Aunque este domingo el público vuelve a Mendizorroza para cerrar el cuadragésimo quinto Festival de Jazz de Gasteiz junto a Kase O, la sede habitual del certamen está despidiendo hoy las dobles sesiones que son santo y seña del certamen. Le ha tocado a Theon Cross la tarea de poner en marcha la maquinaria y el reto podría parecer en un principio que tenía lo suyo, primero porque después venía todo un Robert Glasper y segundo porque el público no suele estar muy habituado a ver a un tuba como líder de una formación.
De todas formas, Cross está en ese momento de querer comerse el mundo después de dos años que han paralizado una joven carrera que antes de la pandemia ya estaba tomando cuerpo y teniendo repercusión. A pesar del parón, a finales del año pasado se publicó Intra-I, un disco con el que está intentando recuperar esa ola ascendente en la que estaba antes de marzo de 2020. Lo bueno es que está manteniendo para ello la compañía de artistas como la saxofonista Chelsea Carmichael, una intérprete más que destacada que también ha estado en el polideportivo junto a Nikos Zarkias (guitarra) y Patrick Boyle (batería). Lo más seguro es que a ella no cueste mucho verla otra vez por estos lares como líder.
En un polideportivo con menos de media entrada y un calor sofocante por momentos, el británico y los suyos han sudado cada nota, igual que el público cada aplauso. Además, la banda le ha metido ritmo a la actuación desde el primer momento, así que ha habido que estar a la altura. Y a quien pudiera pensar que la tuba en el jazz puede pintar poco y menos siendo el instrumento líder, Cross le ha demostrado que estaba equivocado. Aún así, ha habido momentos para todos en el recital, como cuando Zarkias se ha quedado a solas con la guitarra y los pedales y el polideportivo se ha trasladado a universos siderales.
Es cierto que al concierto le ha faltado algo más de profundidad y desarrollo en algunos aspectos, y que el sonido, un día más, en algunas partes del pabellón, no ha sido el adecuado, pero aún así hay que reconocer al artista que saca chispas a su propuesta, no solo como intérprete, sino también como creador. Habrá que ver cómo sigue desarrollando en el futuro su idea, pero tiene posibilidades infinitas porque calidad le sobre en todas sus facetas.
En estos casos, con propuestas tan singulares, suele haber dos tipos de reacciones entre el público. Por lado, los que salen rechazados al instante. Por otro, los que se meten de lleno al segundo. Por suerte, ha habido mucho más de lo segundo que de lo primero y eso que ha habido momentos en los que el calor desmedido dentro del recinto ha hecho complicado permanecer sentado sin buscar la ducha de hielo más cercana.