Vitoria – “Como no se vende ni la fantasía ni el infantil, quería salir de registro”, dice con una sonrisa la autora. “Así que pensé que lo mejor era pasarme a las novelas románticas, pero al final no me ha salido una”. Porque sí, en Un amor para Tanja (Angels Fortune [Editions]) hay relaciones y erotismo pero también sangre, sufrimiento, violencia... Todo ello en una historia que habla de la búsqueda de la libertad y de la identidad, como explica Edurne Maiona.

Las instalaciones de ARTgia, en la calle José Lejarreta, acogen este viernes a las 19.00 horas la presentación de esta novela, “una historia de amor lésbico” protagonizado por dos mujeres que sufren diferentes “rechazos y violencias”. Va a ser una nueva oportunidad de encontrarse con el público después de los actos ya llevados a cabo tanto en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa como en diferentes puntos de Rioja Alavesa, donde la escritora reside.

En unas citas y otras, Maiona está dando a conocer el relato de sus dos protagonistas, de dos mujeres que se encuentran en una noche que las deja marcadas. Cada una lleva una vida muy diferente. Por ejemplo, una de ellas está siendo obligada a ejercer la prostitución por su propio tío, que además abusa de ella.

Figura femenina

Tras esa mencionada noche de amor entre ambas teniendo a Ámsterdam como escenario, llega la separación sin que tengan muchos detalles la una de la otra. Pero lo vivido les hace buscarse o, por lo menos internarlo. Si consiguen encontrarse o no, y en qué condiciones es algo que ya queda para quienes se asomen a estas páginas. Mejor no dar más detalles por tanto.

Lo que sí deja claro la escritora es que con este libro también quiere hacer una reivindicación de la figura femenina “por sí misma”, es decir, sin tener que estar demostrando a cada momento que vale, que puede, que es, que respira. “Siempre estamos con la coletilla, con esa aparente necesidad de que la mujer tiene que demostrar que puede”. Además, se quiere poner en valor a las personas que la sociedad considera “raras” o distintas por el hecho de no ajustarse a lo que se considera como normal, si es que eso existe. Todo ello contado en “una historia cruenta” con buenas dosis de ironía.