Durante muchos años, el trabajo ha sido incesante y provechoso, aunque el sector cinematográfico alavés se ha encontrado con diferentes problemas que han lastrado, que no impedido, su desarrollo. Sí, el talento siempre ha estado, pero ha tenido que enfrentarse a la falta de apoyo, sobre todo financiero, de equipos técnicos consolidados en el territorio, estructuras de acompañamiento, y reconocimiento. En parte, algunas de estas cuestiones se están corrigiendo de un tiempo a esta parte y los resultados están siendo más que patentes.

Errementari, Baby, Ane... no son solo títulos con producción y realización alavesa que han tenido un papel destacado en las salas comerciales y en galardones como los Goya o los Feroz. Son también el claro ejemplo de que se puede rodar en el territorio –a pesar de que desde 2021 se lleva pidiendo un apoyo fiscal como el que se está realizando en Bizkaia– con equipos creados aquí, con todo lo que ello implica en el ámbito cultural, laboral y económico. Incluso aunque se esté hablando de cortometrajes, como el Tula de Beatriz de Silva, un trabajo rodado en un baño del Seminario que ha estado a punto de ser nominado para los Oscar.

Desde la mitología vasca

Lo cierto es que este 2023 va comenzar demostrando el gran momento en el que se encuentra la pantalla alavesa. Para empezar porque el 24 de este mes, en muy poco tiempo, se va a estrenar por fin en salas Irati, el segundo largometraje del director, guionista y productor vitoriano Paul Urkijo. El filme se pudo ver por primera vez en octubre, en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, y, desde entonces, no ha parado de sumar magníficas críticas y no pocos premios.

Edurne Azkarate y Eneko Sagardoy lideran un reparto en el que también participan Itziar Ituño, Iñigo Aranbarri, Nagore Aramburu, Elena Uriz, Iñaki Beraetxe, Ramón Agirre y Kepa Errasti, entre otros. La película, rodada en euskera, sitúa su argumento en el siglo VIII, cuando el cristianismo se extiende por Europa al tiempo que las creencias paganas van desapareciendo. En este contexto, ante el avance del ejército de Carlomagno al atravesar los Pirineos, el líder del valle pide ayuda a la diosa Mari, y a través de un pacto de sangre, derrota al enemigo franco en la batalla de Roncesvalles dando su vida a cambio, pero antes hace prometer a su hijo Eneko que protegerá y liderará a su pueblo en la nueva era.

Años más tarde, Eneko afronta esa promesa con una misión: recuperar el cuerpo de su padre enterrado de forma pagana junto al tesoro de Carlomagno, pero pese a su fe cristiana recurre a la ayuda de Irati, una enigmática pagana de la zona. En esa búsqueda los dos jóvenes se adentrarán en un bello pero a la vez inquietante bosque donde “todo lo que tiene nombre existe”.

“Irati es una pagana carta de amor al género fantástico, a la mitología vasca y al cine de aventuras” dice Urkijo, que rodó esta película en diferentes localizaciones, también de Álava. El resultado no ha parado de ganar premios, sobre todo concedidos por el público, en todos los festivales en los que ha competido. Por algo será.

Un estreno histórico

Otra de las grandes referencias de este 2023 va a ser 20.000 especies de abejas, de la directora, guionista y productora laudioarra Estibaliz Urresola. Para que su primer largometraje de ficción llegue a las salas comerciales habrá que esperar hasta el 21 de abril. Pero mucho antes va a ser protagonista de una presentación histórica para el cine alavés.

La Berlinale está a punto de comenzar y en su Sección Oficial se va a producir el estreno mundial de esta historia protagonizada por Sofía Otero, Patricia López Arnaiz, Ane Gabarain, Itziar Lazkano, Martxelo Rubio, Sara Cózar, Miguel Garcés, Unax Hayden y Andere Garabieta. “Espero que la película permita al público acercarse a la realidad de la que habla la película desde una nueva óptica y que genere debate, en el sentido de reflexión, en quien la visione”, apunta la realizadora, que ha arrasado con su último cortometraje Cuerdas.

Rodada en castellano, euskera y francés en ubicaciones como Llodio, la producción tiene como protagonista a Cocó, de ocho años, que no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita y su tía Lourdes, estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de miel. Ese verano que cambiará sus vidas obligará a estas mujeres de tres generaciones muy distintas a enfrentarse a sus dudas y temores.

La mirada del músico

Justo ahora también llega a las salas comerciales de Euskadi Bidean jarraituz, el documental realizado por el director, guionista y productor alavés Aitor López de Aberasturi en torno a la figura del intérprete y compositor gasteiztarra Bingen Mendizabal.

Una larga lista de invitados toman la palabra en este recorrido por la trayectoria musical y cinematográfica del creador, aunque también el filme sirve para poner en valor a los músicos y los cineastas vascos. “Es un hombre que está haciendo lo que realmente le apetece, que es una idea que deberíamos compartir todos”, explica el realizador.

El próximo largometraje

De todas formas, estos tres estrenos inmediatos en la gran pantalla no significan que la rueda se pare. Un nuevo rodaje con sello alavés está en marcha. En abril empezará a tomar forma definitiva lo nuevo del director, guionista y productor vitoriano Pablo Hernando, Una ballena.

Ingrid García-Jonsson y Ramón Barea lideran el reparto de este filme que camina entre el género negro y el fantástico, una película protagonizada por una asesina a sueldo que es demasiado perfecta, y lo es porque sus habilidades tienen una fuente determinada y usarla tiene sus consecuencias. “Lo que más me apetece es que hipnotice a la gente”, dice el realizador.