La intérprete gasteiztarra, ganadora del Goya a la mejor actriz por Ane, vuelve a rodar en casa, esta vez gracias a Estibaliz Urresola y su 20.000 especies de abejas. “Estoy muy ilusionada e implicada con este proyecto”, apunta Patricia López Arnaiz, en un pequeño descanso antes de seguir con el rodaje.

¿Cómo están siendo estas semanas de trabajo desde el pasado día 20 de junio?

–Bueno, arrancamos el día 20, pero con Estibaliz Urresola estuve trabajando de manera intensa mes y medio o dos meses antes. Está siendo un proceso muy bonito y particular. Esti tiene un talento, una flexibilidad y una inteligencia tremendas y es muy bonito ver cómo aborda el trabajo. Hicimos toda una preparación de acercamiento al personaje, que también implicó muchos ensayos con la protagonista y con varios personajes más que son niños. Hicimos mucha improvisación con ellos y ellas. Partimos de un material maravilloso, que es el guión de Esti. De verdad, es precioso. Tiene su complejidad y está escrito con tanto gusto como delicadeza. Es un punto de partida esencial, con toda la información muy soterrada en la historia. Hay muchas capas y está todo muy bien hilado. Puede ser igual el trabajo más complejo que he encarado hasta ahora, en el sentido de toda la labor previa. Es que durante toda esa etapa anterior al rodaje, no paré de encontrar cosas en la historia y el personaje. Era un descubrimiento tras otro y creo que podría haber estado en ese proceso otro tercer mes más. Esa es una parte que disfruté muchísimo y ahora rodando está siendo otra aventura. Estamos rodando en unos lugares preciosos, aunque también te reconozco que está siendo un camino nuevo para mí en ciertos aspectos.

¿En qué sentido?

–Sobre todo por el hecho de trabajar con peques. Ellos trabajan mucho con la improvisación, como te decía, pero tú tienes que llevar a cabo la escena jugando con ellos, manteniendo un poco la parte técnica, por así decirlo. Está siendo una experiencia nueva y me encuentro también muy contenta por ello. Estoy, te lo digo de verdad, muy ilusionada con este proyecto y también muy implicada.

Parte la película de un tema como el de la transexualidad que está hoy muy de actualidad y que genera mucha polémica. O si quiere, mucho ruido. ¿Cuándo la gente salga del cine, qué le gustaría que pasase?

–Ante todo, que la película invite a la reflexión. Ver en la pantalla así la intimidad de ciertos temas, que no conoces en realidad si no te ha tocado vivirlos en primera persona, puede hacer que la gente se acerque un poco más a lo que puede ser esa vivencia y hacerlo sin prejuicios. Me gustaría que hubiese una reflexión más allá de la idea que tenías antes de lo que son o no determinadas cuestiones.

Vuelve a trabajar con una debutante en el largo de ficción. Una de las últimas veces que hizo eso, ganó un Goya.

–Ahora mismo no estoy pensando tanto en el resultado. Lógicamente siempre esperas que salga algo hermoso. De hecho, todos los ingredientes apuntan a que va a ser así. No en vano, como te comentaba antes, el guión es una maravilla y Esti es una persona con un talento especial. Pero en lo que me decías de las primeras películas, me parece importante señalar que realmente en estas óperas prima estoy encontrando verdaderos tesoros. Alguien que está llevando a cabo su primera película es alguien que lleva un proceso de trabajo muy largo, que está haciendo todo con mucho mimo, energía y fuerza, y eso se nota en los guiones. Hay además programas que acompañan y tutorizan los proyectos, cuya huella se nota también. Para mí estos descubrimientos son una suerte porque encuentras cosas preciosas.