado el poder participar en diversas iniciativas, en este caso, que puedan dibujarlas los y las estudiantes de la Escuela de Artes y Oficios mientras bailan, es una experiencia diferente y enriquecedora”, apunta la directora del conservatorio, Ainhoa Arenaza.

Sobre la base de que “trabajar con otros es gratificante y mucho más generar una cultura de experiencias compartidas”, este encuentro ha servido, ante todo, para aprender de manera compartida. “Es un lujo para Artes y Oficios que nos abran las puertas del conservatorio, que nuestro alumnado pueda salir de la escuela y disfrutar de una jornada como esta”, describe Uxua García Antoñana, nueva directora de un centro que justo ahora está cumpliendo 250 años de camino educativo y cultural. “Somos de las pocas escuelas que mantenemos Modelo Vivo en nuestra oferta formativa ¡y qué hay más vivo para poder dibujar que personas bailando!”.

La necesidad del encuentro

Por desgracia, y la realidad muchas veces se empeña en demostrarlo, este tipo de relaciones de ida y vuelta no son tan sencillas de llevar a cabo. Hace falta voluntad y ganas a muchos niveles. Pero en esto, el conservatorio y la escuela son ya viejos conocidos, una relación que no solo se quiere mantener, sino también estrechar todavía más.

En este sentido, tanto Ainhoa Arenaza como Uxua García Antoñana destacan la intención de hacer tantas colaboraciones sean posibles “como energía tengamos para llevarlas a cabo”, según la responsable del conservatorio. “En Uruñuela nos ponen las cosas especialmente fáciles para crear colaboraciones y sinergias, y así, con voluntad, surgen propuestas tan enriquecedoras para todos”, añade la directora de Artes y Oficios.