Una colorida familia de 200 personajes

A cada uno les ha dotado de personalidad propia. Tienen su historia, sus sentimientos, su “aura”. “Hay algunos que me caen muy bien, de los que me he hecho amigo, pero también es verdad que a otros les tengo tiña”, sonríe el artista, promotor cultural y hostelero Iñigo Calleja, quien, bajo el nombre de Darkaguy, presenta hasta el próximo 10 de septiembre en el Café Candela su primera muestra, El arte de colorear. Bueno, o como él la ha denominado, su expo-game.

Son un total de 200 los personajes que se presentan, cada uno con su espacio pero todos reunidos para la ocasión como en una gran familia, un mosaico interminable en el que cada obra guarda una sorpresa y, en algunos casos, también premio. Ahí está el juego. Quien quiera puede hacer suyas las piezas que desee e ir más allá en la dinámica que propone el autor. “Siempre me ha gustado hacer algo diferente y sorprender. Busco salirme de la línea”, apunta.

Llegar a esta muestra en el local de la plaza Pepe Ubis ha costado medio año de trabajo sin descanso, más allá de que la idea de afrontar la realización de una exposición llevaba tiempo en su cabeza. Para dar el paso fue clave la aparición y aportación de Inés Ortega. “Un buen día comenté que no sabía dibujar, sobre todo personas, y que me daba rabia porque me encantaba colorear, aunque la mayoría crea que eso es cosa de niños. Y ella me dijo: pues ya dibujo yo y tú coloreas”. Dicho y hecho. Tomaron como soporte el reverso de los carteles anunciadores de conciertos, sesiones de Dj y actuaciones escénicas promovidas por Calleja en su ya desaparecido local de la calle Herrería, el Darkahead.

A partir de los trazos de Ortega, Darkaguy ha dado alma a los 200 personajes a través del color. “Me han costado todos un montón más que nada porque con cada uno me he estado mucho rato pensando en cómo podría ser, en su vida, en qué cosas le han pasado...”, características que luego reflejar con una colección de rotuladores que ha incluido algunos fluorescentes y con brillantina. “He estado coloreando en la playa, en el pueblo, en el Candela... en todos los sitios”.

El creador reconoce que antes de llevar la muestra al local donde ahora se puede compartir, tenía sus miedos. “No quería parecer un intruso” en el mundo del arte. Ahora, viendo las reacciones de la gente y también gracias al juego planteado a los posibles compradores, todos esos temores previos han quedado muy atrás. “Me gusta ver las caras de sorpresa que me estoy encontrando”, más allá de que son unos cuantos los que dicen reconocerse en alguno de los dibujos coloreados. Al final, el abanico es muy grande. De 200 personalidades distintas con las que, eso sí, Darkaguy no se plantea crear un cómic o un argumento narrativo. “Soy consciente de lo que soy capaz de hacer y no es el caso. Aún así, entregaría a mis personajes a alguien que quiera crear una historieta al verlos y conocerlos”.

De momento, la propuesta está abierta hasta el 10 de septiembre. En principio, el proyecto llega hasta aquí, aunque no se descarta poder retomarlo en un momento dado. “Lo que sí me he propuesto es que, por lo menos una vez al año, tengo que hacer algún montaje de algo en mi línea, algo diferente y sorprendente. Quiero que la gente vea otras cosas que no son las típicas”, según explica quien durante muchos años ha sido promotor y anfitrión de no pocas propuestas culturales. Ahora que está al otro lado, por así decirlo, reconoce que “antes no me preocupaba tanto lo que pudiera decir la gente en general, pero con esta idea es diferente, estoy como muy a la expectativa”, más allá de que tras la apertura de la exposición “me está gustando todo lo que está pasando”.