Joaquín Sabina ha confirmado este jueves la celebración entre febrero y noviembre de 2025 de 'Hola y adiós', la que será su última gira en grandes escenarios, una crónica anunciada en los últimos años, sembrados de señales que anticipaban este punto en su carrera.
La buena mala salud del artista jiennense se ha considerado siempre como un lastre que condicionaba sobremanera sus actuaciones, especialmente desde 2001, cuando sufrió un accidente isquémico cerebral leve por el que fue ingresado.
Aquel susto obligó a Sabina (Úbeda, 1949) a reformular sus hábitos tras una vida de excesos para, en general, "maltratarse mucho menos", como indicó a EFE tras la publicación de su álbum 'Dímelo en la calle' (2002), cuando confesó su preocupación por "envejecer, por la salud" y por que no le quieran "las mujeres".
Durante un tiempo se mantuvo más alejado de la vida pública y su salud se recuperó, pero en septiembre de 2010 volvieron los problemas y tuvo que suspender su cita en el Palau de Barcelona debido a una caída doméstica.
De nuevo en mayo de 2011 canceló sus primeros tres conciertos en Estados Unidos por problemas intestinales, que el propio músico atribuyó a una "diverticulitis aguda".
Otro episodio médico no del todo aclarado se remite a julio de 2013, cuando anuló su participación en un acto vinícola en la localidad zaragozana de Cariñena debido a un "mareo", quizás por "el calor", relató su entorno.
Crisis de pánico escénico
Un episodio menor, pero muy mediático, tuvo lugar en 2014 en el Wizink Center madrileño, un escenario que se ha convertido en una de sus pesadillas. A pocos minutos del final, interrumpió el concierto por lo que achacó a una crisis de pánico escénico.
Cuando aún se mantenía esa versión y corría peligro otro concierto en Madrid solo unos días después, su representante desveló que aquella no era la primera vez que Sabina temió desmayarse delante del público, ya que unos tres años antes en Tijuana (México) había tenido un cuadro parecido.
Ya en junio de 2015 canceló dos conciertos en Canarias debido a una tendinitis en el pie izquierdo, dolencia que le había obligado a recurrir a un bastón.
Durante las presentaciones de su álbum 'Lo niego todo', el segundo disco más vendido en España en 2017 y el primero de su discografía en solitario desde 'Vinagre y rosas' (2009), tuvo que reprogramar las fechas de sus conciertos en Iberoamérica debido a una operación por una hernia ventral.
En febrero de 2018 suspendió otros dos conciertos en México "por un golpe en el ojo, con fuerte hematoma e hinchazón", que se provocó a su vez por un "pequeño mareo" a causa de "unas molestias en un oído".
En abril de ese año, una tromboflebitis en la vena ileofemoral de su pierna izquierda lo obligó a posponer varios conciertos que finalmente no se celebraron.
Y en junio, de nuevo en el Wizink Center, interrumpió el concierto a la hora y media de actuación; según el parte médico fue a causa de "una disfonía aguda consecuencia de un proceso vírico".
"No están viendo ustedes un buen concierto por mi parte hoy", reconocía a mitad del espectáculo, en medio de lo que calificó como una "gira interminable" que lo había tenido "recorriendo pasillos de sórdidos hospitales".
De nuevo en el viejo Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, pero en 2020, durante la gira con su amigo Joan Manuel Serrat, tuvo lugar el percance más grave de su carrera reciente, cuando se desequilibró en el escenario por un cable y la luz de un foco y cayó al foso desde una altura de unos dos metros.
"Cuando les cuenten que envejecer es una cosa fantástica, porque la experiencia y la sabiduría... Mienten como bellacos. Envejecer es una puta mierda", dijo Sabina tiempo después, tras ser intervenido por las heridas que le provocó esa caída.
Aquello se sumó a las medidas de confinamiento por covid-19, que en su caso hubo de seguir con mayor rigor y duración para asegurar su recuperación, sin tertulias ni encuentros, lo que -según declararía después- le quitaron "las ganas de todo".
"¡Superviviente, sí, maldita sea!", cantaba en su tema 'Lágrimas de mármol', unas palabras que resonsaban especialmente en su anterior gira en 2023, la que lo devolvió a los escenarios con un título tan oportuno como 'Contra todos pronóstico'.
La gira fue un éxito y Sabina volvió a reclamar el favor del público, que agotó las entradas a un ritmo vertiginoso, pero al mismo tiempo dejaba clara la cada vez mayor incertidumbre sobre su vuelta más adelante, en un formato que cada vez se le hacía más cuesta arriba al artista.
En paralelo, tuvo el ejemplo de uno de sus mayores amigos, el citado Joan Manuel Serrat, que en 2022 decidió celebrar también su gran gira de despedida en un momento aún óptimo antes de que fuese la salud la que determinara, una jubilación que se ha sumado en las últimas semanas a la del representante histórico de Sabina, José Navarro 'Berry'.