Aún le queda un largo futuro por delante, pero Elena Furiase (1988, Madrid) exprime cada experiencia al máximo. Acaba de publicar su novela El mundo secreto de Arbal, y en su nueva aventura televisiva, Mía es la venganza, ha tenido la oportunidad de ponerse en la piel de Lucía, una joven fisioterapeuta ciega.

En esta serie diaria de Mediaset se aborda la historia de Sonia Hidalgo, una mujer “enérgica y luchadora perseguida por una terrible tragedia del pasado”, interpretada por Lydia Bosch. Natalia Rodríguez en el papel de Olivia, la hija de Sonia; y José Sospedra como Mario, un joven en busca de venganza, completan el trío de personajes principales de esta historia de amor imposible, venganza y secretos inconfesables en la que Furiase juega un papel muy especial.

“Hice el casting, y cuando me cogieron me puse muy contenta”, reconoce. Y precisamente de Lucía, su personaje, afirma que darle vida fue un reto “importante”, y le pareció “un ser de mucha luz, a la que todo el mundo iba a pedir consejo. Su sala de masajes a veces se convertía en un gabinete psicológico”, sonríe.

Aunque el rodaje de nuevos capítulos se paralizara la pasada semana, sus integrantes solo tienen buenas palabras para este proyecto. “He intentado que sea una mujer mucho más calmada, y mucho más zen que yo. Yo lo soy, pero no a ese nivel”, asegura.

Aunque reconoce que actriz y personaje se parecen “en eso de consejitos vendo que para mí no tengo”, así como en que ella asegura que es una persona muy calmada, pero lleva “el nervio por dentro. Y Lucía es calmada también por dentro”.

CREAR EL PERSONAJE

Pero, ¿cómo ha sido el proceso de preparación para ponerse en la piel de Lucía? Ella misma afirma que de pequeña le daba miedo quedarse ciega. “Es como el sentido que más miedo me daría perder”, y ya desde pequeña jugaba a descubrir cómo tendría que hacer determinadas cosas si perdiera la vista.

“Y ya luego sí que me preparé más con Juan, un fisioterapeuta ciego de Móstoles y que es un ser de luz. Él es el verdadero Lucía”, reconoce con cariño. Y es que no solo le enseñaron la parte fisioterapéutica, sino que ir allí era “una terapia”.

Asegura que nunca había hecho una producción “con tantos ingredientes. Es una serie diaria, y es un culebrón maravilloso, que está muy bien contado y tiene muchos ingredientes para picar a la gente”, afirma, al tiempo que pone en valor al equipo del que se ha rodeado.

“En casi todos mis proyectos he tenido la suerte de trabajar con actores y directores de primera mano, porque son fantásticos”, reconoce. Y es que hasta ella misma se ha enganchado a seguir la serie. “Engancharse a algo que estás haciendo tiene su punto de gracia”, afirma.