Este año se cumplen cuatro décadas de la participación de Remedios Amaya en el festival de Eurovisión. Por primera vez se apostaba por una canción de raíz flamenca interpretada por una mujer gitana. Una actuación rompedora para la época que se saldó con cero puntos para España y una absurda polémica porque actuó descalza.

Cuarenta años después, el flamenco regresará a Eurovisión (13 de mayo en Liverpool) de la mano de Blanca Paloma tras ganar el pasado sábado el Benidorm Fest, aunque la apuesta difiere bastante de la de aquel lejano 1983.

La cantante alicantina (Elche, 1989) reivindicó el ¿Quién maneja mi barca? de Remedios nada más levantar el micrófono de bronce que le entregó Chanel, la ganadora de la edición anterior. “Fue una injusticia, quizá Europa no estaba preparada entonces. Ojalá ahora cambian las tornas”, aseguró. “Cuando se hace algo con verdad y autenticidad llega a donde tiene que llegar y pellizca, yo espero que Europa esté preparada para el pellizco y se despierte por bulerías. Que se vayan preparando los ingleses para peinar flecos”, advirtió Blanca entre risas.

Un canto a las “ancestras”

Ella define su EaEa como “nuevo folclore mezclado con electrónica” que bebe de la obra de Federico García Lorca. Su propuesta es, ante todo, un canto a las “ancestras” y especialmente a su abuela Carmen y la puesta en escena, una referencia al flamenco que le transmitió. “De pequeña me cantaba una canción andaluza que se reía de la muerte. Y desde que ella murió, siento que la tengo aquí en mi corazón”.

En la gestación de su canción, que logró 169 puntos, 24 más que Agoney, segundo clasificado, buscó “una palabra que diera centro a todo, como un trance” y, en su traslación al directo, pensó en un homenaje al mantón de flecos de su “yaya”.

Para la composición de la letra, la cantante remarca su inspiración en el poeta granadino y en el trabajo que realizó de recuperar el folklore junto a la coreógrafa y bailaora hispanoargentina La Argentinita. “He compuesto esta letrilla al modo que se escribía el folklore, muy sencillito”. También cuenta la participación en la letra del dramaturgo Álvaro Tato, un “gran amante de Lorca”. “Y yo también soy amante de Lorca, en mis letras. Lorca siempre en el corazón”.

Todo ello realzado por una coreografía impactante que ella misma montó como escenógrafa que es a partir de la idea del vínculo maternofilial, en este caso con su omnipresente abuela, “matriarca sevillana, costurera, el alma de la fiesta y artista de sobremesa”.

Blanca Paloma volverá así a llevar el género flamenco al festival con una nana (o “antinana”, como suele matizar) que incorpora también recursos folclóricos de muy diversas tradiciones, incluida la árabe y la sefardí.