Nació cuando todavía las consecuencias de la crisis económica eran evidentes en el sector cultural. Ha cumplido cinco años en plena situación de pandemia, cuando solo han pasado unos pocos meses del fin de las restricciones en los conciertos. Frente a ese panorama, es evidente que cualquiera hubiera tirado la toalla. Pero en el Urban Rock Concept están hechos de otra pasta. Por eso la aventura continua y sopla con fuerza las velas de este primer lustro, de cinco años en los que la sala de Portal de Gamarra se ha ganado a pulso un espacio propio en la agenda no solo del público alavés. 

“Al principio teníamos que estar buscando bandas para que vinieran mientras que ahora tenemos una demanda de fechas para poder tocar aquí que es imposible de asumir. Tendríamos que hacer conciertos todos los días de la semana. Muchísima gente quiere actuar en esta sala pero no podemos atender a todo”, apunta Txema González, que sigue al frente del proyecto junto a Maribel Carmona e Iker Bengoa. Lo cierto es que en este tiempo se han celebrado entre estas paredes más de 400 actuaciones con la participación de un millar de bandas, sin olvidar que también se han celebrado otras actividades, como tertulias musicales o representaciones escénicas.

Lo cierto es que el Urban es un espacio más que consolidado en una ciudad como Vitoria. “Nos hemos metido en el engranaje cultural y musical de la ciudad”, más allá de que cuando la aventura comenzó “no nos conocía nadie, solo los amigos que ya sabían en qué andábamos metidos”, sonríe González. Lo cierto es que la agenda en aquellos primeros momentos no tenía muchos huecos libres. Se apostaba por darse a conocer y por recibir al mayor número de propuestas posibles, muchas de las cuales se desarrollaban con entrada gratuita para ayudar a crear un público en torno al local.

En ese propósito tuvo especial importancia lo que luego ha sido una constante en la trayectoria de la sala, la presencia de bandas internacionales. Fue en octubre de 2017, al poco de abrir, cuando estuvo Liv Sin. “Aquella primera contratación nos ayudó mucho”, sirvió para empezar a crear redes de trabajo y colaboración que luego han dado muchos y sonoros frutos. Los austriacos Visions of Atlantis fueron los últimos hace unos días en sumarse a la larga lista de artistas y bandas llegadas de otros países, aunque en nada van a acudir los norteamericanos Jive Mother Mary, los escoceses Gun y más grupos.

“Cada vez intentas subir un escalón más, buscas ir hacia bandas más grandes, hacia cosas más inaccesibles en teoría”, unas ganas de crecer que, eso sí, no chocan, bajo ningún concepto, con otra de las bases del Urban desde su inicio. Por supuesto, músicos internacionales y estatales o vascos han pasado por aquí a cientos, pero lo mismo se puede decir de los artistas más cercanos, que han querido presentar aquí sus discos, iniciar o terminar giras, y vivir momentos de celebración. “Hemos conocido gente fantástica en estos años y ha habido personas con las que hasta nos hemos ido de vacaciones después”, dice González. Por ejemplo, se ha establecido una amistad con Jorge Salán que va más allá de la música. “Es como de la familia”. Por no hablar de los húngaros Ozone Mama. “Tuvieron un percance y pasaron aquí varios días. Se creó tal relación que nos hemos ido a Budapest a estar con ellos”.

El sitio ideal

Antes de que el Urban se pusiese en marcha en septiembre de 2017, parte de sus impulsores ya estaban dando pasos en la organización de conciertos, aunque fuera de manera puntual. Seguro que muchos se acuerdan de aquellos Metal Joker Fest que se hacían en la sala Jimmy Jazz. “Siempre hemos estado unidos al mundo de la música, sobre todo al lado metalero, y así se reflejaba en el trabajo que teníamos en un bar de heavy metal. La máxima expresión de la música son los directos y, gracias a unos amigos, empezamos haciendo aquel evento”, recuerda González. “Lo hacíamos con mucha ilusión pero, en realidad, estando en la Jimmy aprendimos lo que era un rider técnico o cómo se hacía el control del taquillaje”. Fue un aprendizaje en toda regla, que se fue produciendo mientras sobre la mesa estaba el sueño de contar con un local propio. Hasta que “vimos el espacio de Portal de Gamarra y supimos al instante que lo habíamos encontrado”. 

La idea desde el principio fue contar con una agenda potente de conciertos, sin perder de vista que el local está en una zona de oficinas y de mucho tránsito, por lo que también se abre por las mañanas para dar servicio de hostelería. Al igual que ahora, de gestionar todo ello se encarga una cooperativa, más allá de que hoy “no estemos todos los que empezamos”, algo lógico, por otra parte. Desde aquel arranque, el metal siempre ha estado presente, pero lo cierto es que el escenario ha diversificado mucho su oferta en este tiempo. 

Es imposible, eso sí, saber qué hubiera pasado si en marzo de 2020 la pandemia no lo hubiera paralizado todo. Por supuesto, sus efectos siguen causando muchos problemas. En estos últimos meses, por ejemplo, la oferta se ha multiplicado de una manera preocupante, además con muchas propuestas gratuitas. Con todo, y a pesar de que ha habido momentos de reflexión muy profunda sobre la continuidad del proyecto, el Urban sigue persiguiendo sus metas. “Septiembre ha ido medianamente bien y vamos a ver cómo se desarrolla el resto del otoño y del invierno”. Todo se andará. De momento, el grupo motor de la sala ha celebrado el quinto aniversario de la mejor manera posible, es decir, siendo anfitrión de una fiesta celebrada el pasado 1 de octubre en la que ni González, ni Carmona ni Bengoa trabajaron. “No dimos palo al agua”. Eso sí, fue toda una excepción. Toca seguir trabajando. Sin perder los sueños, eso sí. “¿Te imaginas a Journey o a Toto en el Urban? ¡Es que nos traeríamos a tantas bandas!”. Bueno, no hay nada imposible.