Un estudio de la UPV/EHU ha analizado la presencia de diseños de artistas vascos en 600 portadas de discos en Euskadi para reivindicar el trabajo creativo del mundo artístico euskaldun en estas carátulas musicales y analizar la vinculación entre arte y diseño gráfico. El autor del trabajo ha sido el profesor de la facultad de Bellas Artes Mikel Bilbao, quien por encargo del Archivo Vasco de la Música, Eresbil, ha rescatado el trabajo de más de un centenar de artistas y diseñadores gráficos como artífices de cientos de portadas editadas por discográficas vascas durante décadas.
Bajo el título Entre el arte y el diseño. Las carátulas de discos, Mikel Bilbao ha partido de la premisa de que, a lo largo de la historia, “el mundo de la creación y sus diversas facetas han sido objeto de numerosas investigaciones, pues constituyen una parte relevante de nuestro acervo cultural”, tal como han explicado desde la UPV/EHU en una nota. Según ha manifestado el propio autor, “existía una deuda pendiente con las carátulas de los discos de vinilo y del cd, como objeto artístico, y veía necesario reivindicar el talento creativo de sus autores y autoras”.
Por ese motivo, cuando Eresbil, le pidió que llevara a cabo este estudio, que el archivo ha convertido en una web temática, el docente no dudó en “aceptar el reto” y se sumergió en la investigación y el análisis histórico-artístico de cientos de carátulas; piezas que han pasado a la historia, irremediablemente unidas, al contenido del producto musical para el que fueron concebidas. Según han recordado, aunque desde una perspectiva actual pueda resultar extraño, durante las primeras décadas de andadura de la industria musical, los discos eran soportes que almacenaban contenido musical que se vendían en sobres y carecían de portada.
De hecho, el inventor de la primera carátula para un disco de vinilo, tal y como ha señalado Bilbao, fue el diseñador Alex Steinweiss en 1940 para el disco Smash Song Hits, publicado por el sello discográfico Columbia Records. El álbum se vendió “masivamente” y la presencia de la portada marcaría un punto de inflexión en lo tocante a las técnicas de promoción por parte de las discográficas.
Según ha recordado Bilbao, “fue un reclamo visual de primer orden que contribuyó a generar un imaginario que elevó al disco a la categoría de objeto de deseo y alteró la relación que las consumidoras y consumidores habían tenido con este soporte hasta el momento”, ha explica el profesor del Departamento de Historia del Arte y Música. La investigación forma parte de un proyecto de Eresbil, subvencionado por el Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, cuyo fin es la preservación digital de más de 4.000 carátulas de discos editados desde los sesenta hasta la actualidad.